“Después de 25 años de docencia en yoga, el balance me emociona”
María Ethel Wolffratt. El profesora de Yoga, se continúa capacitando y genera entusiasmo a sus alumnos
Por María Cecilia Gotta
Redacción
“Después de 25 años de docencia en yoga, el balance me emociona, porque es un aprendizaje constante y mutuo. Todo va cambiando y no es la misma manera que daba yoga ahora que a mis comienzos. A lo largo de los años incorporé a las clases de yoga otras cosas que estudiaba y me formaba”, manifestó María Ethel Wolffratt, quien ejerce como profesora de yoga.
El yoga le ha dado muchas satisfacciones, ha visto el cambio en sus alumnos, maneras de ver la vida. “Es un aprendizaje constante”, dijo.
Siendo joven, Marité soñaba con estudiar Bellas Artes, pero al no tener la posibilidad de irse a estudiar, se inclinó por Magisterio y un día su profesora de Plástica le dijo “vos tenes que estudiar Bellas Artes” y finalmente dejó la carrera, aunque aseguró que las materias de Psicología y Piscicopedagogia le sirvieron luego para su vida, para la crianza de sus hijos, en la familia, y otros aspectos de la vida.
Siendo muy joven, con 21 años se casó, formó su familia y fue madre, enseguida. “Tengo tres hijos, en el intermedio perdí uno y son abuela de seis nietos”, remarcó.
Mientras se dedicaba de lleno a la atención y crianza de sus hijos y el padre de sus hijos trabajaba en el campo, se encontraba estresada y la mamá de un compañero de su hijo la invitó a una clase de yoga.
“Me propuso tomar una clase, yo jamás en mi vida hubiese tenido la idea de hacer yoga y una vez que fui, no deje más. Al principio iba una vez por semana, luego, al año siguiente dos veces y a los dos años, la profesora nos preguntó si queríamos hacer el profesorado a otra compañera y a mí”, recordó.
En aquella época eran muy pocas las profesoras, pero eran muy reconocidas: Cristina Sarratea, Teresa Santiago, Ana Paz y Jorge Álvarez.
“Los profesores venían desde Córdoba a darnos las clases y era una movida importante, se armó un grupo muy lindo, que se llamaba UNY, Unión Necochense de Yoga”, detalló.
Marité se dedicó a dar clases y observar, teniendo en cuenta que la gente concurre a las clases con patologías diversas. Hace unos años, el vínculo que generó con la profesora Marisa Liarte, que enseña BioYoga, Marisa tomó en cuenta que lo que uno aprende y lo vuelca a la clase “sirve totalmente y es una satisfacción total”.
Al mismo tiempo explicó “si pensamos de una forma y actuamos de otra, no nos hace bien y nos enfermamos. Vivimos en una cultura que eso es difícil de entender y llevarlo a lo cotidiano, al día a día”.
Además mencionó que la gente dice una cosa, el cuerpo muestra otra y normalmente la emoción calla. “Siempre estoy atenta a cómo llega el alumno. Una vez hice un compromiso, es de ayudar, y todo lo que aprendo lo llevo a las clases para que la persona se lleve algo para lo cotidiano y no se quede solo en la clase, es decir, no se basa tanto en que salgan las posturas divinas y perfectas sino que ellos salgan felices, sonriendo”, remarcó.
Capacitación
Marité siempre se siguió formando y recordó a otro maestro que le dijo “todos somos maestros y aprendemos de todos los que vienen a las clases y es totalmente cierto. Tuve alumnos de 92 años y distintas generaciones de una misma familia”, dijo.
Han concurrido abuelas, madres, nietas, y otras de las cosas hermosas que le ha brindado el yoga es que alumnas suyas estudien el profesorado de yoga.
En este sentido, manifestó “eso es muy gratificante, el amor por lo que uno hace se contagia y de esta forma nos hemos ido acompañando mutuamente en este camino”.
Actualmente, está cumpliendo una de sus metas que tenía pendiente en el yoga, que era enseñar yoga en el agua. “Era un proyecto que tenía desde el año 2000 y lo pude concretar recientemente. Estoy muy feliz”, finalizó.
RETRATO
Disfrute del yoga y los nietos
Marité nació en Necochea, estudió el nivel primario en el Instituto Humboldt y el nivel secundario en el Colegio Comercial. El yoga también la permitió vincularse de otro modo con sus nietos, y es algo que disfruta profundamente.
“Una de mis nueras hizo yoga para embarazadas y yo veía como se movía mi nieta en la panza al momento de hacer yoga. Es una energía muy linda la que se trasmite”, manifestó.
En el caso de sus hijos, ninguno hizo yoga, pero su hija mayor y su hijo menor son reikistas.
En sus ratos libres, aprovecha a realizar una actividad que le gusta mucho, bailar ritmos, siendo un momento dedicado a ella.///