Domingo 28 de mayo de 1995
Los micros no iban a tener las boleteras mecánicas
Las empresas concesionarias del servicio afirmaban estar imposibilitadas de instalar máquinas expendedoras de boletos en sus unidades. El reducido nivel de usuarios que utilizaban el transporte era el motivo
Las empresas concesionarias del servicio urbano de pasajeros en Necochea y Quequén daban cuenta de la crítica situación que presentaba la actividad,ante el descenso de usuarios, y la imposibilidad material de implementar en nuestro medio los alcances de la ley Nº 11.430, que preveía el uso de máquinas expendedoras de boletos, tarea que en su momento estaba a cargo de los conductores de micros.
La posición de las firmas privadas, Compañía de Transportes Necochea y Micro Omnibus Nueva Pompeya, se había conocido en el marco de una reunión desarrollada en ámbitos del Concejo Deliberante de Necochea, donde se abordaba una solicitud realizada en este sentido por la Seccional Mar del Plata de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
Vale apuntar que el gremio que reunía a los trabajadores del sector, había presentado a fines del año anterior una nota en el cuerpo deliberativo local, firmada por el reorganizador de la seccional, Juan Czerwinski.
En la misma se le informaba a los ediles que "según dictan la ley 11.430 y el decreto 692/92, el conductor de transporte público de pasajeros tiene prohibido el corte de boletos". En el pedido al HCD, la UTA reclamaba se "tome partido en la reglamentación del mismo (en Necochea) y (se) realicen las modificaciones necesarias, tendientes a solucionar el problema de las condiciones de trabajo de nuestros defendidos".
Los empresarios del servicio en Necochea, representados por José Manuel Fernández y Daniel Cevasco, por las firmas Compañía Transportes Necochea y Ómnibus Nueva Pompeya, respectivamente, daban cuenta del contenido de uno de los artículos de la lev 11.430 -donde se indicaba que "la presente disposición podrá ser dejada sin efecto por la reglamentación en las ciudades del interior de la Provincia, cuando la densidad vehicular frecuencia del viaje lo hicieran aconsejable".
Teniendo en cuenta este antecedente, rechazazaban de plano la posibilidad de implementar el uso de máquinas expendedoras de boletos o "boleteras" en nuestro medio.
Informaban que el costo de cada uno de estos instrumentos ascendía a 5.000 pesos. Para el caso de los denominados "micros azules", que tenía un parque automotor de 40 unidades, la inversión en este sentido sería de 200.000 pesos, "algo imposible de llevar a cabo", comentaba Fernández.
El representante de esta concesionaria manifestaba que el actual promedio de pasajero/kilómetro, en Necochea, era de 1,10, "muy por debajo de los registros históricos y apropiados para desarrollar esta inversión".
Ambas firmas habían manifestado la crisis económica que se registraba en las finanzas empresarias, debido al marcado descenso en el uso de micros por parte de la gente.
"Los costos hoy no nos dan", comentaban en forma coincidente. En cuanto a los denominados "micros verdes", el promedio de pasajero/kilómetro era de 0,90. Relataron que "un número considerado aceptable y sólido en el movimiento de una empresa, es que el promedio de pasajero/kilómetro sea de 2,5", cifra alejada de los registros locales, según lo afirmado por ambas concesionarias.
Calificaban "de competencia desleal" la labor de los remiseros, al señalar que sus titulares no iban hacer frente al pago de los tributos correspondientes en materia previsional e impositiva.
Cevasco apuntaba que el descenso en la venta de boletos, en comparación a idéntico período del año pasado, ascendía al 40%, mientras que Fernández precisaba que la reducción en su firma oscilaba en el 30%.
Este último decía que "si el promedio de pasajero/kilómetro ascendiera a 3, estaríamos en condiciones de instalar máquinas expendedoras de boletos". Expresaban que una comitiva de la UTA había estado en nuestro medio tiempo atrás, presentando una serie de inquietudes, las que no habían podido ser atendidas por las empresas locales, ante la crisis económica que presentaba la actividad.
Arrancaba la Liga
Una nueva ilusión se ponía en marcha para mucha gente, ese domingo 28 de mayo, cuando comenzara a girar el esférico en las distintas canchas de Necochea, Quequén, San Cayetano, Lobería y La Dulce.
Lo cierto es que se subía el telón de una nueva edición del máximo certamen que organizaba la Liga Necochea de Fútbol, más precisamente la número 66, que estaba cargada de expectativas.
Contrariamente a lo que ocurría en otras temporadas y a pesar de la situación económica, en esta ocasión se habían quedado en Necochea la mayoría de los principales valores, que se habían ubicado en distintos equipos, dándole mayor paridad al campeonato.
Pedido de informes
El Concejo Deliberante de Necochea le solicitaba al Departamento Ejecutivo municipal una pormenorizada información sobre los "motivos por los cuales la empresa Ingeniería Laino S.A. ha abandonado totalmente la obra de cordón cuneta en la ciudad de Quequén".
El respectivo proyecto de minuta de comunicación era aprobado en la última sesión del HCD y requiere establecer, además, "el monto abonado a la fecha" y el "porcentaje de obra realizado".
El pedido de informes incluía saber "cuánto dinero ha recibido de la Provincia de Buenos Aires para la citada obra" y la "situación legal de la mencionada empresa".
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