El Cordobazo: a 55 años del estallido obrero estudiantil que sacudió al país
El 29 de mayo de 1969 Córdoba fue escenario de una rebelión histórica contra la dictadura de Onganía.
El 29 de mayo de 1969, Córdoba fue escenario de uno de los levantamientos más impactantes de la historia argentina: el Cordobazo. Aquella jornada histórica se convirtió en un símbolo de lucha popular, marcando el principio del fin para la dictadura de Onganía y abriendo un capítulo clave en el conflicto social del país.
La protesta nació como un paro activo convocado por los sindicatos cordobeses, entre ellos Luz y Fuerza, SMATA y UTA, liderados por figuras como Agustín Tosco, Elpidio Torres y Atilio López. Fue la respuesta a una política de ajustes, represión sindical, y recorte de derechos laborales, entre ellos la eliminación del sábado inglés. La dictadura había cerrado las puertas del diálogo, lo que encendió la chispa del descontento social.
Lo que comenzó como una huelga obrera terminó siendo una revuelta masiva de trabajadores y estudiantes, con miles de personas tomando las calles del centro cordobés. Hubo barricadas, enfrentamientos y una represión violenta. El saldo fue trágico: al menos 14 muertos, cientos de heridos y más de 300 detenidos.
Pero más allá del costo humano, el Cordobazo de 1969 significó una derrota política para el régimen militar. La protesta dejó al descubierto el malestar profundo que recorría el país y la capacidad de organización del movimiento obrero. La imagen de una Córdoba tomada por el pueblo marcó un antes y un después. La dictadura de Onganía nunca se recuperó del impacto, y un año después, el presidente de facto fue obligado a dejar el poder.
Este hecho trascendió lo local para transformarse en una referencia nacional. El Cordobazo potenció la acción gremial, reavivó la militancia juvenil y modificó el curso de la historia política argentina. Fue el inicio de una escalada de protestas que desembocaron en el regreso de la democracia en los años siguientes.
Hoy, a 55 años del Cordobazo, se recuerda como una de las protestas obreras más importantes de la Argentina. Un hito que demuestra que la resistencia organizada puede doblegar incluso a los gobiernos más autoritarios. El legado del Cordobazo sigue vivo, como símbolo de unidad, justicia y dignidad del pueblo trabajador.
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