“Cuando presencié el primer parto me emocioné tanto que supe que no me había equivocado”
Ana Olmos. Tuvo una etapa como cantante pero nunca abandonó su profesión. También es masajista
Dese hace 26 años, Ana Olmos, se desempeña como partera en el hospital Irurzun, de Quequén, y a lo largo de su carrera se ha inclinado por trabajar en la modalidad de parto respetado. Dueña de una personalidad multifacética también es masajista y se ha destacado como cantante.
Se recibió de obstétrica hace 30 años y en nuestra ciudad, ha tenido la posibilidad de trabajar en las tres clínicas que funcionaron, “en su momento estuve en la Atlántica, la Regional y la Cruz Azul, además con la misma carga horario del trabajo en la guardia, brindé servicios en los centros de salud”, evocó la profesional.
A modo de presentación dijo Olmos que “mi mayor actividad es como obstétrica y soy masajista. Además, tuve una época como cantante pero ya no lo hago más”.
Integraba el dúo Santa Trilogía con el que hizo numerosas presentaciones en nuestra ciudad, en particular le gusta interpretar música latina pero también hacía ritmo melódico y tropical.
En ese sentido afirmó que “tomé clases con Silvia Lippi junto con mi marido y después nos fuimos a vivir a las sierras cordobesas”, allí comenzaron a presentarse como dúo en los shows de bienvenida y despedida en los hoteles.
Eligió la carrera casi por azar, tuvo que buscar entre las que no fueran demasiado largas y “cuando leí Obstetricia me gustó y me anoté. Recién cuando tuvo que presenciar el primer parto se dio cuenta que era lo suyo, “me emocioné tanto que dije: no me equivoqué”, manifestó Ana.
Actividad
Comenzó trabajando en los hospitales Irurzun, Emilio Ferreyra y Centros de Salud haciendo atención de las embarazadas, anticoncepción, planificación familiar y en algún momento dio charlas en los colegios de Sexualidad y anticonceptivos, con la trabajadora social.
A pesar de dedicarse a la música, nunca abandonó su profesión aunque en Córdoba le costó un tiempo ganarse un espacio y contó que “fui a un hospital en La Cumbre, empecé a trabajar de una manera distinta porque no teníamos anestesista, no había médico obstetra y las distancias eran muy largas, entre otras cosas”.
En esa localidad le ofrecieron hacer los partos porque no nacían chicos en el pueblo y comenzó a hacer encuentros con la paciente y su entorno para ir detectando los embarazos que podían ser de riesgo “porque no teníamos anestesista ni obstetra y mi propuesta fue atender a las pacientes con la ambulancia en la puerta”.
En ese tiempo pudo conocer a las dos parteras que había en la zona y que atendían partos domiciliarios, “me empecé a interiorizar al respecto porque me interesaba pero me quedó pendiente porque tuve que volver a Necochea”.
Ana se siente completamente identificada con esa forma de trabajar, con un trato más personalizado y humanizado y expresó que “cuando pienso en mis comienzos con los partos domiciliarios, y mi forma de trabajar, digo soy obstétrica pero en el fondo soy la matrona de antes y me veo como ellas”.
Cambios
Pasaron un par de años luego de su regreso a la ciudad y un día se presentó una mujer embarazada que quería tener su bebé en casa, “me fue convenciendo que ella querría eso y que la persona para acompañarla era yo”, evocó la obstetra.
Ese caso fue el puntapié inicial porque luego fueron más las mujeres que querían tener el parto en su casa acompañadas por alguien que supiera. Así nació el grupo Encuentros del Buen Nacer, que acompaña a mujeres a punto de parir, durante la lactancia y el puerperio, entre otras cosas.
Al principio tuvo que sortear muchos problemas con otros profesionales y hasta con la Secretaría de Salud pero siempre tuvo el apoyo de las integrantes del grupo que buscaron información y contactaron otras parteras que ya estaban trabajando de forma domiciliaria, “es algo legal y está especificado en la ley hasta cómo se hace la inscripción del bebé”, expresó.
Desde la sanción de la Ley de Parto Respetado, se está trabajando de forma más articulada entre los profesionales y afirmó que “las cosas están cambiando, lo que tuve que pasar no fue en vano”.
Por el camino correcto
Ana Olmos tiene muy definida su forma de trabajar, le gusta darles libertad a las pacientes, por eso cuando se puso en vigencia la ley de Parto Respetado sintió que estaba en el camino que había elegido.
Tiene 53 años, está separada y es mamá de tres hijos. Nació en San Fernando, en la Zona Norte de Buenos Aires. Gran parte de su vida transcurrió en Capital Federal donde estudió hasta recibirse de Obstétrica en la Universidad de Buenos Aires.
Además, es masajista, y comenzó haciendo domicilios, aunque ahora está en una etapa donde prioriza su salud y su descanso. La cuarentena le ha servido para replantearse ese tipo de cosas y en sus ratos libres le gusta cantar y bailar.
Porque aunque nunca ejerció, Ana es profesora de danzas clásicas y contemporáneas. Estudió en Vicente López en el Conservatorio Cego y, tres años, en la Escuela Nacional de Danza, en CABA. También practicó danza árabe y afirmó que “bailar y cantar es mi hobby, cuando no estoy en cuarentena hago natación y Pilates, yoga y teatro”.
Se siente satisfecha del camino recorrido y, como ha vivido en tantos lugares, uno de sus proyectos es dejar la ciudad porque “no me siento arraigada a ningún lugar”.///