El adiós a Che Borges: La historia de un bar que marcó una época
Julio Cejas y María Fonalleras, dueños de Che Borges, repasaron los 22 años del emblemático bar cultural
ROCÍO MAGALÍ SÁNCHEZ
Para Ecos Diarios
Después de 22 años de historia, el establecimiento gastronómico “Che Borges” cerró sus puertas. Sus creadores y dueños, Julio Cejas y María Fonalleras, se despidieron de un espacio que fue mucho más que un bar: un punto de encuentro para la cultura, el arte, la política y la vida cotidiana de la ciudad.
“Hoy es un día muy particular para nosotros”, señaló Cejas “Por un lado sentís que te sacas una mochila porque el trabajo era muy demandante, pero también queda esa presión en el pecho de dejar algo que disfrutamos tanto”. Fonalleras agregó: “El contacto con la gente todos los días, eso lo vamos a extrañar muchísimo”.
La decisión de cerrar no fue abrupta. Desde hace más de un año y medio venían meditando un cambio. “Después de la pandemia, todo se volvió más difícil. No tanto en lo económico, que siempre se sostuvo, sino en la dinámica del trabajo”, expresaron
El corazón de Che Borges
Che Borges no fue un bar cualquiera. Desde su inauguración el 30 de mayo de 2003, se consolidó como un espacio único en Necochea, con identidad propia, cargado de una estética llena de arte y cultura. “Fue un ciclo hermoso, donde pudimos hacer algo que nos gustaba, algo que no existía en la ciudad”, recordaron
Nosotros queríamos lograr un bar que reuniese todo lo que nos gustaba a nosotros” Arte, cultura, y que tuviera barra que era algo que en Necochea no existía”
Y agregaron: “Nosotros contábamos con una barra grande y siempre estábamos. Teníamos una gran cantidad de clientes que iban al mostrador a charlar con nosotros solos o en pareja o mujeres solas, que decían, "Si estás vos, yo voy."

Durante varios años, además, el bar contó con una sala de teatro en su interior. Allí se estrenaron obras, se hicieron monólogos y pequeñas puestas en escena. “En un momento se llegaron a presentar hasta 70 espectáculos en un año- Hasta la pandemia funcionó muy bien. Luego se hizo imposible sostenerlo por la cantidad de personal que requería la propuesta. Como boleteros, sonidistas, etcétera”, explicaron.
Más tarde, el espacio fue transformado en el taller Naranjo Borges, con propuestas artísticas como pintura y otras disciplinas. El nombre fue inspirado por los dos naranjos que crecen dentro del bar desde sus comienzos.
Asimismo, “Che Borges” fue hogar de innumerables anécdotas y visitas memorables. Desde artistas locales hasta figuras internacionales como Juanjo Domínguez —guitarrista de Mercedes Sosa—, o incluso miembros del Teatro Colón, como un barítono, un tenor y una soprano que ofrecieron un show inesperado este último verano.
Espacio político
También fue un espacio político: “Había una mesa grande donde se sentaban políticos de todos los partidos. Se peleaban en el Concejo y después venían acá a tomar café juntos. De lunes a viernes se decían de todo pero el sábado iban a tratar de solucionar los problemas de Necochea, era muy interesante. Nosotros lo que vemos ahora es que no se reúnen. Eso se perdió con el tiempo”, rememoraron con un dejo de nostalgia
Y como en todo bar con alma, no faltaban los habitués. Personas que cenaban en la barra cada noche, que avisaban que estaban yendo y que les separasen su espacio favorito o quienes pedían alguna comida con algún detalle particular al punto de que varios platos del menú llevaban los nombres de sus clientes creadores.
La decisión de cerrar no responde a una pérdida de amor por el lugar, sino al desgaste físico y la demanda que exige “La gastronomía es un trabajo que te tiene que gustar. A nosotros nos encantaba, pero llegó un punto en el que ya no dábamos más”, reconocen.
De cara al futuro
Aunque aún no tienen proyectos concretos para el futuro, sueñan con viajar y disfrutar de otra etapa de la vida. “Nos hubiera gustado que alguien lo siguiera, pero entendemos que es un compromiso enorme. Aun así, nos vamos con la satisfacción de haber hecho algo que dejó huella en la ciudad”.
Con propuestas que respetaban y celebraban al artista, con encuentros únicos e irrepetibles, Che Borges deja un vacío en la oferta cultural de Necochea. Pero también un legado imborrable, hecho de arte, charlas y sentido de pertenencia
“No nos quedamos con nada pendiente. Lo más importante fue dar espacio a los artistas locales y generar un lugar en el que la gente se sintiera parte. Eso fue Che Borges, y eso es lo que va a quedar” concluyeron.
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