La economía global sigue bajo amenaza
La política monetaria, con tasas bajas o aun negativas según los países, difícilmente pueda sostenerse mucho tiempo más
Por Juan José Llach (*)
Pese a no haber sido brillante, la reactivación de la economía mundial desde la Gran Crisis del 2008 puede estar cerca de su final y las herramientas de política macroeconómica disponibles pueden estarse agotando. La política fiscal expansiva está tocando límites y la política monetaria, con tasas bajas o aun negativas según los países, difícilmente pueda sostenerse mucho tiempo más.
La fragilidad financiera está nuevamente en límites peligrosos, con valuaciones extravagantes de muchos activos, en especial en los Estados Unidos, y crecientes riesgos crediticios. Citábamos el mes pasado la declaración del FMI señalando que la deuda global ya alcanzó el valor record de 230% del PIB mundial.
A todo lo dicho se suma la creciente probabilidad de un juicio político al presidente Trump (impeachment) que podría, eventualmente, llevar a su destitución. En positivo, es probable que para el próximo día 15 se alcance la primera fase del acuerdo comercial entre China y los Estados Unidos, evitando así alzas adicionales de los aranceles de importación recíprocos.
Es posible que las motivaciones acuerdistas de ambos países estén en aumento. En el caso de China, hay signos de que su estrés financiero -básicamente, por excesivos endeudamientos públicos (empresas y gobiernos sub-nacionales) y privados- puede acentuar la intervención gubernamental.
Mientras tanto, la superficie de la economía norteamericana se muestra saludable. El PIB del tercer trimestre creció 2,1% (segunda estimación, 0,1% mayor que la primera), el desempleo bajó de 3,6% a 3,5% y la creación de empleos en noviembre fue la mayor en diez meses, llegando a 266000 en total, 254.000 de ellos en el sector privado. La luz tibiamente amarilla está dada por el aumento registrado de los costos laborales unitarios, después de un prolongado letargo.
Con poco margen para hacer otra cosa, el miércoles 11 pasado la Reserva Federal de Estados Unidos no modificó sus tasas de interés. En este marco, el FMI sigue subrayando el riesgo de una desaceleración sincronizada. Hay que subrayar que América Latina es la peor región, tanto por su bajo crecimiento como por la caída de sus proyecciones. Y hay que destacar que el Africa Subsaharina está creciendo el doble que LATAM en los últimos años.
Desde la asunción del presidente Trump, hace tres años, afirmamos que su política económica no necesariamente iba a acarrear una masiva mudanza de capitales desde los países emergentes hacia los grandes centros, conllevando una valorización del dólar y una caída de las commodities.
Tanto éstas como el dólar están en valores análogos a los de hace tres años. Algunas materias primas agropecuarias, como la soja, son las menos favorecidas, por la tenaza del aumento de la producción y la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En fin, el riesgo de los países emergentes (EMBI) ha disminuido y las bolsas han subido en casi todo el mundo, con las excepciones de China y México, por sus conflictos comerciales con Estados Unidos.
Como dijimos en el editorial de noviembre, por primera vez desde Perón en 1952, un presidente peronista, Alberto Fernández, asume con viento en contra. Salvo un intenso cambio de suerte, que no se avizora, estaremos frente a una realidad nueva, que hará imprescindible, para salir adelante, los acuerdos políticos y socioeconómicos. Ojalá que la dirigencia y la ciudadanía argentinas estén a la altura de este inédito desafío.
* Ex secretario de Programación Económica. Catedrático del IAE Business School de la Universidad Austral.