El derecho de nacer
En el marco de la semana del parto respetado si bien existe una ley en vigencia, todavía quedan muchos derechos por garantizar
ROCÍO MAGALí SÁNCHEZ
Para Ecos Diarios
“Parir y nacer en un entorno de amor, respeto y buenos tratos importa”, afirmó Jéssica Silin antropóloga y doula e integrante de los círculos de acompañamiento gestar, parir y nacer en tribu. En la Semana Mundial del Parto Respetado, que se celebró entre el 19 y el 25 de mayo, el tema vuelve a cobrar fuerza, pero detrás de las consignas queda el desafío de garantizar derechos que muchas veces no se cumplen.
Desde 2004, la ley nacional 25.929 de parto humanizado protege a las personas gestantes, a los recién nacidos y sus familias. Sin embargo, estos derechos no siempre se conocen ni se respetan. “Es importante visibilizarlos, promoviendo el cambio de paradigma desde un modelo biomédico a un enfoque centrado en la mujer, respetando sus necesidades y deseos”, señaló Mariana Lixon, licenciada en obstetricia.
Y agregó: “Es una premisa súper importante el estado emocional de la gestante durante el embarazo, el parto, puerperio como también lo es la atención del recién nacido. El parto respetado no es una moda, es un derecho”, recalcó la médica sumándose al lema de este año: “Con información y acompañamiento es posible decidir”.
¿Que abarca el parto respetado?
Silin explicó que el parto respetado no depende únicamente de la vía del nacimiento. “Tanto si es vaginal como si es por cesárea, puede ser respetado si se coloca a la gestante y al bebé como protagonistas, si se informa de manera clara, si se pide consentimiento sobre las prácticas. Eso impacta directamente en cómo se sienten esas familias y tiene consecuencias emocionales a corto, mediano y largo plazo”.
El marco legal establece aspectos concretos: respetar los tiempos biológicos del trabajo de parto, informar cada procedimiento que se le realice al recién nacido, permitir libertad de posición (banquito de parto, pelota de esferodinamia), fomentar el contacto piel a piel (Copap) y garantizar el derecho a que la gestante pueda estar acompañada por la persona que ella elija.
En Necochea, la situación es dispar. “Varios de los derechos mencionados se cumplen, pero creo que todavía hay mucho por hacer. Los profesionales de la salud tenemos un rol fundamental para llevarlo adelante”, señaló la especialista obstétrica.
Por su parte, la doula estuvo de acuerdo “Hay conocimiento por parte de los profesionales sobre la ley, pero no ha sido sistemático el uso de herramientas como los planes de parto y nacimiento. Se observa bastante medicalización del proceso. Las experiencias son muy variables: algunas familias relatan acompañamientos amorosos y otras viven violencia obstétrica”.
Alta tasa de cesáreas
Un dato preocupante es la tasa de cesáreas en el hospital local, que supera el 40%, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda que no exceda el 15%. Esto tiene consecuencias a nivel poblacional. Y en el país los datos también preocupan: según el Observatorio de Violencia Obstétrica de Argentina, un 31% de las personas encuestadas recibió intervenciones médicas sin consentimiento informado, un 45% sufrió maltrato verbal un 46% maltrato psicológico. Solo un 14% pudo decidir de manera autónoma sobre su atención.
Frente a este escenario, los espacios comunitarios son clave. “La información ayuda a disminuir incertidumbres y a recuperar la confianza de que podemos parir y los bebés saben nacer”, expresó Jéssica. Desde los círculos y la organización Encuentros del Buen Nacer, en Necochea y Quequén, se realizan encuentros abiertos, gratuitos, donde se comparten relatos, leyes, libros, herramientas como los planes de parto. “La idea es que las familias lleguen con anticipación a hablar de sus expectativas, porque el momento del parto es de gran vulnerabilidad y si se conversa antes, la comunicación es más clara”.
Trabajar por el bien común
“Debemos seguir repensando entre todos para avanzar. Desde 2004 la ley nos protege, pero aún falta que se cumpla en cada parto. Este es un trabajo colectivo entre profesionales de la salud, familias y comunidad para lograr partos y nacimientos con respeto y amor “concluyó Lixon.
A lo que Sillín añadió “Lo que queremos es poder aunar esfuerzos entre profesionales de la salud, comunidad y familias para lograr que los partos y nacimientos sean en amor. La idea, por supuesto, no es atacar al sistema médico, sino que podamos trabajar en equipo”.
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