La salud en un momento de transición
En momentos en que el sistema público de salud atraviesa un grave conflicto, se produce el definitivo adiós de un establecimiento emblemático: la Clínica Regional
Mientras todas las expectativas estaban puestas en una rápida resolución del conflicto que atraviesa por estos días el sistema público de salud en nuestra ciudad, casi pasa desapercibida la publicación de un extenso aviso clasificado en el que el Juzgado de 1ª Instancia en lo Civil y Comercial Nº2 anunciaba el remate de una extensísima lista de muebles, instrumental y otros elementos que pertenecían a la Clínica Regional.
Con el cierre definitivo de esta clínica, Necochea pierde a uno de sus principales servicios de internación y en el ámbito privado sólo queda la Clínica Cruz Azul, lo que parece sobrecargar aún más el sistema público.
En el siglo pasado la ciudad llegó a tener varios servicios privados de importante envergadura, como el Sanatorio Necochea y la Clínica Privada Atlántica.
Con el cierre de la Regional, ahora la ciudad solo cuenta con la ya citada Cruz Azul, el Hospital Municipal “Emilio Ferreyra” y el Hospital Irurzun como centros de internación, a pesar de que la población parece haberse duplicado respecto a la que contaba el distrito a mitad del siglo pasado.
En tanto, los servicios privados parecen haberse concentrado en la prestación de una cada vez más amplia gana de especialidades en consultorios privados, incluso con la incorporación de alta tecnología.
Con el conflicto que atraviesa en estos días la salud pública en la ciudad, queda al descubierto el déficit del sector privado, en especial en lo referido a internación, cirugía, pediatría, neonatología, maternidad y otras áreas.
La clínica más antigua
El remate del mobiliario de la Clínica Regional se produce luego de años de lucha para mantener a flote uno de los establecimientos de salud de mayor trayectoria de la historia local.
La clínica había sido fundada el 2 de agosto de 1935 por los médicos Eleazar P. Seiler y José B. F. Campoamor con la intención de brindar servicios de salud a toda la comunidad de Necochea.
Estos dos facultativos integraban una sociedad junto a los profesionales Elizari Zabalza y Bernardo Leiva.
En 1939 el sanatorio se trasladó a la esquina de calle 53 y 66, donde funcionó durante décadas.
Ese edificio fue fundado varios años antes que los del Hospital Municipal “Dr. Emilio Ferreyra”, que abrió sus puertas en 1943, y del Irurzun, inaugurado en 1947.
Incluso fue anterior a los del citado Sanatorio Necochea, que se fundó en 1939, y de la Atlántica, que comenzó a funcionar en 1962.
Cabe destacar que la Cruz Azul comenzó a funcionar en 1968 en la calle 66 y se trasladó en 1981 a su actual emplazamiento.
La Regional contaba en sus inicios con un sistema de afiliación de socios, que tenían derecho a asistencia gratuita en los consultorios de clínica médica y especialidades y a domicilio dentro de la planta urbana de Necochea.
En los primeros 20 años de la clínica, allí desarrollaron actividades alrededor de 60 médicos, cubriendo una amplia gama de especialidades y fue la institución fue dirigida por Eleazar Raúl Seiler, hijo del fundador.
En enero de 1955 el establecimiento fue convertido en policlínico y a partir del 7 de febrero de 1987 contó con servicio de terapia intensiva, mientras que el 8 de octubre de 1999 comenzó a funcionar el Centro Materno Infantil (Cemin).
Una grave pérdida
La nombrada inauguración de la terapia intensiva en1987 fue de gran importancia para la salud en nuestro distrito.
Tras la inauguración, los servicios de terapia intensiva, nefrología y hemodiálisis quedaron a cargo de los doctores Daniel Braña, Miguel A. Landa, Julio M. Municoy y José Luis Do Pico, siendo consultor el doctor Francisco Maglio y supervisor Julio A. Zecca.
La sala de terapia tenía capacidad para la atención de seis pacientes, pero ya en ese momento se pensaba incorporar más camas.
Durante la ceremonia inaugural el entonces director de la clínica, Benito V. Castro, manifestaba: “Ahora nuestros planes se dirigirán a la ampliación de la capacidad de las salas de internación”.
Poco más de una década más tarde, la clínica volvió a dar un importante impulso a la salud, cuando inauguró su Centro Materno Infantil.
Luego de cuatro meses de trabajo en el edificio, se habilitaron las nuevas instalaciones que incluían una sala de terapia intensiva neonatal, de pediatría, de parto y habitaciones individuales.
El servicio permanecía abierto las 24 horas y en su primer año de funcionamiento los profesionales atendieron 9.000 consultas en las guardias pediátricas, 477 partos, 53 internaciones en terapia intensiva neonatal y 142 en la sala de pediatría.
Una larga crisis
En 2005 comenzó una larga crisis que golpeó a las dos clínicas del centro de la ciudad, tanto la Regional como la Cruz Azul. A partir de allí continuó una desgastante situación que en el caso de la Regional llegó a su punto crítico en 2008, cuando se produjo el cierre, luego la reapertura y a partir de allí la historia comenzó a complicarse cada vez más hasta la quiebra de la empresa.
Con el remate de los 552 lotes de mobiliario, instrumental y tecnología de la clínica, no sólo termina una parte de la historia de la medicina local, sino que se produce un importante vacío en el ámbito de la salud privada en nuestra ciudad.
Hace 40 años, una historia parecida
Por estos días la Clínica Regional pasó a formar parte de la historia de la ciudad y con la liquidación de todo su mobiliario, los más vecinos más viejos comienzan a recordar otras antiguas instituciones sanitarias que también tuvieron un triste final.
El abandonado edificio de la Clínica Atlántica en la calle 77, es uno de esos casos. El otro, y tal vez más emblemático, es el del primer hospital de la ciudad, el Díaz Vélez, que fue demolido tras décadas de abandono.
“Libros desparramados por los pisos, pedazos de cimientos, restos de un pasado labrado en dolor y comprensión humana, ya poco y nada queda de aquello que fue fuente de salvación para muchos enfermos”.
El texto era parte de un artículo publicado el miércoles 26 de diciembre de 1979 en Ecos Diarios y hacía referencia a la demolición del viejo hospital, que en esos días aún permanecía de pie en la intersección de la avenida 42 y Jesuita Cardiel, frente a la Escuela Industrial.
“Este pedazo ya moribundo de la historia de nuestra ciudad ha sido condenado a la desaparición por el paso inexorable del tiempo, que lo ha llevado a una situación permanente de posible derrumbe, razón por la cual la Municipalidad de Necochea ha comenzado días atrás su demolición”, añadía el artículo.
Hasta principios de agosto de 1979 había funcionado en el viejo edificio del Hospital Díaz Vélez la Escuela Diferenciada Nº 502.
El edificio, que cayó bajo la piqueta a fines de 1979, hace 40 años, había sido el primer hospital de nuestra ciudad y también uno de los más importantes de la región a principios del siglo XX.