Cuidar el urbanismo
Con el título “Nuevas construcciones que cambian el paisaje de la ciudad” publicábamos en la edición de ayer una nota referida a una construcción para vivienda familiar levantada sobre la avenida 10 y calle 123. Artículo donde su propietario y constructor la define como de estilo “domo geodésico”. Este diseño se usa en casas del tipo prefabricadas habiendo ofertas de diferentes medidas y precios en Internet listas para usar e inclusive las directivas para armarlas sin ser del oficio. También el diseño “domo geodésico” es usado en carpas para eventos y exposiciones. Como su nombre lo indica “geodésico” tiene relación a la tierra y, en tal razón se le agrega el entorno acertadamente paisajístico como sitio de privilegio de montañas, ríos o lagunas. Este estilo de casas que, también se han levantado en otros lugares tiene un vínculo especial con el ambiente alejado de la planta urbana.
En reiteradas oportunidades hemos dicho que en Necochea, cada cual hace lo que quiere y donde quiere, en muchas ocasiones por la falta de planeamiento urbanístico y en otras por amiguismo o excepción. En una conjunción del área respectiva del Ejecutivo con la complicidad del Concejo Deliberante.
La construcción de marras se ha levantado en avenida 10 y 123 al finalizar el asfalto, donde cuadras atrás en poco tiempo se han erigido viviendas con buen gusto jerarquizado y valorizando la transitada avenida frente a la masa boscosa y, consecuencia de esto se ha aumentado el precio de los terrenos a lo largo de toda esa ya promisoria vía de comunicación hacia la zona turística oeste.
No se pretende hacer un juicio de valor sobre el gusto de su propietario y constructor sobre este tipo de viviendas pero si nos permitimos señalar que no ha sido oportuno ni acertado por parte del Municipio, el permiso correspondiente para ubicar el “domo geodésico”, precisamente en ese punto. Los primeros comentarios, más allá, del formato geométrico fue: esto deprecia inevitablemente el precio de los terrenos linderos. A este pseudo modernismo se le suman autorizaciones de construcciones de barro, con botellas y de contenedores en otros barrios de importante crecimiento.
La avenida 10 viene castigada, en un tramo, desde la 91 en adelante con los puestos de madera de la feria, frente a la entrada del museo histórico municipal que debería haber sido sacada porque es un adefesio que permanece cerrada durante toda la semana, razón por lo cual se entiende que quienes explotan el lugar no hacen de ésta su forma de vida. Luego le sigue la parrilla sobre la misma vereda, este verano armó una suerte de tinglado contiguo al salón comedor para ampliar su capacidad de mesas, atento al protocolo de Covid. Todo con el consentimiento del Concejo Deliberante.
La avenida 42 también está sufriendo el embate del “modernismo” ya se ven contenedores ubicados en forma de L o U que tienen destino de vivienda familiar sin ningún tipo de mejora que disimule a estos armatostes de hierro que fueron diseñados para el transporte de distintas mercaderías en buque. La imaginación, en el hombre, que no tiene límite le empezó a dar también otro uso, como “obradores” por parte de empresas constructoras y así pasaron de su uso marítimo al terrestre.
Si bien este tipo de estructuras se usan con diferentes fines, a veces, gastronómicos en otras partes del mundo, aún en Necochea, han tenido un toque de maquillaje arquitectónico acorde al espacio o paseo donde han sido emplazados.
No hay capacidad de síntesis para remarcar todas las extravagancias y anomalías consentidas o no, que proliferan por calles y avenidas. La vía pública es la imagen visible de una ciudad. El que habita en ella como el que la visita la califica de acuerdo a lo que ve.///