Un desprolijo retorno
Las casualidades, o causalidades según se lo pueda interpretar, hicieron que la vuelta a las clases presenciales, luego de ausencia por un mes y medio, fuera algo desprolijo y que poco sirvió para calmar las necesidades de quienes están convencidos que si no hay clase en el aula, la educación pierde calidad y consistencia.
Tras la larga permanencia de Necochea en la fase 2 de las restricciones impuestas por el sistema ideado por el Estado nacional y seguido a rajatabla por el gobierno provincial, el ascenso a la etapa 3, que habilita a las clases presenciales, se produjo a solo tres días hábiles del inicio de las vacaciones escolares de invierno.
La noticia si bien alegró a los padres y chicos que han padecido este año y medio de clases virtuales, que obviamente son harto insuficientes por más que los docentes se esfuercen; también pareció molestar a más de uno, que probablemente se haya acostumbrado a la comodidad de no ir a los establecimientos.
Fue así que en alguna escuela se adujo la rotura de calefactores (por cierto tuvieron mucho tiempo sin uso como para que todos estuvieran funcionando sin fallas); y a ellos se sumó el feriado por la festividad de la patrona de Necochea, Santa María de Carmen, que a diferencia de otros años en que solo comprendía a las escuelas católicas, esta vez la inactividad se extendió a todos los establecimientos. Pero sucede que caía viernes, llegaban las vacaciones y no había tiempo que perder, pensando irónicamente.
Vinculado a este feriado hasta creó confusión en Quequén, donde sí hubo clases, pero muchos padres no mandaron a sus hijos creyendo que el descanso también comprendía a los establecimientos de dicha ciudad.
Lo cierto es que el retorno a las clases presenciales solo fue por dos días, en realidad uno teniendo en cuenta el sistema de burbujas, por el cual se separa en grupos al alumnado de cada grado o curso.
Buscando el lado positivo a esta penuria para quienes quieren recibir la educación en el aula, que es como se les debe dar, al menos el regreso sirvió para que por algunas horas los alumnos pudieran encontrarse y compartir con sus compañeros y docentes.
Ahora habrá que esperar al lunes 2 de agosto para que se empiecen a encarrilar las clases presenciales. Eso siempre que no vuelva a complicarse la situación epidemiológica del distrito y volvamos a retroceder de fase.
Un reciente informe de Unicef dio cuenta que desde el inicio del ciclo lectivo de este año, un millón de chicos no ha podido concurrir a la escuela. Fuera de este preocupante dato, las autoridades de Educación siguen sin precisar cuántos alumnos, no poseedores de soportes para tener clases virtuales, han terminado abandonando la escuela en este interminable periodo de restricciones.
Sin dudas estamos ante una deserción alarmante en la que mucho tiene que ver el Gobierno con sus decisiones, en parte apuntaladas y hasta forzadas por gremios docentes a los que pareciera que poco les interesa justamente educar. Así no están haciendo otra cosa que frustrar a miles de chicos e hipotecar el futuro del país.///