Alberto Franco: “La situación de la Conabip es grave”
El director del Centro Cultural alertó sobre la reestructuración que se pretende hacer y el riesgo para las bibliotecas populares
JULIETA MORENO
Redacción
La Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), organismo histórico creado hace 155 años por Domingo Faustino Sarmiento, se encuentra “en una situación grave”. Así lo expresó Alberto Franco, director del Centro Cultural de Necochea y Biblioteca Popular Andrés Ferreyra, quien alertó sobre las consecuencias que generaría la aprobación de un decreto presidencial que transformaría su estructura, eliminando su autonomía y debilitando su capacidad de acción.
El decreto en cuestión –que debe ser analizado por la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo- establece que la Conabip deja de ser un organismo centralizado (es decir, con relativa autonomía del Poder Ejecutivo) para pasar a depender totalmente de la Secretaría de Cultura.
Además, se disuelve la junta con representantes de las provincias y, en su lugar, se crea un consejo asesor ad honorem de cinco expertos que serían designados por el secretario de Cultura. El presidente de la Conabip -cargo que en la actualidad ocupa el bibliotecólogo Raúl Escandar- se convertiría en director, y los directores, en subdirectores.
Su rol es la protección
"Tenemos un plazo perentorio: el 4 de junio la Comisión Bicameral debe expedirse sobre si avanza o rechaza el decreto que reestructura la Conabip, entre otros organismos descentralizados", explicó Franco. Según advirtió, ya comenzaron las reuniones legislativas, y el panorama preocupa a bibliotecas de todo el país.
La Conabip sostiene actualmente a unas 1.500 bibliotecas populares, con fuerte presencia federal. Solo en la provincia de Buenos Aires hay 450, y cuatro en el distrito: Andrés Ferreyra, Sarmiento del barrio Puerto, la de Quequén y la de Juan N. Fernández. “Sabemos la situación que atraviesa, por ejemplo, la Biblioteca de Quequén. Imaginemos esa realidad sin el apoyo de Conabip”, señaló Franco. “Su rol histórico ha sido justamente protegerlas”.
Cada biblioteca es autónoma y funciona como una asociación civil, pero muchas dependen del auxilio económico de los distintos niveles del Estado. “En nuestro municipio tenemos ordenanzas favorables que otorgan subsidios, pero no es así en todos lados”, explicó.
Un fondo especial
Uno de los puntos más preocupantes es el manejo del Fondo Especial para Bibliotecas Populares, financiado por un porcentaje de los premios de la Lotería Nacional. “Este fondo es una conquista histórica de las bibliotecas. No lo paga el ciudadano cuando juega, lo paga el ganador”. De allí se sostienen programas clave como el Libro %, el subsidio para gastos corrientes, que se recibe en forma anual y otras líneas de apoyo, muchas de ellas que implican la presentación de proyectos en distintos concursos.
El programa Libro %, por ejemplo, permitió recientemente que 900 bibliotecas accedan a subsidios para comprar libros en la Feria del Libro, siempre y cuando cumplieran con todos los requisitos de transparencia y rendición. Otras 600 quedaron afuera por no estar al día. “El modelo de gestión de la Conabip es ejemplar dentro del Estado por su transparencia y eficiencia”, remarcó Franco.
En el caso de la Biblioteca Andrés Ferreyra, entre 2019 y 2025 recibió 36 subsidios: 18 universales y 18 concursables.
Franco explicó que, de aprobarse el decreto, la Conabip dejaría de ser una comisión autónoma y pasaría a ser una dirección dentro de una secretaría. “Pierde participación federal, se derogarían los cuerpos colegiados y de control, y todo quedaría al arbitrio de funcionarios de turno”.
Ante este escenario, distintos sectores de la cultura están movilizándose en todos los órdenes. A nivel local, integrantes de la Biblioteca utilizarán la Banca Abierta en la sesión del jueves del Concejo Deliberante. En tanto que, a nivel nacional, se envió una carta firmada por personalidades de la cultura y expresidentes de la Conabip a la Comisión Bicameral para pedir que se rechace el decreto.
La preocupación es concreta: sin la Conabip tal como viene funcionando desde hace 155 años desde su creación, muchas bibliotecas populares del país podrían tener serias dificultades para sostenerse.///
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