Cuando Necochea limitaba con el desierto
En septiembre de 1855, el padre y el hermano de Victorio de la Canal, uno de los fundadores de la ciudad, perdieron la vida en un enfrentamiento entre colonos y aborígenes
En una fecha que quedó marcada en la historia de Necochea, el 16 de marzo de 1876, el cacique Namuncurá lideró el último ataque indígena conocido como "malón" contra los campos de esta región. Este episodio marcó el cierre de una larga y sangrienta lucha entre los pueblos originarios y los colonos que buscaban establecerse en estas tierras.
Desde la fundación del Partido de Necochea, una década antes, los pobladores de esta región vivieron bajo una constante amenaza por parte de los indígenas, quienes consideraban la llegada de los colonos como una invasión de su territorio ancestral.
Los primeros habitantes de esta región fueron los Pampas, pero en el siglo XVII llegaron los Tehuelches septentrionales, coincidiendo con la exploración de Juan de Garay en estas tierras que incluían el Tuyú, Tordillo, Kakuel Huincul y Cabo Corrientes, actualmente conocida como Mar del Plata.
En el año 1740, comenzaron las misiones jesuíticas con la intención de pacificar a los indígenas de manera pacífica, aunque estos esfuerzos resultaron en vano. Uno de los jesuitas que se aventuró en esta misión fue el padre José Cardiel, recordado en la actualidad en Necochea a través de la avenida que lleva su nombre.
Las últimas décadas del siglo XVIII marcaron la división política de Buenos Aires y la llegada de los primeros colonos. En 1810, se crearon los partidos de Navarro, Lobos y Chascomús, y en 1818, se fundó la localidad de Dolores. Buenos Aires se convirtió en una entidad política autónoma dos años después.
Con la caída de Rosas en 1852, los malones indígenas retomaron su avance hacia el noreste, y las ciudades de Azul y Olavarría sufrieron los embates con mayor intensidad.
El partido de Necochea se encontraba en territorio indígena, y los enfrentamientos entre los aborígenes y los colonos eran una constante. En uno de estos enfrentamientos, perdieron la vida el padre y el hermano de Victorio de la Canal, uno de los fundadores de la ciudad de Necochea.
El 13 de septiembre de 1855, el Combate de San Antonio de Iraola a cinco kilómetros de la actual Benito Juárez dejó una trágica cifra de bajas, incluyendo al Capitán Cayetano de la Canal y su hijo Pedro, junto a otros 124 compañeros de armas, quienes fueron masacrados por una fuerza de 2.000 indios bajo el mando del cacique Calfucurá.
Sin embargo, pasarían algunos años hasta que los pueblos originarios decidieran presentar una lucha más organizada contra los colonos blancos.
El 5 de junio de 1870, más de 8.000 indios, bajo el liderazgo de los caciques Namuncurá y Catriel, realizaron un malón en los establecimientos rurales de la región, dejando un saldo de cautivos, soldados y civiles muertos, y una considerable cantidad de ganado robado.
Para tratar de establecer la paz y defender a los colonos, se erigió una línea de fortines permanentes que se extendía desde Junín hasta el Río Quequén Grande, pero la situación se mantuvo tensa durante años.
En 1872, los indígenas, liderados por Calfucurá, lanzaron una nueva ofensiva con el objetivo de unificar la tierra desde el Atlántico hasta el Pacífico. Este conflicto llevó a la creación de una frontera débil en la que los Mapuche habitaban un territorio que los blancos aún llamaban "desierto".
La resistencia indígena persistió, y en 1876, Namuncurá y Rumay llevaron a cabo ataques en Olavarría, Azul y Tapalqué. Sin embargo, la situación cambió cuando el comandante Maldonado derrotó a una fuerza de 2.500 indígenas en las Horquetas del Sauce con la ayuda de soldados de caballería, gendarmes rosarinos e indios de Pichi Huinca. Poco después, las fuerzas de los caciques Catriel, Namuncurá y Pincén sufrieron una derrota sangrienta en Paraguil.
A partir de entonces, los malones indígenas comenzaron a declinar, cediendo terreno a la expansión de los colonos blancos. Los pueblos originarios fueron desplazados de los centros poblados y las pampas, marcando el triste final de lo que se conoció como la "Conquista del Desierto".
En su informe sobre los resultados, el ministro de Guerra, Julio Argentino Roca, reportó que en 1879 "se trataba de conquistar un área de 15.000 leguas cuadradas ocupadas cuando menos por unas 15.000 almas, pues pasa de 14.000 el número de muertos y prisioneros que ha reportado la campaña".
A pesar de la aparente victoria de la "Conquista del Desierto", solo unos pocos se beneficiaron. En 1885, el estado argentino distribuyó 4.750.471 hectáreas entre 541 personas. Desde el inicio de la ofensiva en 1875 hasta su consolidación en 1903, se regalaron o vendieron a bajo precio un total de 41.787.023 hectáreas a 1843 personas, muchas de ellas extranjeras.
Aunque la resistencia indígena disminuyó en gran medida después de esta campaña, no fue el último conflicto registrado en Argentina. En 1934, la población de Florencio Carbajal en Formosa fue devastada por un malón de 2.000 indios curupíes, marcando un triste capítulo en la historia de la relación entre los colonizadores y los pueblos originarios de esta tierra.///
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