Cada vez se ven menos potreros
El terreno, el baldío, ese espacio verde sin planificación alguna, que era parte de muchos barrios en Necochea
El potrero, lugar de encuentro de muchos chicos y chicas en gran parte de su vida, sobre todo en aquellos que hoy están entre los 70 y 40 años, donde mayoritariamente los varones iban a jugar a la pelota, antes o después del colegio, hasta que se escuchara el clásico llamado de madres y padres llamándolos para que peguen la vuelta a casa.
En ese lugar, sí hablamos de fútbol, aparecieron muchísimos cracks, algunos llegaron a jugar en primera división de AFA, otros se convirtieron en leyendas locales, por las grandes campañas de clubes y de selecciones juveniles. Pero además de éstos, hubieron tantos otros que no llegaron y que se convirtieron en mito popular y barrial.
¿Quién no escuchó alguna vez una leyenda de un abuelo, padre o tío que jugaba como los dioses? Hay tantas historias de esas, como barrios existen en todo el Partido de Necochea.
Pero más allá de aquellos que iban con la número “5”, el potrero era casi la tercera referencia, por detrás de la casa y el colegio. ¿Y dónde querés que esté marito? En el potrero, todo el día jugando allá, clase explicación de una mamá que estaba al cuidado del hogar, cuando alguien preguntaba por el niño o la niña.
La llegada del progreso, con la extensión de la urbanización, mejores servicios y demás, hicieron que varios de ellos fueran siendo vendidos. Antes los dueños en la práctica eran los vecinos, que se encargaban de mantenerlo limpio, lo cual más allá de ayudar a que los pequeños jugaran, también, era una manera de mantener la higiene en el barrio.
Hay que decir que en algunos sectores de Necochea, Quequén y en las localidades del interior, esta cultura aún se conserva, por eso que cada vez que alguno pisa esos lugares se sorprende al ver chicos y chicas jugando con la bicicleta, con la pelota o hasta armando una choza.
Pero además de los emprendimientos privados, desarrollos inmobiliarios y demás, esos espacios fueron intervenidos en algunos casos por el estado, trayendo planificación con mobiliarios, y en cierta manera dando opciones a nenes y nenas que quizás no se prendían los tremendos picados. Ésos donde vimos decenas y decenas de cracks, donde hasta algunos comenzaron con sus primeros amoríos o bien el lugar de encuentro al aire libre.///
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