Ataque irracional
La violencia no puede seguir siendo parte de nuestra vida. Hay que avanzar en la resolución de conflictos de manera pacífica
En un hecho de violencia extrema, familiares de una estudiante golpearon el pasado miércoles a una profesora de la Escuela Secundaria N° 7, después que desaprobara a la alumna en una materia. Gracias a la ayuda de otros chicos y docentes de la misma institución, pudo salir de la situación, aunque con algunas lesiones y, por supuesto, con la decepción e impotencia por lo ocurrido.
El conmocionante episodio, fruto de una irracionalidad supina generada fundamentalmente por la falta de educación en la que se viene sumergiendo a gran parte de la sociedad con destrato a los valores morales y desconocimiento al mérito, motivó un paro docente masivo, que convocó al sector público y privado, y una fuerte movilización frente a la escuela y una marcha por el centro y la Plaza. La intención fue pedir respuestas a inspectores y a las autoridades provinciales, pero también la idea fue repudiar la violencia porque esto no puede volver a ocurrir.
Si bien es cierto que no sucede todos los días un hecho de estas abominables características en las escuelas, los maestros sí están expuestos todo el tiempo a falta de respeto y malos tratos por parte de ciertos padres intolerantes y , que son quienes deben dar el ejemplo a sus hijos, algo que no siempre sucede. Y esto también es violencia, más allá de que no sea física. En este sentido, se espera una respuesta por parte de quien corresponda, para ver de qué forma se va a seguir de ahora en más para garantizar la seguridad de docentes y estudiantes.
Sin embargo, lo que ocurrió en la Secundaria N° 7 no es un caso aislado porque la violencia se ha vuelto parte de nuestra sociedad en distintos ámbitos. Nuestras formas de relacionarnos muchas veces son violencias, agresivas, confrontativas. Por cualquier nimiedad se arman discusiones que, en más de una ocasión, terminan a los golpes o lastimando emocionalmente a una persona.
En el tránsito, los insultos y las agresiones son cosas de todos los días, pero también los malos tratos que ocurren varias veces en cualquier tipo de oficina o comercio y no solo por parte de los que atienden sino también de los que son atendidos. Ni hablar de lo que sucede en las redes sociales, donde el odio y la agresión al que piensa distinto están a la orden del día.
La discriminación al que es diferente, la incapacidad para escucharnos, el querer tener siempre la razón, desmerecer al que piensa distinto, el desvalorizar al otro, al extremo de no mirarlo siquiera, son también algunas formas de violencia que quizás pasan más desapercibidas, pero están latentes.
La movilización que realizaron los docentes el viernes debe ser entendida no solo como un reclamo sectorial sino fundamentalmente como un llamado de atención a la sociedad toda. La violencia no puede seguir siendo parte de las formas en que nos relacionamos, no puede seguir siendo parte de nuestra vida.
Ojalá podamos asumir un compromiso real, cada uno desde su lugar, para solucionar los conflictos a través del dialogo. Esto tiene que ser un llamado de atención para los dirigentes políticos, autoridades de los diferentes estamentos y también para cada uno de los ciudadanos.
Esperemos que nos podamos comprometer a construir relaciones más pacíficas porque de eso depende nuestro futuro y el de las próximas generaciones.///