A quince años de declarar al 31 de mayo el Día del Banderillero de Automovilismo
Es en Argentina y fue por la muerte de Juan José Juárez, en una carrera en Hinojo
Daniel Emilio Pereyra
Redacción
Cada 31 de mayo desde el año 2009, se conmemora el “Día del Banderillero” en la Argentina.
Y, lamentablemente no por un hecho feliz, sino por una tragedia que tuvo como protagonista al reconocido Juan José Juárez, de 62 años quien en esta fecha de hace quince años se desempeñaba como banderillero en el circuito “Unión de Dos Pueblos” de Hinojo, además de ser jefe del cuerpo de seguridad del Automóvil Moto Club de Olavarría
Como eterno recuerdo a ese oficial en pista un año después se estableció que cada 31 de mayo en Argentina se conmemore el “Día del Banderillero”.
Se sabe que los banderilleros tienen su día internacional, el cual se celebra el 9 de diciembre, sin embargo, con este hecho fortuito tomó mayor relevancia el rol de los banderilleros y “su día” cada 31 de mayo.

Rol del banderillero
Tiene gran responsabilidad, considerado como “los ojos del piloto” de lo que ocurre en pista. Esta profesión tienen como dependencia una gran atención, ya que el accionar inmediato del banderillero podrá evitar incidentes.
El banderillero tiene comunicación directa con el director de carrera y le informa de inmediato ante algún hecho sucedido en pista.
Según la relevancia de esos hechos el director toma la determinación sobre qué bandera colocar en ese momento avisándole a todo el cuerpo de banderilleros que se encuentran operando en la pista, por lo que el mensaje que le transmite el banderillero al director de carrera debe ser claro y preciso para entender la magnitud del hecho y saber cómo proceder.
Dentro del ambiente del automovilismo deportivo es una de las profesiones mas riesgosas; porque en muchas ocasiones se encuentran ubicados en lugares del autódromo de grandes dimensiones donde a veces los vehículos de competición pueden llegar tras un despiste o desperfecto mecánico, tomando gran relevancia la atención permanente para informar a los competidores y también protegerse a ellos mismos de cualquier eventualidad.
Un 20 de marzo de 2011
El balcarceño Guillermo Eduardo Bibbó, de 46 años tenía un sueño que ya no podrá cumplir.
Banderillero de ley, deseaba con el corazón poder participar algún día de una carrera de Fórmula 1. Apasionado, responsable, y hasta obsesivo con su actividad, durante treinta años marcó el camino y el pulso del grupo de banderilleros independientes de Balcarce hasta que el destino y la fatalidad le jugaron una mala pasada.
Guillermo perdía la vida en el circuito “La Virgen del Camino”, en Lobería, al ser atropellado por un auto de competición de la categoría Monomarca.
Su muerte causó una profunda conmoción en el ambiente del automovilismo y en distintos sectores de la ciudad ya que su otra actividad, la de gestor, y su especial forma de ser, hicieron que cosechara infinidad de amigos que lo lloran, lo recuerdan, y lo extrañan con la dolorosa certeza de su ausencia.
Patricia (42), su hermana, dijo que Guillermo “era un tipo especial. Fue una persona muy buena y se brindaba tanto por la gente que llegaba a descuidarse él. Todos los querían, porque era solidario y amaba lo que hacía, aunque su gran pasión eran las carreras. El dejaba lo que fuera por estar en la pista, aunque sabía los riesgos que corría. La verdad que hoy, y después de su partida, no podemos creer, no nos cae la ficha de lo que pasó”, dice emocionada quien acompañó a Guillermo como hermana y como amiga.
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