Omnibus, ¿un servicio inviable?
Por estos días los habituales usuarios de los ómnibus urbanos padecen la falta del servicio, si bien se trata a un conflicto más entre empresa y empleados, las consecuencias se agravan si se tiene en cuenta que se trata de un servicio público, en el cual el propio Estado municipal tiene un rol decisivo: tanto porque la actividad está concesionada, como por el hecho de que las tarifas de los boletos deben ser aprobadas por el Concejo Deliberante.
De acuerdo a lo manifestado por las dos empresas que tienen a su cargo el servicio acusan desde hace tiempo un fuerte descenso de sus ingresos, al no contar con un precio de boleto que les alcance para abonar salarios, mantener y modernizar la flota de vehículos; y hasta adquirir combustible.
En medio, en una de las cuestiones que empezaron como una medida temporaria pero que se quedó en el tiempo y hoy no es más que un tubo de oxígeno para la subsistencia de las empresas, el Estado nacional y provincial apalancan con subsidios a los privados, no solo en Necochea sino en todo el país. Algo más que discutible y que junto a la infinidad de prebendas potenciadas por los gobiernos kirchneristas, están llevando a la Argentina al borde del precipicio económico.
La pandemia y la interminable cuarentena decretada por el gobierno encabezado por Alberto Fernández, con todos “guardados” en nuestros hogares, significaron un duro golpe para las empresas que prestan el servicio de ómnibus. De hecho dan cuenta que aún vuelta la actividad nuca pudieron repuntar el declive de más del 50% en la cantidad de pasajes expedidos.
El boleto plano en Necochea hoy tiene un costo de $35, uno de los más bajos de la región. De allí que los concesionarios del servicio demanden al Concejo Deliberante un “urgente” incremento en el costo del pasaje, ya que sostienen estar “trabajando a pérdida”. De hecho en los últimos días formularon un pedido de subas escalonadas, que llevaría el precio a $150 en junio del año que viene.
La solicitud parece desmedida si se tiene en cuenta el soporte económico de quienes hacen uso de los micros urbanos. Pero en la galopante inflación que observa desde hace tiempo, tal vez el pedido empresarial se base en la realidad económica financiera de ésta.
Desde ese sector se apunta que los concejales no toman con seriedad la cuestión y hasta exigen que éstos y el Ejecutivo expresen con claridad si quieren que siga el servicio de micros o no.
En el panorama vinculado a la actividad también hay que tener en cuenta otros aspectos. Por caso la calidad del servicio, donde asiduamente se observan críticas a la suciedad de los colectivos, al incumplimiento de las frecuencias previstas y no acatamiento de las ordenanzas que exigen la colocación en las unidades de rampas para que puedan subir y bajar personas con discapacidades físicas.
Todo lo expuesto plantea claramente la duda si a esta altura el servicio de micros en Necochea es inviable en cuanto a su continuidad. Algo que se debe analizar seriamente. No se imagina una ciudad, como la nuestra, sin ómnibus urbanos.