A 83 años de la visita del Vasco de la Carretilla
El 20 de enero de 1936 pasó por aquí Guillermo Larregui, uno de los personajes más insólitos que haya pisado nuestro distrito. Tenía 50 años cuando inició su raid a pie desde la Patagonia a Buenos Aires
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Ecos Diarios
En los próximos días se cumplirán ya 83 años de la llegada de uno de los personajes más insólitos que ha visitado nuestra ciudad: Guillermo Larregui, el hombre que pasaría a la historia como “El vasco de la carretilla”.
El 20 de enero de 1936, al mediodía, Larregui llegaba al centro de la ciudad empujando una carretilla en la que transportaba unos 100 kilos de carga, incluida una carpa, objetos personales y otros elementos para la supervivencia al aire libre.
La llegada de aquel hombre modestamente vestido, de baja estatura, delgado, rubio y de bigotes, no sorprendió a los vecinos de nuestra ciudad, ya que los medios locales ya habían anunciado su visita.
Según escribió un cronista de Ecos Diarios, “desde La Dulce se nos hizo saber por teléfono que había salido para Necochea y posteriormente, el señor Galdino Pascual, que viajando en automóvil a ‘Dos Hermanitas’ encontró en el camino al notable raidista y se detuvo a conversar con este unos instantes, nos dio a conocer la novedad».
Larregui, en ese momento de 50 años, había partido de la Patagonia rumbo a Buenos Aires, empujando una carretilla por una apuesta.
Su visita a Necochea fue parte de un viaje de 3.400 kilómetros que culminó en la Capital Federal. Fue la primera de sus aventuras, que terminaron 13 años después, cuando decidió construir su casa en Misiones, en el Parque Nacional de Iguazú.
La apuesta
Guillermo Isidoro Larregui Ugarte nació en Pamplona el 27 de noviembre de 1885 en el barrio de la Rochapea y llegó a Buenos Aires con solo quince años en 1900.
En los primeros tiempos trabajó como marino hasta que se trasladó ala Patagonia para trabajar como peón en una multinacional petrolera americana en la que estuvo hasta 1935.
Ese año, durante una reunión con amigos hizo una apuesta que le cambió la vida y que lo convirtió en uno de los personajes más excéntricos y famosos de la Argentina.
«Nos hallábamos reunidos con varios amigos, comentado los récords deportivos. Yo les decía que no siempre el ruido que se hace en torno de una prueba deportiva guarda relación con el esfuerzo», comentó a Ecos Diarios durante su visita.
«Yo me animaría, les dije, a cruzar toda la Patagonia a pie y a ir hasta Buenos Aires con una carretilla. Lo tomaron a broma y uno de ellos me trajo una carretilla. Luego, cuando vieron que yo me disponía a emprender el viaje y que la cosa iba en serio, se sorprendieron», agregó.
Aquel fue el primero de cuatro viajes y recorrió más de tres mil kilómetros hasta Buenos Aires. Su segundo recorrido fue desde Coronel Pringles hasta la frontera de Bolivia entre 1936 y 1938. La tercera ruta la emprendió en 1940 desde Villa María en la provincia de Córdoba y terminó en Santiago de Chile un año después. La última la inició en 1943 y la terminó en las Cataratas de Iguazú en 1949.
«Cuando salí de Santa Cruz, la gente decía: Ahí va Larregui con su carretilla. ¡Está loco! Lo mismo decían mis compañeros, pero yo les contestaba: No importa, iré yo solo al manicomio».
El libro «El vasco de la carretilla» del periodista bilbaíno Txema Urrutia recoge una frase que resume el espíritu de este legendario raidista: «Nadie me podrá quitar la dicha de ser dueño de mi propio destino».
El visitante
«Ayer a las 12 horas estaba en el centro de la ciudad El Vasco de la Carretilla, dirigiéndose en seguida al Hotel Larraza, sito en la esquina de las calles Moreno y Belgrano», describe la crónica de Ecos Diarios publicada el 21 de enero de 1936.
«Gentilmente recibido por el señor Ignacio Larraza, el vasco Larregui pasó el amplio corralón del hotel y allí instaló su carpa», agrega.
El cronista describió a Larregui como «un vasco sencillísimo, modestamente vestido. De baja estatura, delgado, rubio y de bigotes. Tiene 50 años de edad y es oriundo de Navarra».
«Su conversación denota que es un hombre de cultura. Entre sus maletas trae libros, pues es muy amante de la lectura», agrega la nota.
«Llegamos hasta su pequeña carpa, muy bien armada. Tiene allí también su carretilla, en la cual ha hecho pintar los colores de nuestra bandera. Y sobre la lona de la carpa, va dibujando, con gran ingenio y capacidad de geógrafo, el mapa de la República Argentina, a medida que va haciendo su recorrido. Sobre la misma lona se leen las inscripciones correspondientes a cada una de las etapas que lleva realizadas», señalaba la crónica.
Para transportar la carretilla, Larregui llevaba una correa sobre los hombros y la rueda había sido cubierta con goma de auto para que la marcha fuera más suave.
Personaje inolvidable
La peor parte de aquel primer viaje fue el cruce de la Patagonia. Debió soportar temporales de viento y nieve, se le congeló un pie y casi lo perdió.
Luego, al llegar a la provincia de Buenos Aires enfermó con el cambio de clima y debió convalecer durante dos meses. Se le hinchó la cara y se sentía debilitado.
Pero nada de eso lo detuvo. La apuesta no pretendía probar nada a sus amigos sino un desafío personal.
Al llegar a nuestra ciudad el periodista de Ecos Diarios le preguntó cuántos pares de zapatillas había gastado hasta el momento. «Veintisiete», respondió Larregui, que pensaba gastar otros seis pares para llegar a Buenos Aires si «el camino es bueno».
El vasco permaneció quince días en nuestra ciudad y el domingo 2 de febrero partió rumbo a Miramar, para luego seguir hacia Mar del Plata. Antes los vecinos de la ciudad habían realizado una colecta para financiar su viaje.
Ese día Ecos Diarios le dedicó uno de sus titulares: «Sigue su raid el Vasco de la Carretilla».
Larregui falleció el 5 de julio de 1964. Se había instalado en el Parque Nacional Iguazú luego de su última aventura. Allí se construyó una casita muy particular, que con el tiempo se transformó en otra de las atracciones del parque.///