Duro diagnóstico sobre la gestión de residuos electrónicos en Mar del Plata
Se generan 6.000 toneladas por año. El 70% termina en manos de recuperadores informales y sólo el 1% se recicla. Piden fortalecer la educación ambiental y una normativa específica.
Un informe realizado por especialistas arrojó una preocupante radiografía de la gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) en el partido de General Pueyrredon: de las 6.000 toneladas generadas anualmente, menos del 1% ingresa al circuito formal de reciclaje. Y el 70% termina en rellenos sanitarios o en manos de recuperadores informales.
El trabajo fue realizado por Greta Liz Clinckspoor (Conicet – UNMdP), con la colaboración del Centro de Desarrollo Económico Territorial (Cedet- UNMdP), a cargo del Fernando Graña, y del Equipo Técnico de Mar del Plata Entre Todos y tiene como objetivo diagnosticar la situación utilizando la perspectiva de la Economía Circular como herramienta para operacionalizar localmente los principios del Desarrollo Sostenible y, a su vez, destacar el potencial de estos residuos.
El uso masivo y cada vez mayor de dispositivos electrónicos ha transformado a las ciudades en auténticas “minas urbanas”, llenas de recursos valiosos. Sin embargo, la falta de sistemas eficaces para gestionar estos residuos se ha convertido en uno de los retos más urgentes para los entornos urbanos, agravando una situación que no deja de empeorar.
En el caso del partido de General Pueyrredon, la carencia de una gestión adecuada de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) no solo genera serios riesgos ambientales y de salud, sino que también provoca pérdidas económicas y desperdicia oportunidades productivas para la industria local de reciclaje y reaprovechamiento.
El estudio, que incluye un sondeo ciudadano realizado en 2024 sobre los hábitos y conocimientos que la población marplatense posee sobre esta problemática, evidencia una marcada falta de información y educación ambiental.
Aunque casi el 90% de los encuestados reconoce qué es un residuo tecnológico, el 82% desconoce la normativa vigente. Además, el 70% de los RAEE no recibe una disposición adecuada, terminando en rellenos sanitarios o en manos de recuperadores informales que operan sin protección ni infraestructura.
Las recomendaciones del informe son contundentes: fortalecer la educación ambiental, expandir la infraestructura de recolección, actualizar las normativas y fomentar la economía circular para generar empleo y reducir el impacto ambiental.
Actualmente, la gestión de los RAEE en la ciudad se caracteriza por una marcada informalidad. Los recuperadores urbanos, carentes de herramientas y espacios adecuados, desempeñan un papel fundamental en la recolección y desmantelamiento de estos residuos. Sin embargo, sus prácticas suelen ser rudimentarias y exponen tanto a ellos como al medio ambiente a riesgos. Por otro lado, las empresas del sector privado, con mayor capacidad tecnológica, se enfocan en la recuperación de determinados componentes de alto valor. No obstante, la fragmentación del sector y la falta de coordinación dificultan una gestión integral de los residuos.
Regulación
La ausencia de una normativa específica para la gestión de RAEE en el partido de General Pueyrredon impide un manejo adecuado de estos residuos. Una ordenanza municipal podría establecer las pautas necesarias para:
Recolección selectiva: implementar sistemas eficientes de recolección de RAEE.
Tratamiento y valorización: promover el desarrollo de centros de tratamiento especializados para la recuperación de materiales y la minimización de residuos.
Responsabilidad extendida del productor: exigir a los fabricantes y distribuidores de equipos electrónicos que se hagan responsables de la gestión de sus productos al final de su vida útil.
Concientización ciudadana: fomentar la participación ciudadana a través de campañas de educación y concientización.
Beneficios
La implementación de una ordenanza para la gestión de RAEE traería consigo múltiples beneficios:
Ambientales: reducción de la contaminación, conservación de recursos naturales y mitigación del cambio climático.
Sociales: generación de empleo, mejora de la calidad de vida y promoción de una economía circular.
Económicos: creación de nuevas oportunidades de negocio y reducción de costos asociados a la gestión inadecuada de los residuos.
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