“Adopté de mis padres el amor por el campo, la tierra y las plantas”
Aseguró Marcela Ozaeta, quien desarrolla un emprendimiento floral en su Quequén natal y disfruta de lo simple de la vida. “Soy feliz con el camino recorrido y por la familia”, acotó
Mario Maruca
Redacción
Marcela Ozaeta es una mujer “simple”, como tantas otras de esta vida, que trabajan y luchan para sostener a sus familias, en busca de un horizonte mejor. Amante de las plantas, vivió en el campo con sus padres y a lo largo del tiempo, el automovilismo deportivo la atrapó.
“Pasé gran parte de mi vida en el campo, donde el amor por la tierra lo mamé de mis viejos y por las plantas, ya que mi abuela y mi madre también disfrutan de las flores”, comenzó diciendo la vecina de Quequén.
“En familia nos mudábamos todos los años porque era la etapa de siembra de papas y me llevaba todas mis plantas en tachos de aceite, ya que en ese momento no teníamos macetas, y viajaba como el caracol, con todas mis pertenencias que amaba”, añadió.
Marcela nació en Quequén hace 59 años, pero durante las estadías en el campo tejía a mano y durante 10 años, elaboró prendas de vestir para un local comercial de Necochea, como otro medio de vida.
Reconoció durante la charla con Ecos Diarios que “mi abuela me enseñó a tejer desde pequeña y cuando retorné a Quequén, tuve la posibilidad de cumplir funciones en casas de familia, como doméstica”.
Sostuvo además que “con esa labor, cumplí un gran sueño de vida. Junté todos los sueldos durante cinco años y logré tener mi casa propia. Con gran orgullo y mucho sacrificio, a pesar del frío y del calor, pero conseguí construir el hogar para nuestra familia que lleva el nombre de ‘Mi sueño’".

Amor por las plantas
La vecina contó que durante la pandemia por el Covid-19, nació casi sin querer un emprendimiento floral que se denomina “Las Plantas de Marcela”.
“Comencé vendiendo plantines de tomate entre los conocidos que me pedían y luego, a través del boca en boca, me pedían diferentes especies y la actividad laboral se fue agrandando”, expresó la mujer.
“Mi casa en estos momentos tiene plantas por todos lados. Las recién plantadas, las que van creciendo y las que ya están para vender. El patio es un mundo de macetas y plantines, en primavera, la gente se estimula y todo se viste de color, florecen los rayitos de sol y la huerta se muestra reluciente”, enumeró Ozaeta.
Y reconoció que “es algo que amo con el corazón, ese descubrir de un nuevo brote, un pimpollo, es maravilloso, insistir e insistir con nuevas técnicas, nuevos métodos para reproducir, es algo que me apasiona”.
Pasión “fierrera”
“Mi otra gran pasión fue siempre el automovilismo, ya que hay sangre tuerca en mis venas, soy sobrina de Domingo Pico, protagonista de la categoría Cafeteras y del Turismo de Carretera, en otros tiempos”, afirmó Ozaeta.
Al respecto, aseguró que “mi ídolo de siempre ha sido y es Johnny De Benedictis, a quien seguí durante toda su carrera automovilística. En la actualidad, estoy al tanto de los pasos de sus hijos y también amo a su familia”.
Ese fanatismo por el popular ex piloto y preparador de motores del TC, llevó a Marcela Ozaeta a formar parte en un momento del Club de Amigos por Correspondencia de Johnny De Benedictis y mediante cartas postales, los integrantes se comunicaban sobre el desempeño del corredor.
Perfil
Camino recorrido
“Estoy muy feliz con el camino recorrido, mi esposo Sergio, mis hijos Lautaro y Nahuel son los grandes amores de la vida”, aseveró Marcela Ozaeta, quien disfruta de lo “simple” y aprovecha las oportunidades.
Valoró que sus padres siempre le inculcaron las buenas acciones y ese amor “por la tierra y las plantas, lo mamé de ellos. Mi madre me transmitió ese trabajo de cuidado y mantenimiento de los jardines y hoy, todas mis flores están ofrendadas a ella”.
Marcela también señaló que “más allá de los sinsabores, rescato los buenos momentos y los guardo por siempre en mi corazón. En su momento, un triunfo de Johnny en el TC, una canción, esa florcita pequeña que te sorprende cada mañana y el perrito callejero que viene todos los días a mi casa porque sabe que hay algo para comer”.
Algunos placeres
Entre los gustos de la vecina quequenense, figura la radio y la cataloga como “la mejor compañera” de cada jornada, disfruta de las fiestas populares y baila el folklore en cada ocasión que se presenta.
Para concluir con la charla con Ecos Diarios, brindó esta definición a modo de agradecimiento: “Mi vida es como un caracol, con la casa a cuestas, rodeada de flores y color”, puntualizó.
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