Final de ciclo sin transición y una sociedad expectante
«Se mide la inteligencia
del individuo, por la
cantidad de incertidumbre
que es capaz de soportar».
Immanuel Kant
Necochea se apresta al final del mandato de Facundo López y el advenimiento del próximo intendente luego de una foto que, supuestamente, marcaría una transición consensuada y que no ha sido tal. Al menos hasta el al presente y seriamente podríamos decir que parece metida en un freezer, como si solo se tratara un juego de naipe cortar y dar de nuevo.
Nunca es fácil el traspaso de un gobierno a otro, a veces hasta complicado dentro de un mismo partido o coalición, como en este caso, donde el embrión ideológico de los dos principales actores es el peronismo, solamente cambió circunstancialmente el nombre de los frentes electorales que, conllevó a una campaña que tuvo expresiones de deseos más que propuestas y dejó cicatrices agrietadas que solamente el tiempo podría ir cerrando. En política nunca se sabe ya que, el que ayer fue una adversario o enemigo acérrimo mañana puede ser compañero de fórmula.
El tiempo transcurrido desde la elección del 27 de octubre parece una eternidad, teniendo en cuenta el estado de anomia en que ha caído la gestión municipal. Donde los fondos del erario han desaparecido por arte de magia y la ciudad ha sido “dejada a la buena de Dios”.
Ya es historia y ha perdido total importancia, siendo sólo una anécdota, la única transición Facundo López-Arturo Rojas duró menos de diez minutos, fue el 4 de noviembre, cuando el intendente electo con un grupo numeroso de concejales estuvo en el despacho municipal, en un frío encuentro, demasiado corto, falta de profundización y, desde ahí ausencia de diálogo entre quien asume el 10 de diciembre y la gestión 2015/2019.
El mejor camino para solucionar problemas y corregir errores es el diálogo, es el arte de una sociedad en democracia. Esto, hasta el momento no ha existido en Necochea y todo hace inferir que, luego de una campaña como la que pasó, donde hubo dimes y diretes.
Más allá de esto, estamos en el final de un ciclo, con una transición sin realizarse y una incertidumbre que preocupa a la comunidad, sabiendo que el “mesías” no habrá de llegar.
De la cúspide al llano
De aquel alegre y festivo diciembre de 2015, cuatro años más tarde es “vox populi” que la ciudad no está bien por donde se la mire, los últimos meses son un polvorín de desencuentros entre oficialismo y oposición con roles que se cambiarán en pocos días. Empleados estatales en continuo pie de guerra y un Concejo extraviado con pasajes de anarquía, como si aquí no pasara nada.
El funcionamiento de las áreas obras públicas, corralón, desarrollo humano, economía, las delegaciones, especialmente Quequén, por dar ejemplos, no pueden ser fruto de improvisaciones o mirar sobre la marcha, se debe tener encuentros, no importa quien llame a quien, hora o lugar, la situación amerita celeridad porque el enfermo está grave.
Si los números manejan el mundo y la víscera más sensible es el bolsillo, no puede ser que los designados por el Intendente y los que tendrá que nominar quien asuma no puedan ponerse de acuerdo, para ver la situación en forma concreta, aunque entendemos que el movimiento se demuestra andando y el 11 de diciembre se destapará “la caja de Pandora”.
No se recuerda desde 1983 un desquicio similar al momento de una transición. Precisamente en circunstancias tan delicadas, cuando más se necesita del diálogo este brilla por su ausencia.
La ciudad en un momento de alta complejidad
Uno de los “Siete pecados capitales” es la soberbia se define como un deseo incontrolable de intentar ser o mostrarse siempre mejor que los demás. Es decir, creerse superior de forma física e intelectual que el resto de personas. Un pecado que resulta de la sobrevaloración del yo personal. Una cuota de humildad ayudaría en estas horas cruciales.
No tenemos un «ciudadometro» para establecer cuál ha sido el momento más complicado del distrito, si es fácil de percibir que el panorama es harto complicado, un estado del servicio de salud pública carente de recursos, asistida por la solidaridad de la gente que generosamente acerca, polenta y fideos, pero esto no alcanza ni corresponde que se haga. Nunca antes se había visto esta emergencia sanitaria.
Continuos paros, donde se mezclan muchos factores, lo justo que significa cobrar el salario en tiempo y forma, con quienes avanzan rompiendo el diálogo. Otros que dejan de asistir a su trabajo no sólo por seguir la verticalidad del Sindicato de Municipales sino por cierto temor que siempre producen estos hechos. De ninguna manera se puede quitar la responsabilidad del Departamento Ejecutivo, no sólo en el hecho de los pagos fuera de término y en cuotas sino que, desde el inicio de la gestión actual nunca hubo ese diálogo, que sí ocurrió en otras administraciones, que también tuvieron paros de actividades y cobros por fuera de las fecha en el almanaque. Varios intendentes tienen su corto circuito con el Sindicato, es fácil repasar los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires para darnos cuenta que en algún momento se producen diferencias, aquí no hubo diálogo franco, la cuerda se tensó en demasía y terminó rompiéndose.
El paso de los días acrecentó la diáspora, y en el medio crecieron otros intentos que luego no tuvieron éxito, como forma de debilitamiento del sindicato, con el paso del tiempo no se encontraron interlocutores válidos de un lado u otro que pudiesen haber acercado posiciones.
El tema reclamo pago de salarios no se detendrá por un cambio de gobierno, con la comprensión que seguramente se tiene con escoba nueva que llega y sabedores de las dificultades, pero, el sindicato tiene la vara alta en sus reclamos, esto equivale decir que cuando las bases avanzan es muy difícil para la conducción hacer entender a sus afiliados los problemas que llegan al primer piso del edificio de la calle 56. Comienza diciembre, es un camino lleno de dificultades, y si no se cumplen los acuerdos la cuerda seguirá tensa.
El próximo mes el nuevo gobierno de Arturo Rojas deberá afrontar pagos millonarios, entre sueldos, aguinaldos y reclamos de horas extras atrasadas y arancelamientos en la salud, más todo lo que trae consigo la temporada veraniega donde se incrementa personal, digamos un cóctel no explosivo para no echar leña al fuego pero, que Rojas tiene una lapicera con poca tinta lo afirmamos.
Solía repetir Albert Einstein «no podemos resolver los problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos», esto va para muchos en la historia política del pago chico, tenemos que cambiar diferentes ángulos, porque si no estaremos con los mismos inconvenientes en una historia repetida.
Arturo Rojas mantuvo encuentros en Capital Federal, está terminando de delinear su equipo algunos nombres adelantó en exclusiva Ecos Diarios en su edición del jueves pasado. No quedar alejada la gestión de la Nación y de la Provincia, olvidando no pertenecer al mismo frente sino porque gobernar es precisamente gestionar, mientras se observa con cautela los pasos del gremio de la Uatre, intrínsecamente ligado al nuevo intendente y los cambios producidos en las últimas elecciones hacen mover fichas, de allí mirar con detenimiento el devenir para los próximos meses. La prioridad es el distrito de Necochea. Cuando las prioridades están claras las decisiones se simplifican.
No sabemos si será un 2020 para «sangre, sudor y lágrimas», pero a no dudarlo que no será fácil, por eso se hace imprescindible mantener diálogo, cuando las soluciones no se encuentran individualmente recurrir al conjunto, escuchar y hacerse escuchar, y tomarse un respiro en un año sin elecciones para elevarnos todos por sobre las diferencias circunstanciales y fundamentalmente colocar en las piezas del Departamento Ejecutivo a hombres y mujeres con capacidad, dejando de lado el amiguismo y la bolsa de trabajo.