Ante la proximidad de la tragedia
La administración de ambos Fernández más que un gobierno se asemeja a lo que el Juan Domingo Perón definiría como una trágica “chirinada”
Todo está fuera de control, todo se precipita, todo se derrumba, el extravío de ideas, proyectos y realidades soliviantan la paz y paciencia social, esto nos colocó en las puertas de la implosión del actual statu quo.
¿Cuál es la génesis de esta situación? La ausencia de ética, y moral sumada a la desatención a la justicia y la educación, esto derivó en corrupción, la corrupción generó dos clases: los privilegiados que gobiernan a su antojo y conveniencia para ello se les paga y los marginados que son quienes trabajan y pagan impuestos para ser sometidos. Pero todo tiene fin y pareciera que este esta próximo.
El viernes 18 de marzo dejamos atrás la paz, para entrar en guerra, la guerra del cruzado Alberto Fernández que sale a combatir la inflación donde entiende que subyace la avaricia de los especuladores. Sin embargo Cristina Fernández, su hada madrina, el oráculo que todo lo ve y todo lo sabe, insiste que el enemigo es el FMI, ese monstruo que todo lo devora. Por favor dejémonos de pavadas, está en juego el país y el futuro de quienes nos suceden en la vida.
Tenemos un ambiguo Presidente reducido a la servidumbre por su vicepresidenta. Abrumado, trata de complacerla y tomar distancia simultáneamente, su incapacidad le impide acertar caminos y solo suma errores. Ahora, habiendo cerrado el acuerdo con el FMI gracias al voto de la oposición (acuerdo que es inviable), saldrá a la calle a combatir a los especuladores con sus aburguesados y pudientes legionarios ya no tan jóvenes de La Cámpora. Otro conflicto en puerta.
Para sumar problemas, el Gobierno, en su desesperado escape a la realidad y en la búsqueda del enemigo a quien culpar por sus errores, encuentra nuevamente en el campo su chivo expiatorio. Triste ironía porque es quien con su trabajo y esfuerzo lo provee de las divisas que le permiten su subsistencia.
El Gobierno se agrieta en su estructura interna por especulaciones electorales y luchas de poder, sin desestimar las subyacentes posiciones ideológicas que son motivo de mayor desconfianza e incertidumbre. Este escenario es inviable si se tiene en cuenta que aún hay por delante dos años más de mandato. A no dudar a esta situación se le debe poner límites y control con los medios que la Constitución establece, es decir a través de los otros dos poderes que de ella emanan, el Parlamento y la Justicia.
Simultáneamente, en la oposición encontramos algún político con apresuradas aspiraciones presidenciables que anuncia su próxima gira por Europa para fortalecer su imagen, justamente en momentos en los que invasión rusa a Ucrania monopoliza la atención y preocupación del mundo. Otro que con indiferencia y despreocupado participará en Italia en un torneo de bridge mientras el país estalla en una de sus más profundas crisis en parte por él también acrecentada. Algunos incoherentes que advirtieron de las ruinosas consecuencias de caer en el default, luego con desaprensión votaron por el default. Otros que deambulan por los pasillos de las radios y la televisión tratando de promocionarse, pero de planes, proyectos, propuestas, soluciones ninguno habla. Solo autobombo y mucho bla bla bla.
Tanto en el seno de la coalición gobernante como en la oposición se advierte la gravedad de lo que acontece, sin embargo no hay reacción coherente, no llega a entenderse: si es abulia, es ceguera o es inmoralidad, cualquiera de las tres alternativas resultan adversas y destructivas, pero desafortunadamente son las tres, sin embargo los evidentes síntomas de descomposición social deben alertarnos para evitar su inevitable implosión, porque expectante a que esto se produzca se encuentra quien juega a dos puntas y espera ser la única beneficiaria, la sucesora constitucional la vicepresidenta. Tampoco debe escapar a este análisis que todo esto ocurre en un contexto mundial de extremada complejidad.
Recapacitemos, la administración de ambos Fernández más que un gobierno se asemeja, por lo inoperante, desarticulado y desatinado, a lo que el Juan Domingo Perón definiría con benevolencia e ironía como una trágica “chirinada”, por sinónimo de fracasado, de poca monta. Así se denominó a la revuelta que encabezó Víctor Chirino, resero y sargento de Guardia del Monte de la provincia de Buenos Aires, que el 28 de octubre de 1858 con 30 o 40 paisanos pretendió gestar una revolución a favor del depuesto gobernador Juan Manuel de Rosas.
Pongamos las cosas en su lugar y a no esperar o confiar en el advenimiento y sabiduría de iluminados que nos rescataran del diluvio. Solo con honestidad, trabajo e idoneidad podremos comenzar la reconstrucción, entonces bien nos vale recordar como con humildad y sabiduría el general José de San Martín cuando se retira del poder en Lima, Perú, aconsejó y advirtió al pueblo limeño sobre “la presencia de un militar afortunado (por más desprendimiento que tenga) es temible a los estados que de nuevo se constituyen”.///
Por Diego Lo Tártaro – Presidente del IADER