Ciudad de oportunidades perdidas
“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes la oportunidad” Víctor Hugo.
Tal vez haya sido en años, la reunión del 16 de octubre del año pasado la de mayor importancia, en cuanto a una decisión política emanada del Concejo Deliberante que trascendió con creces lo que habitualmente trata ese cuerpo. Con un holgado aval se autorizaba al Departamento Ejecutivo a vender el edificio del ex complejo casino y las tierras lindantes, las dos playas de estacionamiento de vehículos.
Lo aprobado en el recinto constituyó la vital herramienta, que cerraba un ciclo demasiado prolongado de obtusas posiciones y abría la puerta para una de esas realizaciones, pilar para la “Nueva Necochea”.
El Ejecutivo dispuso que la tasación estuviera a cargo de una comisión de profesionales de los centros de la Ingeniería y de Martilleros que tuvieron en cuenta diversos aspectos para llegar al supuesto y estimado valor de mercado. La cifra para el llamado a licitación de la venta quedó consensuada en 9.000.000 de dólares, un monto considerable para cualquier futuro inversor tanto en Necochea como en Miami.
Entusiasmado el intendente Rojas y su equipo prepararon un pliego de bases y condiciones como para quedar bien con Dios y con el diablo, sabiendo que el tema es sensible para un grupo de personas nostálgicas y defensoras de lo que consideran patrimonio histórico. Enredado en esa tela araña de pensamientos el pliego hace reserva de la titularidad del auditórium para la Municipalidad, teniendo previsto su restauración luego del incendio de julio, con el dinero que se obtendría del resto de la venta. Además contemplaba que ciertos pagos del total, se materializaran en obra pública.
Sobre este último punto los llamados empresarios locales, que se pueden contar con los dedos de una mano, habrían estado interesados en un tipo de fidecomiso o UTE con un inversor mayor, integrando capital con la parte de obra que contemplaba el pliego. Todo esto estaba conversado de antemano entre el Municipio y los interesados. Cada uno manifestaba en voz baja sus pretensiones en el caso de seguir avanzando, cosa que no ocurrió. Días antes de la apertura de ofertas, una sola empresa había adquirido el pliego de bases y condiciones en $ 200.000, valor fijado para su compra. El 9 de diciembre en el salón de actos se procedió a la apertura de la única carpeta interesada en la compra, la firma “Casinos Victoria S.A.” que aceptaba pagar por el edificio, tierras y el viejo balneario que fuera del Automóvil Club Argentino. los nueve millones de dólares y fracción.
En ese acto del gerente general de «Casinos Víctoria», Leonardo Cataneo, afirmaba entre otros conceptos » una muy buena oportunidad con un desarrollo que va más allá del casino, con proyecto inmobiliario de grandes expectativas de desarrollo en Necochea y está en manos de la mesa técnica para evaluar nuestra presentación, soy vecino de Mar del Plata, conozco la zona atlántica, hemos ganado hace un año la licitación del Casino Central de Mar del Plata, habiendo recuperando el esplendor que tenía el histórico edificio, nos hablaron de otro lugar con historia como el ex complejo casino, y aquí estamos», sentenció.
Inmediatamente se producía la evaluación de la mesa técnica-económica y luego el llamado a una conferencia de prensa para las 18, donde el intendente Arturo Rojas, brillo por su ausencia. Ante la sorpresa de los convocados el secretario Legal y Técnico, Ernesto Povilaitis, y el titular de Obras y Servicios Públicos, Ricardo Carreras, comunicaban que se rechaza la única oferta presentada, aduciendo que la empresa pretendía obtener el título de propiedad antes de lo previsto, condicionando lo determinado en el pliego de bases y condiciones. Por tal razón, se determinaba volver a llamar a licitación con las mismas condiciones aprobadas en su oportunidad.
La empresa se había comprometido a pagar un total de nueve millones cincuenta y ocho mil dólares seiscientos cuarenta y tres dólares (cifra cercana a los mil millones de pesos), siendo la primera entrega de 1.800.000 del billete verde y el abono de cuatro cuotas más de pago con dinero líquido, contante y sonante y la realización de obras, el proyecto incluía además la reconstrucción también del ex balneario ACA
De la euforia a la depresión
No está preciso qué pasó entre la apertura del sobre y el anuncio del rechazo porque cuando de negociación se trata, siempre hay instancias que se pueden superar. Sólo se aduce que “Casinos Victoria” introdujo una clausula pretendiendo el traspaso del dominio cuando en realidad sólo quería que se le asegurase a futuro la titularidad del bien adquirido, compromiso que el Municipio no pudo firmar porque el predio en sí, no estaba a su nombre, trámite que quedó inconcluso cuando sí, en el año 1994, pasó a nombre de la Municipalidad la totalidad del parque Miguel Lillo.
Va de suyo que el inversor tampoco buscó otra alternativa porque en realidad su interés en la inversión está acompañada en la explotación del juego, cosa que hasta ese momento no lo tenía asegurado por parte de las autoridades provinciales del área.
Negocios son negocios y el dinero no tiene nombre, pero si dueño venga de donde venga, de empresarios locales o foráneos da igual cuando se quiere llevar adelante un proyecto, y en tal sentido no se puede mezclar la nostalgia en una operación de semejante magnitud que además, al decir de otros operadores del mercado inmobiliario el edificio fue sobre valuado en un ciento por ciento.
En esa misma reunión, ante el periodismo, se anticipó un nuevo llamado a licitación con las mismas bases y condiciones. Cosa que, hasta ahora no se ha llevado a cabo.
Primer gran error
Con los antecedentes que se conocen sobre la intención de la venta del ex complejo igual se armó un pliego de bases y condiciones encorsetado, amañado a cuestiones políticas y decisiones pusilánimes, como dejar en manos de la Municipalidad el auditórium y lo que es peor el desconocimiento de la normativa vigente para el uso del suelo en el sector. Condicionando que debía hacer con lo suyo el nuevo propietario. Hay quienes sostienen, por conocimiento de la realidad del mercado inmobiliario local, que la venta debió haber sido por parcelas quedando el edificio a merced de la voluntad del comprador.
En cuanto al auditórium, compromiso que asume Rojas de reconstruirlo, ya se ha pagado por la seguradora del Banco de la Provincia, 25.000.000 de pesos de los cuales todavía no se ha dicho nada, ni miras de que se haga algo por el momento, resultando un capricho pretender seguir manteniendo esa sala en poder de la Municipalidad.
El plan B
De fracasar el segundo llamado, el Ejecutivo debería lograr una nueva aprobación del Concejo para modificar las condiciones del pliego y rebajar un 30 por ciento la base de la venta.
Se ha perdido una hermosa oportunidad al no tratar de renegociar, en su momento, con “Casinos Victoria S.A” teniendo en cuenta que los empresarios locales también han replanteado su participación en el negocio.
Nació con un pecado original la pretendida venta, la imposibilidad inmediata de transferir el dominio al comprador, sobre valuación del precio del bien y condiciones tan particulares que espantan a cualquier inversor.