Cómo está el Kabryl a 20 años de su hundimiento
En febrero se cumplirán 20 años del envío del barco al fondo del mar y a 1.500 metros de la costa. ¿Cómo está hoy?
Por mucho tiempo se dijo que el parque subacuático Kabryl de Necochea era de los más grandes de Sudamérica y más de una vez las consultas de los turistas han estado dirigidas a la intención de visitarlo, pese a que a nivel local la promoción de este lugar es nula.
Hoy en día, se podrían contar con los dedos de las manos las personas que saben realmente cómo está el buque Kabryl bajo el mar, después de casi 20 años de haber sido hundido a 1.500 metros de la costa y a 21 metros de profundidad, frente al sector de 2 y 117.
El Kabryl supo ser un pesquero congelador argentino, construido en Polonia en el año 1972, que ingresó a Puerto Quequén en 1992 por avería, quedando allí mucho más tiempo del esperado. Finalmente, el 11 de febrero del año 2001 se decidió hundirlo para formar un parque submarino que llevaría su nombre y así también se podría liberar el Sitio 11, donde se hallaba amarrado inactivo. Previamente, se dejó al casco sin elementos que pudieran afectar al medio ambiente, retirando los motores, el combustible de los tanques y los revestimientos, entre otros elementos.
Atractivo
El lugar fue declarado de interés municipal y cualquiera puede visitarlo. De hecho, decenas de personas lo han hecho a lo largo de estos años.
Uno de los encargados de llevar a conocer este barco hundido y todo ese espacio natural que lo rodea es Juan Carlos Paradiso, aunque hace ya dos años que no bucea por esos lados porque justo ha coincidido en que las últimas dos temporadas no ha sido buena la visibilidad bajo el agua.
“Hubo dos o tres días lindos pero no nos alcanzamos a armar el equipo como para salir”, dijo Paradiso, que tiene guardadas filmaciones y fotos con una visibilidad submarina de hasta 15 metros en esa zona.
“Cuando mejor se ve es cuando sopla viento norte durante varios días o cuando viene el agua azul de adentro. Acá el agua es cristalina pero hay mucho sedimento”, explicó.
Hoy
Según pudo contar este instructor de buceo desde hace más de 30 años, el barco, que tenía más de 12 metros de ancho, 15 de alto y 78 de largo, está partido en tres pedazos y recubierto de anémonas pero los hierros se mantienen en bastantes buenas condiciones y se puede descifrar fácilmente a qué lugar pertenecía cada parte. El ancla es uno de los lugares más fotografiados.
Lo primero en romperse fue la superestructura, que sería la parte de las cabinas, luego se partió el resto.
“La proa quedó mirando hacia el sur, caída sobre el lado derecho. Está en una piscina natural que se ha ido socavando. Primero estaba a cinco metros y pico de la superficie pero después se hundió más porque cualquier barco que pasara por ahí lo podía tocar”, recordó.
En cuanto a la quilla, que es un hierro de unos 40 o 50 centímetros de ancho por más de 70 de largo, fue socavando la roca y se fue hundiendo, hasta meterse más de 20 metros de profundidad, siendo la hélice la parte más profunda y difícil de alcanzar.
Según explicó el buzo, “el buceo en Necochea es una actividad alternativa, porque no se le puede decir a alguien de Buenos Aires que venga a bucear al Kabryl y que, al llegar, se levante sedimento y no se vea nada”. No obstante, es algo posible de realizar para los que vienen a pasar más de una semana y pueden esperar a que las condiciones del tiempo sean propicias.///