Demolición del muelle de pescadores
El Intendente firmó este martes un decreto para proceder al derribo de parte de la estructura
En la mañana de este martes, el área de Obras Públicas de la Municipalidad procedió a la demolición de parte del abandonado muelle de pescadores, ubicado en la playa local a la altura del sector conocido como Zanjón del perro.
La decisión tiene estrecha relación con el desprendimiento de una losa que cayera a la arena en la tarde del pasado sábado y que pudo haber provocado una tragedia, teniendo en cuenta que el lugar es sumamente transitado por lugareños y turistas.
La situación generó honda preocupación en el Ejecutivo, habida cuenta que el lugar se ha transformado en un serio peligro, en virtud que podría haber nuevos desprendimientos y generar una desgracia que conllevaría graves consecuencias para la comuna.
El propio director de Obras Públicas, Ricardo Carrera, confió anoche a Ecos Diarios que “una vez realizado el correspondiente acto administrativo (un decreto que llevaría la firma del intendente Arturo Rojas), que estimo se hará mañana a la mañana (por hoy), inmediatamente iremos con las máquinas municipales para demoler todo lo que podamos de la estructura, al menos el sector al que tiene acceso la gente”.
“No podemos dejarlo seguir así, es un peligro para la vida de la gente. El otro día cuando se desmoronaron esos pedazos de losa había personas muy cerca, ya que habitualmente muchos van a tomar mate a la sombra. Podemos agradecer que no ocurrió una desgracia”, aseguró.
El procedimiento
Para desmoronar la estructura se hizo uso de una retroexcavadora y la pretensión es tirar lo que “más se pueda” del muelle, aunque seguramente no se pueda demoler la parte que está bajo agua.
Luego se procederá a hacer un cerco, y luego se irá demoliendo el resto a medida que lo permitan las mareas. Una posibilidad para el futuro es hacer una especie de espigón pequeño con los restos de lo que ha sido el muelle y piedras que se llevarían al lugar.
El proyecto que no fue
El muelle de pescadores ha sido uno de los tantos proyectos tentadores que por una razón u otra no se finalizaron, y sus “esqueletos” han quedado suspendidos en el tiempo. En este caso con los efectos erosivos del clima marino haciendo mella sobre la estructura, al punto de dejar desnudos a los oxidados hierros que formaran el interior de cada columna o viga.
La construcción del muelle de pescadores, a la altura del sector de playa conocido como “Zanjón del perro” se gestó en 1970, durante la intendencia de Alberto Percario y en diciembre de ese año se puso en marcha la obra, con fondos de la Provincia.
Una estructura que se internaría 120 metros en el mar, con una escalera de acceso, confitería y baños en su parte superior, conformaban el proyecto del muelle. Sería uno más de los existentes en varios balnearios de la costa atlántica.
Sin embargo la obra se paralizó ante el no arribo de fondos desde la gobernación. Quedó inconclusa cuando restaban construirse 30 metros más mar adentro. Sólo el municipio construyó a principios de la década del ochenta una escalera de acceso a la parte superior.
El epílogo
Las nuevas administraciones municipales no volverían a ocuparse del abandonado espigón, a pesar de algunas intentonas y promesas ocasionales, ya sea para proseguir la obra o demoler lo existente.
En 2004, con la estructura en avanzado de destrucción, se decidió demoler la escalera que permitía al público a subir a la explanada, para tomar fotografías y pescar en la parte delantera del muelle, aunque en este último caso nunca fue un lugar con buenos resultados a la hora del pique.
Durante la gestión de Daniel Molina, el entonces secretario de Planeamiento, Martín Sarasibar, anunció que se haría un estudio para evaluar el real estado de la estructura. Pero nunca se cumplimentó.
Por ese entonces se hizo una consulta a la empresa Dycasa, que desarrollaba la tarea de extensión de la escollera, para conocer qué inversión sería necesaria para acondicionar el muelle. La respuesta fue de $700.000, una cifra considerada inviable para las arcas comunales.
La última inspección de los restos del muelle por parte de expertos en la materia se produjo en 2008, a través de profesionales de Hidráulica de la Provincia de Buenos Aires.
Son embargo no fue más que un estudio visual y se sugirió hacer el tan mentado estudio técnico para constatar el estado de vigas y columnas.
Lo que se sabe es que por debajo de la arena existe una base de material, de varios metros de profundidad, mientras que en la parte superior de la estructura en pie ya no quedan las barandas laterales preventivas.
Hasta estos días los restos del no concluido muelle han servido como punto referencial de caminatas o trotes playeros, y de innumerables fotos y filmaciones, muchas de ellas con el fondo del sol poniéndose en cada atardecer.
Más allá de este atractivo y alguna nostalgia o romanticismo que pueda generar (en una encuesta de escosdiarios.com realizada en 2011 el 56,3% opinó que no debía demolerse y el 39,6% que sí), el reciente desprendimiento de hormigón alertó que ha llegado la hora de dar por tierra con la estructura y el municipio lo hará en próximas horas.///