El amor sobre todo
Juan De Benedictis y Mónica Fernández componen la pareja más emblemática del deporte de nuestra ciudad
Por Eduardo Ronco
Para Ecos Diarios
La semana de los enamorados está llegando a su fin y que mejor que cerrarla, sumergiéndonos en la historia de amor que identifica al deporte de Necochea. Porque si nos remitimos al pago chico y tenemos que unir amor y deporte, está claro que la pareja por antonomasia es el matrimonio De Benedictis –Fernández, Fernández-De Benedictis o Mónica y el Johnny.
Ella ex tenista, con una destacada carrera en Juniors, donde llegó al segundo lugar del ranking argentino, en la categoría hasta 16 años y compartió generación con jugadoras de la talla de Claudia Casiabianca (Ex número 1 del Mundo Junior y ganadora del US Open de 1977) y la riotercerense, Ivana Madruga (Ex Top-20 del ranking de la WTA). Por su parte, él fue ex piloto de automovilismo, querídisimo en el ambiente tuerca y protagonista del Turismo Carretera en la ruta abierta durante la década del 80 y 90, donde logró tres subcampeonatos (1986, 1993 y 1994).
Juan Antonio De Benedictis y Mónica Fernández, llevan casi 40 años juntos, 35 años de casados y se los ve felices, como cuando eran fotografiados en los parques cerrados de los semipermanentes o en los boxes de los autódromos, en tiempos de esplendor del aguerrido piloto necochense que aceleraba con los dos pies y alguien en algún momento lo bautizó como “Pichón de Di Palma”.
En el Casino
Sobre sus primeros tiempos de romance, Mónica quien comenzó a dar sus primeros raquetazos en el viejo Club Náutico, golpeado luego por la inundación de 1980, recuerda aquellos momentos con ternura y una sonrisa tímida “Nos conocimos el 23 de marzo de 1980, una semana antes de que Johnny comenzara a correr en TC (Ndr. De Benedictis hizo su presentación en el Turismo Carretera el 30 de marzo de ese año en la Vuelta de Olavarría)” y agregó “no nos habíamos visto nunca, pero nos encontramos en la vieja confitería del Casino, que ahora lo veo venirse abajo y me da mucha nostalgia porque ahí nos vimos por primera vez y a partir de allí seguimos hasta hoy. También se fortaleció la relación en las primeras Fiestas del Deporte, ya que él iba ternado por automovilismo y yo por tenis”.
Desde ese instante, todo cambió para la vida de ambos y Mónica, que representó a Comercio en los Interclubes de Buenos Aires, en las categorías Cadetes, Intermedia y Primera, se fue alejando de la competencia. Sobre como asumió el rol de acompañar a la creciente figura del TC, expresó que “Era difícil al principio, porque fui criada para ser tenista, pero yo estaba enamorada. Aparte pienso que de haber continuado con mi carrera, no hubiésemos podido formar la familia que tenemos hoy en día”.
La emoción de Johnny
A Johnny, también le brillan los ojos al momento de hablar de su compañera de tantos años y consultado acerca de lo significa para él, señaló que “es una parte de mi vida, porque tengo 64 años y estuve más de la mitad con ella y hemos pasado realmente todo tipo de momentos. Lindos, tristes, pero por suerte estamos y como siempre digo, trato de aferrarme a lo bueno, a las ganadas y las perdidas que las cuente el que las ganó”, señaló De Benedictis, quien se inició en automovilismo en las viejas “Cafeteras”, para pasar más tarde a la categoría “Mar y Sierras”, donde transcurrió durante tres años en esa divisional que fue semillero de un montón de pilotos como Occhionero, Gallinotti, Castellano y Calamante entre otros, que llegaron al TC.
El amor fue creciendo, la relación se fue afianzando y así fue que se casaron en 1984. De aquellos tiempos, lo primero que le pasó por la cabeza a Mónica fue su primera casa ubicada en calle 67 entre 52 y 54 “Nos fuimos a vivir a la casa de mi suegra, que tenía un departamento atrás. Guardamos muchos recuerdos porque ahí vivimos 7 años y nacieron nuestros primeros hijos: Juan Bautista (actual piloto de TC con el Ford del equipo del Omar Martínez) y Magalí. Luego nos fuimos a la calle 26, donde nació Franco (piloto de la TR Series) y Delfina ya nació acá (por el domicilio donde viven hoy)”.
Relató Mónica, que entrenó en la escuela del Club Náutico de Mar Del Plata, bajo el paraguas de Felipe Locicero, el gurú de Guillermo Vilas, quien ya estaba en pleno apogeo y junto a destacados tenistas, tal el caso de los hermanos Roger y Thierry Quintin, Ernesto Ruíz Bry, Antonio Garoni y Viviana Locicero (nieta de Felipe), pasó horas y horas de tenis en cancha, y en el frontón.
Claro que en la vida de ambos, no fue todo color de rosas y como toda familia afrontaron momentos de mucho sufrimiento. Uno de ellos fue tras el terrible accidente que sufrió Juan Antonio, con el Ford del equipo Trenque Lauquen el 11 de junio de 1995 en Balcarce, cuando su auto se salió de pista y golpeó contra la sierra “La Barrosa”.
“Fue muy duro, porque era mi vuelta al TC, después de dos subcampeonatos y un parate. Además nuestros hijos eran chiquitos”, reflexionó Johnny, quien obtuvo 16 victorias en la categoría más popular de nuestro automovilismo. Por su parte, Mónica que vivió ese calvario desde abajo del auto, remarcó que “fue bravísimo ese momento, porque además le costó mucho recuperarse y estuvimos tres años dando vueltas. Además no existían los elementos, que tuvimos luego en el Fleny, para hacer una rehabilitación acorde como en el 2014, tras el accidente vial que sufrimos el 26 de diciembre de 2013, en las inmediaciones de 25 de Mayo, donde él (por Johnny), estuvo grave y resultó otro de los momentos más duros de nuestras vidas”.
Por último, les preguntamos algo que muchos quieren saber… ¿Cuál es el secreto para estar juntos después de tanto tiempo? Algo que contestaron casi al unísono “todo esto que te contamos no tiene unidos. Porque no nos aburrimos nunca con todos éstos condimentos, ya que la peleamos como dos leones”. Esos son Juan Antonio y Mónica, Fernández y De Benedictis, “la guerrera de los courts” y el “Johnny de Necochea”.
Ambos componen la pareja que identifica al deporte de nuestra ciudad y mantienen la llama del amor bien encendida como hace 40 años. Lo que equivale a un triunfo mayor que ganar Roland Garros, un título de TC o subir a lo más alto del podio en el Gran Premio de Mónaco. Máxime si le sumamos, que además supieron consumar una familia hermosa.