“Aferrarme a Dios permitió que salga adelante junto a mi familia”
Aseguró María Paz Saavedra, quien es voluntaria de Cáritas de la Parroquia de Lourdes y dona parte de su tiempo libre para trabajar en pos de ayudar a las personas más necesitadas
Mario Maruca
De la redacción
“Me siento a pleno como voluntaria y trabajo en conjunto con Graciela, Gabriel y Marta, somos un equipo muy unido y compacto que está al servicio de la gente en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes”.
Las palabras pertenecen a María Paz Saavedra, madre de dos hijos, esposa y empleada de dos agencias de quinielas, quien brinda su tiempo en favor de los más necesitados y lleva a cabo una labor solidaria hacia el prójimo.
“Nosotros entregamos las donaciones que realiza la comunidad y cuando no es así, la misma iglesia se encarga de adquirir los alimentos. Por eso que a los voluntarios nos corresponde la compra de productos para acompañar a entre 40 y 50 familias, como ocurrió en el pasado invierno que fue bastante complejo”, explicó.
En los bolsones de alimentos que se reparten hay lo más básico para las personas: aceite, harina, polenta, fideos, arroz, puré de tomate, leche, yerba, azúcar, galletitas, entre otros.
La Parroquia de Lourdes cuenta con un comedor, ropero y un lugar para poder dar atención a personas que necesitan un baño o lavar sus prendas de vestir.
Aquellos que puedan colaborar, de lunes a viernes de 17 a 20, está abierta la Secretaría parroquial (en calle 6 entre 83 y 85) para recibir donaciones de alimentos.
Historias de vida
María Paz atendió a Ecos Diarios para la entrevista y aseguró con emoción que “me aferré a Dios para salir delante de situaciones complejas de la vida y me hice voluntaria en Cáritas, para colaborar con la gente que necesita de apoyo y contención”.
Puntualizó que “detrás de cada persona que no tiene un plato de comida o un bolsón de alimentos, hay una historia de vida fuerte como la que me tocó vivir a mí. Por eso aprendí a no prejuzgar porque también la pase mal, pero Dios estuvo conmigo y con mi hermana gemela, Victoria”.
La mujer enfatizó en que “no soy de dar consejos, pero cuando tengo la posibilidad de hablar con alguien que necesita que lo escuchen o que lo guíen, le expreso que sí se puede salir y depende de uno mismo”.
Agregó que “va a depender de las ganas que uno ponga en ese momento, hay que ser honrado y hacer bien los deberes. No tengo demasiado estudio pero he cosechado la confianza de mis patrones para que depositen en mí, la posibilidad de darme trabajo y por eso soy también una agradecida de la vida”.
“Dono mi tiempo”
“No tengo plata para asistir a los demás, pero dono mi tiempo para trabajar en la colecta de Cáritas (del fin de semana último) y también para organizar los bolsones de alimentos que luego se entregarán a las familias”, reconoció Saavedra, quien recibió de Franco Gussoni la posibilidad de ser parte de la comunidad religiosa de Lourdes y voluntaria.
María Paz está casada con el famoso disc jokey Mario Roberto Echavarría, más conocido como “Pancho” y ambos tiran juntos en pos de avanzar en familia.
“Mi marido es diferente a mi personalidad pero tiene una energía enorme que contagia y luchamos desde cada uno de nuestros puestos para criar a los hijos y asistirlos”, aseveró la mujer.
“En charlas que he tenido con el padre Alejandro Martínez, él te habla y te abre la cabeza, uno aprende a ver lo que sucede alrededor. Lo más importante es compartir a Jesús, hay que contagiar todo eso, a pesar de la situación de cada ser humano que muchas tiene la falta de un plato de comida y de contención, pero hay que aferrarse a Dios”, precisó.
María Paz sostuvo que esas personas que precisan contención y apoyo, son de dar mucho amor y se muestran fieles con quienes les extiende una mano y los escucha.
RETRATO
María Paz Saavedra es madre de dos hijos: Manuela de 21 años que estudia el quinto año de la carrera de terapista ocupacional en la Universidad Nacional de Mar del Plata, y Ramiro de 12 años, quien pasó a segundo año del secundario en el Colegio Danés.
A Ramiro lo conocen bajo el seudónimo de “Ponzio” (el que era volante central de River Plate) y jugó en la Escuela de Fútbol Infantil de José “Toto” Fermín, quien le puso dicho sobrenombre.
Ahora, el hijo menor de María Paz, forma parte del fútbol de divisiones menores del Club Villa Díaz Vélez que integra la Liga Necochea de dicho deporte.
Y María Paz se desdobla para trabajar en dos agencias de quinielas y juegos de azar, a los fines de poder darles estudios a sus chicos y para el sostenimiento del grupo familiar, en tiempos difíciles de la economía.
Con sacrificio
“Para mí, la plata no hace la felicidad, lo que ya tengo es demasiado y se lo agradezco a Dios. En nuestra casa no hay lujos, ni grandes sillones ni tampoco tenemos un auto nuevo, lo importante es la familia y estar bien, lo demás es secundario”, reconoció la mujer.
“No pude estudiar mucho porque a los 12 años comencé a trabajar cuidando a niños de una familia y después de eso no paré de cumplir con diversos trabajos”, precisó María Paz en diálogo con Ecos Diarios.
Ella perdió a su madre a los 18 años y antes habían fallecido su padre en un accidente y su hermano Sergio, quien era jockey de carrera y tenía 21 años. Un caballo en el Hipódromo de La Plata le dio una patada y fue mortal.
A aferrarse con su hermana
La madre de María Paz no pudo recuperarse de semejante tragedia y le costó la vida, más allá de algún problema de salud. En ese momento, apareció Dios en el camino de María y de su hermana Gemela, Victoria, quienes comenzaron a luchar juntas por la nueva etapa que vendría.
Además, las gemelas tienen como hermanas a Analía, Graciela, Silvia y Mariela.
Una hermosa historia de lucha y perseverancia, a los fines de salir adelante de los trances que impone vivir. ////
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