Decisiones que cambiaron la fisonomía de tres lugares del casco urbano necochense
La extracción de los eucaliptus de la avenida 59, el cubrimiento del antiguo empedrado céntrico y la eliminación de las plazoletas de la Av. 10 entre 75 y 89, generaron transformaciones y alguna polémica
RAÚL JÁUREGUI
Redacción
Tres fuertes transformaciones que se produjeran a lo largo de los años en el casco urbano de Necochea, fueron el tema de la columna semanal basada en el archivo de Ecos Diarios que integra el programa “Desde temprano”, en Ecos Radio.
Tales decisiones no solo generaron un notable cambio en transitados lugares, sino que conllevaron alguna polémica, luego olvidada en el tiempo y la nostalgia de los memoriosos.
En principio se recordó que durante varias décadas la avenida 59 tuvo desde la avenida 74 hasta la 10 con un boulevard central con frondosos eucaliptos, que contaba en el sector céntrico con una rambla, bancos y farolas de estilo antiguo. El empedrado de adoquines completaba un marco más que pintoresco en este transitado sector de la ciudad.
A principios de la década del 60, durante el mandato de Hugo Edgardo Yelpo, se decidió la extracción de esos frondosos árboles, lo que generó una gran polémica entre quienes estaban a favor y los que no.
En el caso de Ecos Diarios se apoyaba la medida, entendiendo que habían cumplido su objetivo, y otras voces a favor de la decisión del intendente Yelpo también esgrimían que era la mejor solución en vistas del estado que presentaban las veredas y las calles, así como la suciedad que generaban las hojas y carozos que se desprendían de los añejos árboles.
La otra posición sostenía que con la extracción de los eucaliptus quedaría expuesta la edificación chata que por aquellos años aún tenía la ciudad, aunque por entonces ya estaban construidos en el sector céntrico la Galería Central; el edificio Alsina, en 59 entre 64 y 66, y a metros de allí el edificio Malmierca, éste en 64 y 57.
En la columna radial se dio cuenta que La cuestión derivó en un largo debate en el Concejo Deliberante, ya que debía surgir la autorización desde el cuerpo deliberativo, donde el bloque de la Unión Cívica Radical del Pueblo, que presidía Egidio Juliano, se oponía tenazmente al oficialismo, en este caso la Unión Cívica Radical Intransigente.
Finalmente, la iniciativa del Ejecutivo prosperó, y aunque han pasado muchos años, es difícil precisar si la negativa era por el hecho de mantener los árboles o por una cuestión meramente política.

Proceso de extracción
Para el desmantelado de la arboleda, primero se hizo una prueba en una sola cuadra, a través de una poda “a tronco seco”, retirando todo el follaje del arbolado en 59 entre 40 y 38.
Luego los trabajos se fueron haciendo en dirección a la zona céntrica y del mismo modo se concretó su extracción. Las labores se realizaron paulatinamente por lo que se demoró bastante tiempo para llegar hasta la calle 68.
En tren de sacar frondosos árboles, también se extrajeron los de la parte central de la avenida 58, y en la avenida 42, llamada en ese entonces “de los pinos”, ya que se había generado en su traza una frondosa arboleda, también fueron sacados dichos ejemplares. Una especie de tabla rasa.
Más adelante, ya con Alberto Vicente Percario al frente del municipio, se construyeron en la parte central de la avenida 59 las dársenas de estacionamiento que existen hoy, colocándose especies arbóreas de menor tamaño que aquellos eucaliptus que fueran testigos del paseo de varias generaciones de necochenses y seguramente de más de una cita romántica.

Tapado de los adoquines
Seguidamente, durante el diálogo en “Desde temprano”, la transformación del centro continuó con la colocación de una capa de asfalto negro, durante el segundo gobierno de Percario, para tapar el empedrado de adoquines que habían sido colocados a mediados de la década del 10 y parte de la del 20, y facilitar el tránsito de los carros y carruajes, que hasta entonces se encajaban en calles de tierra cada vez que llovía copiosamente.
El adoquinado comprendía a toda la avenida 59 de 74 a 38 y las calles 62, 64, 61, y 60 en toda el área del llamado centro histórico, sumando unas 100 cuadras en total.
A modo de anécdota se recordó una historia. La del vasco Mateo Sagües, quien en su Navarra natal desde chico había aprendido de su padre la labor de colocar adoquines de granito.
El vasco llegó a Necochea en 1904 y tras hacer trabajos de albañilería, en 1913 fue contratado como capataz general de la obra de adoquinado, que comenzó con la calle 62, Belgrano de entonces, desde la estación de trenes en 45 hasta la 61, tramo por el que circulaba el tranvía. Luego continuarían los trabajos hasta cubrir el centro histórico.
El recubrimiento de todas las calles de adoquines fue pagado por los frentistas, algo muy diferente a lo que acontecería en años recientes con el asfaltado de avenida 42 entre 75 y 91, ésta entre 28 y 42 y la avenida 10, entre 99 y 117.
Como vestigios de lo que fuera el empedrado, hoy en la ciudad solo se puede observar un tramo de la 59 entre 10 y 14, en la zona portuaria, donde hay adoquines.
Plazoletas de la 10
En la franja final de la columna radial se mencionó otro de los notorios cambios de la ciudad: en este caso con la extracción de las amplias plazoletas centrales que tuviera la avenida 10 entre avenida 75 y calle 89.
Se recordó que en su origen la hoy progresista avenida se llamó Presidente Perón y luego República Oriental del Uruguay, por el apoyo oriental a la Revolución Libertadora.
En su primera etapa la plazoleta cubría el trayecto descripto, mientras que de la 75 hacia el puerto era de solo una mano de asfalto, completándose con la construcción de la segunda mano durante el gobierno de Alberto Percario.
Bajo la misma administración municipal y como una manera de agilizar el creciente tránsito, sobre todo en la temporada de verano, se sacaron las plazoletas.
A propósito de ello, se indicó que desde algún edificio en alto, por caso el Proa en 10 y 81, se ve con claridad por la diferencia del color de pavimento del lugar donde existieran las plazoletas-.
Por muchos años la traza de la 10 permaneció sin plazoleta central, hasta que en 2019 se construyó el angosto pero útil separador central que hoy vemos entre calles 65 y 117.
Esta obra se llevó a cabo como uno de los requisitos que la Municipalidad pidió a los responsables de la instalación de los molinos eólicos del parque Vientos de Necochea, a cambio de poder pasar por debajo los cableados que alimentan a la Termoeléctrica con la energía producida por los aerogeneradores.
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