Alrededor de 70 guardavidas realizan la temporada en Madrid
Allí se concentra la mayor cantidad de necochenses. Otros socorristas están en Mallorca y Cataluña
Julieta Moreno
Redacción
Entre 60 y 70 guardavidas de Necochea están realizando actualmente la temporada en Madrid, aprovechando el verano europeo. Si bien la ciudad no tiene playa, trabajan en piscinas de clubes y complejos edilicios. Sin embargo, otros –también necochenses-, aunque en menor cantidad, están en Mallorca, Cataluña, en el País Vasco y, en este caso, sí cumplen servicio en la playa.
En general, eligen más Madrid porque la paga es mejor y, al ser tantos, se organizan y, en grupos, alquilan departamentos grandes para compartir gastos y poder hacer una diferencia. Terminada la temporada, la gran mayoría regresa a Necochea para trabajar en nuestras playas.
Si bien desde hace varios años, muchos socorristas –como los llaman en España- viajan a trabajar a otros lugares, en los últimos años el número de necochenses se viene incrementando, pero también de marplatenses y de oriundos de otras ciudades de la costa argentina.
Ecos Diarios dialogó con tres guardavidas que están en este momento haciendo la temporada en España: Santiago Cabrera, Pablo Suárez y Juan Pablo Santoro. Ellos contaron su experiencia, hablaron del trabajo y de su vida allá y detallaron lo que significa ser socorrista en España.
“La vida es muy ordenada”
El secretario general de la Asociación de Guardavidas de Necochea y Quequén, Pablo Suárez, está en Madrid. En su caso, trabaja en un complejo con varios edificios, que tienen en común un parque con canchas y una piscina.
Hace 16 años que viaja todos los inviernos argentinos a Europa para hacer la temporada, a excepción de 2020 y 2021 que no pudo viajar por la pandemia. Al principio, trabajó en Benidorm, que es una ciudad turística española, que queda entre Alicante y Valencia, mientras que, desde hace cinco años, elige Madrid.
“Madrid como toda capital es muy intensa, con muchísimo turismo europeo y con mucho calor”, contó, detallando que la temporada dura alrededor de tres meses -desde mediados de junio hasta mediados de septiembre-, aunque aclaró que en la costa europea se extiende un poco más.
“La vida es muy ordenada y hay muchísima seguridad; se vive con una tranquilidad importante”, mencionó. Sin embargo, dijo que, como pasa en muchas ciudades grandes, hay problemas habitacionales y no sobran los departamentos en alquiler. Por tal motivo, se juntan entre varios y alquilan departamentos grandes. “También es la única manera que podemos hacer una diferencia”.
Contó que en Madrid el costo de vida es muy barato tanto para comer como para el transporte. Los salarios rondan entre 1.800 y 2.100 euros aproximadamente para quienes trabajan entre 9 y 10 horas. “Es un trabajo sacrificado por la cantidad de horas y con muchísimo calor, pero vale la pena el esfuerzo”, indicó. Según sus cálculos, hay entre 60 y 70 necochenses en Madrid y se está consolidando ese destino para ir a trabajar justamente porque los salarios son más altos que en otras ciudades españolas.
De todas maneras, reconoció que ahora no es tan fácil viajar porque “el pasaje está caro y se necesita una gran cantidad de dinero para poder vivir el primer mes hasta que se empieza a cobrar”. Además, se requiere hacer un curso de socorrismo en Madrid porque hace unos años cambió la legislación.
“Otro servicio”
Santiago Cabrera, profesor de Educación Física y guardavidas, está en Madrid y es el primer año que viaja para hacer la temporada a España. Llegó a la capital el 1º de junio y, a la semana, ya estaba trabajando.
“El trabajo hasta ahora es espectacular”, manifestó Santiago, quien tuvo la oportunidad de desempeñarse en dos piscinas. Primero estuvo en una especie de barrio privado en Colmenar Viejo, mientras que ahora está en Guadarrama, un pueblo en la sierra de Madrid.
“Mi experiencia es muy linda porque además estoy viviendo en la sierra en un pueblo (Collado Mediano), que me queda a 5 kilómetros de mi lugar de trabajo y me traslado en bici”, contó y aseguró que se levanta “con unos paisajes hermosos y el día termina con unos atardeceres impresionantes”.
Con respecto al rol de guardavidas, señaló que hay otra concepción, diferente a la de Necochea. “El socorrista acá cumple otro servicio más de atención a la gente, de cuidado y de respeto de las reglas y, si bien hay precaución en las piletas y hay que meterse para sacar algún niño, nuestra función pasa por otro lado”.
Cuando termine la temporada en Europa tiene que volver para desempeñarse como profesor en distintos establecimientos, pero reconoció que tiene ganas de volver a repetir la experiencia el año que viene.
Durante su estadía, además de trabajar, está aprovechando para hacer una capacitación de monitor de atletismo porque es profesor de la Escuela Municipal de Atletismo de Necochea.
En Cataluña cuentan con un gran equipamiento y “todo es muy protocolar”
La experiencia de Juan Pablo Santoro en Cataluña
El necochense Juan Pablo Santoro está trabajando en Cataluña, en las afueras de Barcelona, en la playa de San Andrés de Llavaneras.
“El trabajo es bastante distinto a lo que estamos acostumbrados en la Argentina”, expresó. Mientras que en Necochea se hacen muchos rescates acuáticos, en España se apunta más a los primeros auxilios en la playa. “Acá pasan varias cosas en la arena y no tantas en el mar”.
Además, dijo que, a diferencia de las playas argentinas, “es todo muy protocolar” y, en ese sentido, explicó que ellos llegan a la playa y les dan la ropa, buzo, gorra, protector solar, silbato, etc. “Estamos muy equipados, a diferencia de allá, que no hay nada”.
También aclaró que trabajan de remera y no como se trabaja en nuestra ciudad, que pueden estar con la malla solamente.
“Yo estoy en una playa que es una cala de 350 metros y somos dos guardavidas, un chico de Villa Gesell y yo”. En la playa, cuentan con una torre y con una especie de contenedor, donde tienen los elementos de primeros auxilios, desde camilla hasta oxígeno, y, por supuesto, desfibrilador (DEA). “Acá el DEA no falta en ningún puesto”. En ese mismo container, cuentan con heladera, microondas, aire acondicionado y hasta ducha.
Además, dijo que se anota todo, desde los nombres de las personas que se asisten hasta los elementos y recursos que se usan. Si se necesita, se llama el servicio de una moto de agua y, si es necesario, también un helicóptero cuando el hecho es muy grave.
“El mar es muy tranquilo, es una pileta, pero se hace profundo enseguida, uno da tres pasos y ya no hace pie”, contó sobre las características del lugar. “Por acá pasa el tren que va bordeando todas las playas y, por eso, viene mucha gente de Barcelona que quiere estar más tranquila” y alejada de las zonas más urbanas.///
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