Mató a su ex pareja, disparó a policías y se atrinchero en su casa
En el barrio Los Tilos 3. La víctima es Natalia Bandiera. Después de cuatro horas se entregó Guillermo Farías, el homicida. Armado, dialogó con agentes en la vereda.
El domingo transcurría como cualquier otro, manso, con una temperatura cálida y la lluvia que se hacía esperar, hasta que los ruidos transformaron la calma del Barrio los Tilos 3, en incertidumbre, primero y en sorpresa después, ante las noticias que corrían de boca en boca.
A las 16.05 se escucharon los primeros disparos, con los cuales Guillermo Farías asesinó a Natalia Bandiera en su casa de calle 100 entre 87 Bis y 89.
Después de eso, la paz de un domingo de noviembre despareció, el ambiente se modificó y caras extrañas comenzaron a verse por el, hasta hace poco, tranquilo barrio.
Unos minutos después arribaron los primeros móviles, los cuales fueron recibidos por una balacera por parte de Farías. Vaya bienvenida.
A partir de ahí, incertidumbre y negociación.
Farías, armado se atrincheró en la vivienda y sólo por sus dichos se pudo saber que había asesinado a su esposa.
Los vecinos querían saber pero poco se sabía. Nadie podía contar, es más los vecinos de la cuadra no podían salir de su casa. Eso lo hacían saber por redes sociales y preguntaban qué pasaba.
Encima cada vez llagaban más móviles, el transito se interrumpía y un montón de agentes armados, caminaban por las veredas, donde hacía unos minutos los niños del barrios jugaban.
De repente, después de las 17 comenzó un dialogo entre policías, el fiscal y Farías, quien seguía en el interior de la casa. No se sabía si estaba sólo o si alguno de los hijos de la víctima estaba ahí o si una niña había escapado.
La Policía rodeo la casa y alejó, con un perímetro, a vecinos inquietos y periodistas habidos de información.
Salvo gritos y diálogos esporádico, poco sucedía, hasta que alrededor de las 18.30, Farías, con el torso desnudo, que mostraba sus llamativos tatuajes, y un revolver, que brillaba en su mano derecha, decidió salir a la vereda y mirar a los ojos a los Policías y a los agentes judiciales que le pedían que deponga su actitud.
Idas y venidas que tenían en vilo al barrio, a los vecinos y a quienes se habían acercado. Las dudas eran muchas.¿ Por qué no actuaban?, ¿se esperaba la llegada del Grupo Halcón?, ¿la justicia habilitaba el accionar Policial?.
Aquellos que viven en el lugar contaban de todo. Qué estaban separados, qué habían discutido hace poco en la esquina de 98 y 87, qué la violencia en esta pareja era algo cotidiano, Qué él ya no vivía en la casa, qué le pegaba, entre otros chismes.
Eran muchas preguntas para el poco movimiento que se veía a lo lejos, dado que los efectivos no dejaban acercarse a nadie, es más estaban atentos a la presencia de periodistas y constantemente le pedían que se resguarden detrás de móviles, paredones o en casas.
A las 19.30 se movió la ambulancia del lugar y se pudo ver al fiscal José Cipolleti con el chaleco antibalas puesto. La Policía cada vez estaba más cerca de Farías y el dialogo ya era una conversación. Pero la situación tensa continuaba.
El tiempo era el aliado para que Farías, reflexione, se entregue y ponga fin a esta tarde distinta, pero trágica.
Y así ocurrió, a las 20.10, alrededor de cuatro horas después que asesinó a la que hasta hace poco era su pareja, Farías aceptó los consejos de policías e integrantes de la Justicia y se entregó. Para ponerle fin a esta infausta tarde.
Las crónicas dirán que ocurrió un nuevo femicidio en el Barrio los Tilos 3. Pero paso mucho más.