Sensaciones que dejó el Censo
A pesar de que recién el próximo martes será el cierre formal, al cumplirse el plazo que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) concedió para que los ciudadanos no relevados se sumen a los que sí, el censo 2022 ya es historia para muchos. Más allá que los datos definitivos se conocerán dentro de ocho meses.
En un balance rápido quedan flotando varias sensaciones de lo acontecido el pasado miércoles, según la perspectiva de cada uno: quienes se quedaron esperando ser censados mostraron su enojo en las redes sociales, el canal para hacer catarsis, quejarse y generalmente buscar culpables. Aquellos que si fueron relevados mostraron conformidad, mientras que los que llevaron adelante el censo exhibieron conformidad, más allá de los clásicos inconvenientes de estos eventos masivos.
Sin embargo, como telón de fondo quedó flotando cierto aire de frustración, con varias aristas que delinearon tal sentimiento: por un lado que no alcanzó ni siquiera con haber llegado a la encuesta casa por casa con casi el 50% de la población con el censo cumplimentado en forma digital. Una herramienta que se lanzó con el debido tiempo previo, poniendo todo el esfuerzo del Estado detrás y que recién cobró cuerpo real en la jornada previa al operativo.
También hubo una desazón y enojo de muchos que no pudieron desarrollar su trabajo, principalmente el sector del comercio que inexplicablemente no pudo abrir sus puertas como en censos anteriores, bajo la amenaza de ser multados.
Ese sabor agridulce también se reflejó en quienes esperaron el cumplimiento de las promesas previas de parte del Indec, de que los resultados surgirían la misma noche del Censo, cosa que no ocurrió. Recién en la jornada siguiente el organismo precisó el dato provisorio de que la población argentina está integrada por 47.327.407 habitantes.
Los datos finos de cada provincia y con más sentido las ciudades, aún no salieron a la luz y es probable que recién luego del próximo martes haya novedades al respecto.
En el marco de las observaciones de lo acontecido el pasado miércoles también salieron a la superficie las conductas negativas de varios habitantes, que no cumplieron por ignorancia o desinterés su compromiso personal de responder al obligatorio requerimiento de sus datos individuales o de los grupos familiares que integran.
Más allá que estos comportamientos ratifican la laxitud con la que se efectúan operativos que comprenden a todo el tejido social de la Argentina, justo es decir que la mayor parte de la sociedad se prestó a ser censada.
Tal cumplimiento nos permitirá acercarnos más a las certezas de saber cuántos somos los habitantes de este país, cómo vivimos y qué necesidades tenemos en cuanto a viviendas, educación y otras cuestiones no menos importantes. Y es de esperar que con esos datos los responsables políticos puedan enderezar, aunque sea en parte, un presente y destino que nos inquieta, confunde y frustra como sociedad.///