Más allá de las cámaras
El tema del control de la seguridad y las ramificaciones que se producen cuando las cosas no están de todo bien, como ocurre desde hace años en Necochea, no ha logrado ser enderezado en las últimas administraciones del municipio.
Obviamente que la mayor respuesta debe surgir desde el Estado provincial, primer responsable de la cuestión por tener bajo su órbita a las fuerzas policiales.
En tanto desde la Municipalidad, con más voluntad que éxito, desde el gobierno de Daniel Molina para acá, con cambios de sedes para el centro de monitoreo y compra de cámaras que fueron quedando obsoletas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, se ha tratado de fortificar un sistema de control que en otras ciudades sí ha sido eficiente.
En otra vuelta de tuerca, el actual Ejecutivo ha decidido licitar un servicio de alquiler de cámaras, su instalación en sitios estratégicos de Necochea y Quequén y su mantenimiento. De esa manera entienden que los equipos no quedarán de vez en tanto obsoletos ante el avance de la tecnología.
En una primera etapa se pretende instalar entre 150 y 200 cámaras de seguridad antes de fines de este año. Un plan que antes debe ser aprobado en el Concejo Deliberante y que promete fuertes intercambios entre oficialismo y oposición.
Más allá del tema de las cámaras, hay otras cuestiones en las que Provincia no ha dado respuestas. Entre esas promesas pendientes, aparece la varias veces anunciada construcción de la alcaidía, para descongestionar los abarrotados calabozos de las comisarías.
Pero fuera de ello en los últimos años han sido contados con los dedos de una mano los móviles que el Estado bonaerense ha remitido al distrito, pese a los constantes pedidos de los intendentes. Y mucho menos de efectivos, recortándose año a año los que vienen en el marco del operativo Verano.
Días atrás, como una forma de paliar el déficit de vehículos para la Policía, se trajeron a la ciudad nueve camionetas usadas, que ya cumplieron funciones en el “caliente” distrito de La Matanza.
Fácil es deducir que tales móviles seguramente están lejos de sus mejores condiciones, casi en desuso, por lo que ponerlos en condiciones significará una inversión alta para el municipio. No obstante si se la trajo es porque no hay muchas esperanzas que el ministro de Seguridad Sergio Berni vaya a cumplir con sus recientes promesas ene se sentido. Y mientras tanto tener rodando aunque sea vehículos usados es un paliativo a las carencias en ese sentido.
Estos faltantes se corresponden con una fuerza policial que siembra dudas y no deja conforme a los ciudadanos, que la ven actuar. Pocos móviles y efectivos de a pie circulando; policías excedidos de peso; distraídos con sus celulares personales o durmiendo en los móviles cuando deberían estar vigilando atentamente, muestran una notable falta de profesionalidad y preparación. No más que otro aspecto de la decadencia de una sociedad que los gobernantes no pueden o saben cambiar.///