El asma, una enfermedad crónica que se puede controlar
Se conmemoró ayer el Día Mundial del Asma para crear conciencia sobre su tratamiento.
El asma es una enfermedad crónica que afecta a las vías respiratorias, provocando inflamación y estrechamiento de los bronquios, lo que dificulta la respiración. Tos persistente, silbidos al respirar, sensación de falta de aire y opresión en el pecho son algunos de sus síntomas característicos. Aunque puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente en la infancia y en personas con antecedentes familiares alérgicos.
En el Día Mundial del Asma, que se celebra cada primer martes de mayo, se busca generar conciencia sobre la importancia del diagnóstico temprano y del acceso a tratamientos eficaces. La fecha es promovida por la Iniciativa Global para el Asma (GINA) desde 1998, con el lema de este año centrado en la necesidad de garantizar la equidad en el acceso a los medicamentos inhalados, fundamentales para el control de la enfermedad.
Las medicaciones más comunes son los broncodilatadores, que alivian rápidamente los síntomas, y los corticosteroides inhalados, que ayudan a reducir la inflamación y prevenir las crisis asmáticas. Cuando el asma no está bien controlada, se incrementan las internaciones, la ausencia escolar y laboral, y en algunos casos, puede ser causa de muerte. En Argentina, según datos oficiales, se registran más de 15.000 internaciones anuales por cuadros asmáticos.
Además del tratamiento médico, existen medidas complementarias para mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta condición. La educación del paciente y su entorno es clave para identificar desencadenantes y actuar ante una crisis. Evitar el humo del tabaco, los ácaros del polvo, la contaminación ambiental y ciertos alérgenos puede reducir la frecuencia de los ataques. También se aconsejan técnicas de respiración como el método Buteyko o ejercicios de yoga, que pueden ayudar a disminuir la ansiedad y mejorar el control del aire.
El asma no tiene cura, pero puede ser controlada. Con el acompañamiento médico adecuado, el uso correcto de los inhaladores y una vida activa y cuidada, es posible convivir con la enfermedad sin que esta limite las actividades diarias. La clave está en el diagnóstico precoz, el cumplimiento del tratamiento y el acceso equitativo a la atención sanitaria.
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