Delincuentes extorsionan a damnificados de robos
Los malvivientes, cada vez más audaces, solicitan el pago de “rescate” para que las víctimas puedan recuperar sus pertenencias
Extorsionar a las víctimas con el “rescate” de una moto o de una bicicleta tras el robo, es el modo más frecuente que utilizan los malvivientes desde hace ya un tiempo bastante prudencial.
Es que el rubro delictivo es la forma más rápida de obtener dinero para los ladrones, aunque el desguace y la venta de piezas y accesorios de motocicletas, sigue creciendo y una buena evidencia, es la cantidad de rodados que se sustraen en el lapso de una semana. Y a veces, durante un día.
En la madrugada de ayer, ladrones accedieron al patio trasero de una vivienda de calle 87 al 3100, de donde robaron una moto de 110 centímetros cúbicos de cilindrada.
La mujer se despertó en la mañana y al rato comprobó que su rodado ya no estaba en el inmueble, enseguida, dio aviso al servicio de emergencias 911 y alertó al personal policial sobre lo que había ocurrido.
Luego, radicó la denuncia de manera formal en la Seccional Primera por cuestiones de jurisdicción.
Con impunidad
Mientras todo esto se desarrollaba, aparecieron en escena los “extorsionadores” que comenzaron a contactarla para pedirle dinero a cambio de información sobre el lugar en dónde estaría oculto el rodado.
Estos sujetos actúan “de intermediarios” o se presentan de esa forma ante la víctima de la sustracción. Procuran convencer a la propietaria o propietario de la moto para que transfiera un determinado monto de plata a una cuenta bancaria.
En contrapartida, dicen “conocer” el destino de la motocicleta o quién la tendría oculta en algún barrio “picante” de la ciudad.
Hay que decir que la dueña de la moto sustraída en el domicilio de calle 87 durante la madrugada de ayer, también amplió la denuncia policial y brindó datos sobre la medida de extorsión que sufrió horas después de comprobar la desaparición del rodado.
“Hola, gato…”
Un caso insólito (aunque con la delincuencia, ya nada parece asombrarnos) lo protagonizó otro vecino de nuestra ciudad, a quien le sustrajeron una costosa bicicleta del tipo todo terreno, valuada en el mercado legal en cerca de 900.000 pesos.
El robo se produjo del frente de una vivienda situada en inmediaciones al Parque Miguel Lillo y, además, los ladrones se apoderaron de otra bicicleta de similares características que se encontraba en ese momento atada con un candado.
Pero el propietario de la bicicleta de la reconocida marca Venzo, nunca pensó escuchar en su teléfono al individuo que lo contactó con absoluta impunidad.
“Hola, gato… tengo tu bici, queres recuperarla, venite al barrio…, y trae 180.000 pesos en la mano…”
El hombre no salía del asombro en ese instante, pero decidió adoptar una actitud algo temeraria y acudió “a la cita” con el dinero en su poder.
“No me vas a denunciar…”
Cuando la víctima llegó al domicilio pactado, se encontró con dos chicos, probablemente, menores de edad, según contó el hombre a sus allegados, cuando recordó el increíble episodio atravesado.
“¿Trajiste la plata, gato…? Fue la expresión del delincuente que, además, marcó la cancha y exhibió en ese momento un arma de fuego, como para intimidar al visitante.
El denunciante del robo de su bicicleta no opuso resistencia y entregó el dinero solicitado anteriormente por “el individuo”, quien con total impunidad, se comunicó a su teléfono particular.
Pero el cierre de “la transacción” en medio del barrio “picante” tuvo otra condición muy especial de parte del delincuente armado: “Gato, no nos vas a denunciar eh…, mira que sabemos dónde vivís y quiénes son tus familiares…”
Ustedes, amigos lectores, emitan sus reflexiones de estos tiempos.
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