14 de mayo: homenaje a los dirigentes que hacen grande al deporte
Hoy se celebra en Argentina el Día del Dirigente Deportivo, en memoria de José Amalfitani, símbolo de compromiso y pasión.
Cada 14 de mayo, Argentina detiene su ritmo deportivo habitual para rendir homenaje a una figura tan esencial como muchas veces invisible: el dirigente deportivo. Esta fecha no es arbitraria ni simbólica al azar. Fue elegida para conmemorar el fallecimiento, en 1969, de José “Pepe” Amalfitani, presidente histórico del Club Atlético Vélez Sarsfield, y uno de los mayores ejemplos de dedicación y amor por el deporte.
Amalfitani no fue un dirigente más. Nacido en Buenos Aires en 1894, se vinculó con Vélez en 1913, en épocas donde el club apenas lograba mantenerse en pie. Su figura se agigantó durante las décadas de 1940 y 1950, cuando debió enfrentar una situación crítica: la institución estaba al borde del remate. En un gesto que aún emociona, hipotecó su casa para saldar las deudas del club. Su gestión no solo evitó la desaparición de Vélez, sino que lo posicionó como uno de los clubes modelo del fútbol argentino.
Durante sus casi tres décadas de presidencia, Vélez ascendió, se fortaleció institucionalmente, amplió su infraestructura y fomentó la práctica deportiva desde las divisiones inferiores hasta disciplinas amateurs. Su legado fue tal que el estadio de Liniers hoy lleva su nombre: Estadio José Amalfitani.
En 1972, tres años después de su muerte, la Asociación del Fútbol Argentino oficializó esta fecha como el Día del Dirigente Deportivo, un reconocimiento a quienes, sin ser protagonistas dentro del campo de juego, sostienen los proyectos, organizan competencias, cuidan las finanzas, buscan patrocinadores, gestionan obras y, sobre todo, mantienen viva la llama del deporte en los clubes, ligas y federaciones de todo el país.

El dirigente deportivo argentino es, muchas veces, un voluntario. En ciudades y pueblos del interior, es habitual verlos ocupando cargos ad honorem, invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo por amor a los colores, al barrio o al deporte que los apasiona. Son ellos los que hacen posible que miles de chicos y chicas encuentren contención, disciplina, valores y sueños a través del deporte.
Pero no todo es épica. La función dirigencial también ha sido, en muchas ocasiones, escenario de críticas, corrupción y disputas de poder. Aun así, la conmemoración de hoy busca rescatar a los que lo hacen bien, a los que construyen desde el compromiso genuino, la ética y la pasión por mejorar las instituciones.
En tiempos en que la política deportiva pública y privada atraviesa transformaciones profundas, es necesario volver la mirada a esos dirigentes que, como Amalfitani, entienden que el deporte es una herramienta social poderosa. Que no se trata solo de ganar campeonatos, sino de formar personas.
Hoy, los saludos se multiplican en redes sociales, clubes, ligas y federaciones. Las palabras de “Don Pepe” resuenan más fuertes que nunca: “Cada chico ganado a la calle es un título obtenido”. Esa frase, sencilla pero profunda, resume el espíritu de los buenos dirigentes: los que no buscan gloria personal, sino oportunidades para los demás.
Por todo eso, y mucho más, hoy el deporte argentino dice: ¡gracias, dirigentes!
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