Cien años de la fundación de la Escuela 105
Fue uno de los dos establecimientos escolares con los que contó la pequeña localidad de Lumb
JUAN JOSE FLORES
Redacción
El 1º de junio de 1925 se inauguró la Escuela Nacional Nº 105 de la Estación Lumb, uno de los dos establecimientos escolares con los que contó la pequeña localidad de Lumb en un momento en que la población iba creciendo año a año.
La foto que ilustra esta nota fue cedida por el vecino Oscar Hernández y en ella se puede ver a la primera promoción de la escuelita.
El establecimiento escolar siguió creciendo y en 1944 habilitó un nuevo edificio en el que funcionó hasta su cierre hace una década, cuando la despoblación de la localidad la dejó sin alumnos.
En la actualidad aquel edificio es otra de las tantas construcciones abandonadas del fantasmagórico pueblo de Lumb que cuenta con dos o tres habitantes.
Uno de los once
Lumb fue uno de los once pueblos con los que contaba el viejo partido de Necochea, que hasta fines de los años 50 también integraba al actual distrito de San Cayetano.
Al desaparecer el tren, los habitantes de los pequeños pueblos comenzaron a migrar hacia otras ciudades más grandes y Lumb comenzó a desaparecer.
La localidad surgió a partir de la llegada del ferrocarril. En mayo de 1910, comenzó la venta de lotes en lo que se proyectaba, sería el nuevo pueblo de Lumb. El predio de 797 hectáreas se encontraba en cercanías de la estación de trenes inaugurada dos años antes.

Según un antiguo plano, las tierras, que pertenecían a Manuel García Gómez, habían sido divididas en 976 solares, 60 quintas y 24 chacras.
El remate estuvo a cargo de la firma Diógenes Ruiz, de Tandil, y en el plano figuraba la disposición de los futuros edificios públicos del pueblo, como la Iglesia, un colegio y la delegación municipal, todos en torno a la plaza.
Según un anuario editado por el Ferrocarril Sud sobre sus estaciones, Lumb, ubicada en el cuartel 6 del Partido de Necochea, contaba a principios del siglo XX, con dos escuelas: la Nacional Nº 105, cuya directora era Amanda V. de Bab, y en la que los alumnos podían concurrir hasta 3º grado, y 35 estudiantes; y la Provincial Nº 24, a cargo de María S. de Rodríguez, con 40 alumnos.
También contaba con la sociedad deportiva Dinamarquesa Dannevirke, que tenía 75 socios, y el club Defensores de Lumb, con 45 asociados.
Contaba con un destacamento policial y en la estación funcionaba una estafeta de correo y el telégrafo. Por otra parte, había dos abonados al teléfono.
Según el anuario, publicado en los años 20, "la población rodea la estación; está ubicada en un bajo y su edificación es de material, madera y adobes; hay servicio de autos o coches y donde hospedarse. Tiene 518 habitantes".
En aquella época funcionaba el almacén de Tomás Devincentti y otro llamado El Sol, de Sanz y Cía. También la carnicería de Francisco Serra y Marcelino Fredes.
Devincentti representaba a las compañías de seguros La Agrícola, Rosario Agrícola y la Inmobiliaria, mientras que Sanz era agente oficial de La Previsión de Tres Arroyos.
Había también una panadería, atendida por Carlos Charadía, la peluquería de Severo Momeño y la pensión de Carlos Biashi, que contaba con 6 camas.
Devincentti era representante de la maquinaria agrícola Agar, Cross y Cía. y de los combustibles West India, de los que tenía surtidores en su almacén de ramos generales. En tanto, Sanz representaba a los combustibles Energina.
Había en el poblado dos herrerías, la de Carlos Bretchsneider y la de Roberto Haefeli.
La publicación también contaba con un listado de los agricultores radicados en Lumb: Viggo Andersen, Carlos Andreasen, F.H. Andreasen, Juan P. Arata, Manuel Artía, Amador Corvalán, Baldomero Christiansen, Christian J. Christiansen, Eske Christiansen, Tomás Devincenti, Teodoro Frolund, la señora de Gogeascoechea, Bille Hansen, José Hansen, Tosvig Hansen, José Have, H. Hoyberg, Armando León, Fausto Lencina, Anselmo no, Carlos Nor, Haraldo Nor, Pedro Myano, Roque Pagola (hijo), Vda. de Rumbo, Christian Sorensen, Federico Salamón, Nicolás Skaarup, T. T. de Traficante, Antonio Urriza y otros 15 que tenían propiedades de entre 100 y 190 hectáreas.
En cuanto a las estancias más importantes del lugar eran: La Media Luna, de Fernando Alvarez; Los Tres Leones, de Federico Luis Andresen; El Totoral, de Sucesión Corvalán; La Balbina, de Ricardo Escudero; y La Angelita, de Juan P. Vanoli.
En Lumb también había cuatro tambos, uno de ellos era de Federico Luis Andresen, quien también era invernador.
Además de los comercios antes citados, la localidad contó desde la década del '40 con una calera, que pertenecía a Enrique Guillamón y que daba empleo a obreros de Lumb y de Juan N. Fernández.
Más o menos por aquella época, un acuerdo político entre el Gobierno nacional y las empresas inglesas que administraban las distintas líneas de ferrocarriles, decidieron el futuro de cientos de estaciones en todo el país.
Abandono
El 13 de febrero de 1947, el gobierno compró los ferrocarriles ingleses. Firmaron el acta sir Eddy por Gran Bretaña y Miguel Miranda por la Argentina. El presidente Juan Domingo Perón describe el negocio como "un paso decisivo en la lucha por la soberanía", pero en realidad los ingleses convencen al gobierno argentino de la conveniencia de la compra a cambio de la deuda que Gran Bretaña tiene con el país y que no puede pagar.
Una década después, el 4 de noviembre de 1958, se forma el Partido de San Cayetano, con tierras tomadas a los partidos de Tres Arroyos, Gonzales Chaves y Necochea.
Lumb, que había pertenecido a Necochea desde su creación, quedó entonces dividido. Las tierras de un lado de la vía quedan en nuestro distrito; del otro lado es Partido de San Cayetano.
Durante las inundaciones de los años 80, el Puente Negro, un símbolo de Lumb, fue arrastrado por la corriente.
Desde entonces, los pocos pobladores con los que contaba la estación comenzaron a marcharse.
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