Carnaval, un festejo que atravesó generaciones locales
Un repaso por los eventos a través de los años. Los intentos privados. Las “guerras del agua” en los barrios y la quema del Rey Momo
La celebración del Carnaval, su historia y cómo se ha vivido en Necochea a través de las décadas, fueron tema de la columna semanal en Ecos Radio, en la cual se cuentan historias basadas en el archivo de Ecos Diarios.
En el inicio se hizo referencia a los orígenes de la festividad, comenzando con las fiestas paganas de los imperios romano y griego, y que se adaptó a la tradición cristiana.
Los romanos celebraban las Saturnales, fiestas de banquetes y bailes con máscaras y disfraces, que marcaban el fin del invierno.
En tanto los griegos festejaban las bacanales y las dionisias, fiestas con procesiones y representaciones teatrales.
Con la expansión del cristianismo, las tradiciones paganas se adaptaron como preparación para la Cuaresma, un periodo de abstinencia y ayuno.
La celebración continuó en la Edad Media y en los siglos posteriores. En el siglo XV, cuando españoles y portugueses conquistaron América, llegó al nuevo continente, donde se fusionó con algunas tradiciones indígenas.
En la Argentina, más precisamente en Buenos Aires, los carnavales comenzaron a celebrarse en el siglo XVII, tiempos de la Colonia, cuando los vecinos de los barrios populares participaban de bailes de máscaras en el Teatro de La Ranchería.
Las personas se disfrazan en Carnaval para burlarse de las autoridades, ridiculizar costumbres y expresar opiniones de manera satírica.

Los viejos tiempos en Necochea
En la continuidad de la columna “carnavalesca” se recordó una nota publicada en la sección “Nuestra historia” de Ecos Diarios, en la que Jorge Capurro Campos resaltó que la edad de oro del Carnaval en Necochea fue hasta mediados de la década de 1950.
En esos tiempos los bailes de Carnaval organizados por clubes locales y los hoteles de la villa balnearia atraían a cientos de vecinos y turistas.
Entre esos eventos sobresalía el del Royal Hotel, en su exclusiva “boite” Casablanca con orquestas traídas especialmente de Capital Federal para la temporada.
Los corsos tenían su epicentro en el corazón de la ciudad. La avenida 59, entre 60 y 66, donde se armaba un circuito que los disfrazados, arrojando serpentina y papel picado, matracas en mano, recorrían innumerables veces durante la noche.
Paralelo a los corsos y disfraces, el agua fue en décadas pasadas un elemento esencial en el festejo del Carnaval. Un símbolo de purificación.

No pocos recuerdan el juego de las siestas en los distintos barrios necochenses y en la playa misma, de sorprender a los otros, generalmente del sexo opuesto, arrojándoles baldazos de agua y más adelante en el tiempo las “bombuchas”o globos cargados de agua, ante las risas y disfrute del ejecutor.
Claro que a veces a la “víctima” no le agradaba la acción y todo terminaba en trifulcas con intercambio de golpes y la intervención policial.
Esta diversión se fue diluyendo con el paso de los años y seguramente ha tenido que ver el crecimiento de la conciencia ambiental y la preocupación por el uso excesivo del agua.
Los corsos fueron la celebración preferida de esos años, y durante la charla en el programa “Desde temprano” se habló de los que se hacían en Quequén, más precisamente en la avenida Machado, hoy 519, donde había shows artísticos en el sector del Club Ministerio, y la gente con disfraces o antifaces jugaba lanzando agua, espuma y papel picado. Estas fiestas fueran prohibidas durante la última dictadura militar y recién volvieron con la democracia.

Un par de intentos privados
A lo largo del tiempo hubo intentos empresariales por instalar el sentimiento del carnaval en Necochea, buscando crear en la costa atlántica una imitación de los famosos carnavales de Gualeguaychú, Entre Ríos.
El primer desafío fue en la década del 80, donde nuestra ciudad fue escenario en 1983 y 1984 del “Corsomar”, organizado por una empresa santafesina ligada al mundo del espectáculo, colaborando el Club Palermo y con el auspicio de la Cámara de Turismo de Necochea.
El desfile, con comparsas de Santa Fé y participación local tuvo lugar en avenida 59, más precisamente en el tramo de 26 a 38, con miles de espectadores en las veredas y plazoletas centrales, disfraces, juegos con espuma, serpentinas y puestos de comidas.
Veinte años después, más precisamente entre el 14 y 17 de febrero de 2003, desembarcó en Necochea el proyecto “Carnaval de la Costa”, que tuvo lugar en el predio de Eseba, en 10 y 67, hoy polideportivo “Edgardo Yelpo”, donde se colocaron gradas para cobijar el público.
Una comparsa de Mar del Plata y dos de Entre Ríos, con 450 bailarines en acción, incluyendo a participantes locales y la presencia de la modelo, actriz y exvedette María Fernanda Callejón y el periodista de espectáculos del momento, Camilo García, formaron parte del show, que incluía la Fiesta de la Caipirinha.
Sin embargo, el público no respondió en la medida de lo esperado y la iniciativa no tuvo continuidad en el tiempo.
Quemas del rey Momo y corsos en Quequén
A lo largo de los años los carnavales ofrecieron distintos atractivos y fue mutando su estructura. Los hubo con quemas de figuras de cartón y trapos del Rey Momo, entre ellas una de 14 metros de altura que fue creada por durante la gestión municipal de Julio Municoy en los 90 por el actual director de Cultura, Juan Gamba y su colaborador inmediato Enrique Parisey y que se quemó en cercanía del monumento a la gesta de Malvinas, en Quequén.
Asimismo, en la citada localidad, durante la administración de Facundo López hubo corsos con espectáculos, bailes y murgas, que tuvieron como escenario la avenida 554 entre 521 y 523.
También, ya bajo la gestión de Arturo Rojas se realizaron festejos en la plaza 3 de Agosto.
La columna completa se puede escuchar en el Spotify de Ecos Radio.
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