Antes de salir a escena
Los candidatos a intendente llegaron pasadas las 19 y compartieron un momento distendido y relajado antes de subir al escenario en los camarines del Teatro Municipal.
Además de los cinco postulantes – Arabarco, Rojas, Nosek, Rivero y Migueles- estuvieron presentes los directivos de Ecos Diarios, Gonzalo Irazoqui y Sebastián Ignacio y los moderadores del debate, Julieta Moreno y Raúl Jáuregui.
Los candidatos estuvieron acompañados por integrantes de sus listas y también algún familiar se hizo presente.
El fútbol
El fútbol fue uno de los principales temas de conversación entre los postulantes a intendente, teniendo en cuenta que ese día se jugaban varios partidos de las Eliminatorias para el Mundial, entre ellos, el enfrentamiento entre Argentina y Perú.
En ese marco, Arabarco contó que jugaba de volante central en Defensores de Juan N. Fernández y se calificó como “un jugador temperamental” y no ocultó que era de pegar patadas. Entre risas, como anécdota, recordó que en determinado momento Ceferino Díaz –exfutbolista profesional- fue suplente de él y el día que le tocó entrar le quitó el puesto para siempre.
Por su parte, Migueles, al ser consultado por el presente de Racing se limitó a cerrar los ojos y, ni lerdo ni perezoso, el presidente del Concejo Deliberante, Guillermo Sánchez, lo invitó a hacerse de Independiente.
El candidato de Juntos por el Cambio reconoció que el “rojo” lo persigue, teniendo en cuenta que tanto Patricia Bullrich como Néstor Grindetti –sus candidatos a nivel nacional y provincial- son hinchas del rey de copas.
Nosek llegó acompañado por su esposa y candidata a concejal, Verónica Bibbó y su agente de prensa. El candidato libertario participó de varias conversaciones con el resto de los postulantes y se mostró sonriente y dispuesto a hacer chistes para romper el hielo.
Marcelo Rivero fue el último en llegar a la cita, acompañado de su hermano Martín, y fue aplaudido por todos los candidatos.
En general, apenas probaron bocado y la mayoría prefirió tomar agua, café o alguna gaseosa, pese a que había sándwich y facturas para todos los gustos. Todos prefirieron cuidarse en ese momento, pero alguno de ellos, en chiste, preguntó si después del debate podían bajar a los camarines a comer los “sanguchitos” que sobraban.///
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