El día después del adiós
Diego Elía se retiró del fútbol y junto a él repasamos su extensa carrera
Eduardo Ronco
Para Ecos Diarios
Serio, sin mucha gestualidad, tal como durante toda su carrera, pero asimismo cordial, respetuoso y bien predispuesto al diálogo, otra de sus características que mantuvo durante estos 26 años de futbolista profesional. Así lo encontramos a Diego Elía para charlar sobre su carrera, esa misma que el “Pibe de 40” (más precisamente de 43 años, nació el 2 de mayo de 1978), decidió detener luego de la derrota del fin de semana pasado de Rivadavia ante Sportivo San Cayetano, por 2-1 en el estadio “Panamericano”, que a estas alturas ya es su segundo hogar.
Mantener la cabeza ocupada
Se dice que lo más difícil para un futbolista profesional o para alguien que hizo una actividad durante mucho tiempo, lo más complicado es el día después porque nadie te prepara para ese momento, por eso siempre se habla acerca de que lo más importante es mantenerse activo, no obstante el “Turco” quien en el año 2003 fue distinguido por el Círculo de Periodistas Deportivos de Necochea con el “Puente Colgante en Fútbol”, premio otorgado nada más ni nada menos, que por una gloria de la talla de Enrique Macaya Márquez, tiene objetivos inmediatos como entrenador de la Sexta del “Decano”, que hoy comenzará su llave de cuartos de final del torneo 2021 ante Independiente de Lobería. Acerca de esta nueva experiencia, el esposo de Carolina, y padre de Bejamín y Lorenzo, ambos en el fútbol infantil de Rivadavia señaló que: “lo bueno de esto es que mantengo la misma rutina, aunque en el bolso en lugar de los botines, va a ir la carpeta con la formación. Pero de todos modos estoy muy contento, tengo 28 jugadores a cargo, porque es una división donde se juntan dos categorías, que vienen entrenando bien desde el fútbol infantil, son todos chicos del club lo cual me facilitan las cosas, que además trabajan muy bien técnicamente y son muy respetuosos. Así que por ser la primera experiencia como DT, me tocó un grupo bárbaro”.
La primera vez
La trayectoria de Diego Elía cuenta con un frondoso palmarés, infinidad de partidos con la casaca de Rivadavia, con la que cosechó los títulos de 2000, 2003, 2005, 2007 2008, 2010 y 2011, Torneos Argentinos con la camiseta de Villa del Parque y finales con Newbery, por citar algunos puntos altos. Sin embargo ese viaje de 26 años, tuvo un inicio y aquella primera vez como los colores “albiazules”, fue en 1995 cuando tenía solamente 16 años en la derrota por 2-0 de Rivadavia ante Independiente de Lobería. El debut con el cuadro “albiazul”, lo evocó de la siguiente manera “Lo recuerdo muy bien, porque en ese momento yo jugaba en reserva y venía entrenando con la Primera. Hasta que un día, Miguel López me citó en el club y me dijo que iba a debutar en la Primera como mediocampista por izquierda contra Independiente de Lobería allá y no lo podía creer. Al final mi presentación no fue de lo mejor, porque Pedro Estarli me echó, sin embargo la historia luego fue larga”, dijo entre risas Diego Elía, quien llegó al decano en 1993, luego de sus inicios en las categorías Infantiles de Huracán.
El primer título
Más allá de su bautismo en Primera División, el primer mojón importante de Diego Elía como futbolista fue en el año 2000, con la obtención de su primer campeonato como jugador de Rivadavia, inaugurando un nuevo milenio que resultó muy fructífero en materia de títulos para la institución. Sobre ese plantel particularmente y como no podía ser de otra manera, el hijo de “papá” Rodolfo y “mamá” Mirta, tiene el mejor de los conceptos, y acerca de ese momento reflexionó “fue la unión de dos camadas, los jugadores nacidos en el 74 y 75, que se habían ido del club en un momento como Senesi, Patriarca, Quiroga, Pablo Fuhr, Martiarena y regresaron con nosotros los más chicos que nos quedamos en el club junto a Omar Pérez: Carlos Parisey, Roberto Palacio, Martín Dindart, más dos emblemas Carlos Viel y Jorge Racich. Con todos nosotros Abel Coria, armó un gran equipo y logramos el título. Fue un gran plantel, terminamos invictos y con una gran cantidad de goles convertidos”, reflexionó quien en la Plaza de Boy Scout que comunica las avenidas, 74 y 75 como así también las calles 72 y 73, y en el Barrio Jardín forjó sus primeros sueños de jugador.
Me alargó la carrera
A lo largo de su estadío como futbolista, Diego Elía tuvo muchos entrenadores que lo marcaron. Omar Pérez en su formación, Abel Coria a quien considera una enciclopedia y el entrenador que unió dos generaciones para encaminar un proyecto que luego cosechó títulos también con otros técnicos como Jorge Garro (a quien Elía tuvo al comienzo y al final de su carrera) o Pablo Fuhr. También enfatiza sobre la importancia de haber coincidido con Miguel Ángel López o a Hernán Casais, otro entrenador que le brindó valor agregado en su recorrido como jugador. Sin embargo a la hora de hablar de Pablo Fernández quien lo dirigió en la temporada 2017, cuando Rivadavia llegó a la final del Torneo Vernáculo, cayendo frente a Independiente de San Cayetano y en el Torneo del Interior de 2018 con Ministerio, lo define como un entrenador bisagra en el crespúsculo de su trayecto y sobre el ex goleador de Del Valle, Villa del Parque, Mataderos, Estación Quequén, entre otros clubes manifestó que: “Pablo me alargó la carrera deportiva, porque yo a los 37 años quería dejar de jugar. Y cuando él vino a Rivadavia, me enseñó otros sistemas de juego y otro sistema de entrenamiento totalmente moderno. Es más, por ahí nosotros los de la vieja escuela, queríamos lo que eran pasadas y pretemporadas largas, sin embargo él, me mostró otro camino que me gustó, donde realizábamos trabajos con pelota, todo reducido, todo en velocidad y con eso me dio tres o cuatro años más de carrera y por eso cada vez que lo veo, se lo agradezco y se lo digo”. Ese es Diego Elía. El Pibe de 40, el taurino de Barrio Jardín, el mediocampista integral que mutando de posición a medida que fue pasando el tiempo. El de la banda ancha, el enganche, el doble contención, el cabeceador, la referencia del Decano, el que dejó su huella en Newbery donde fue finalista en 2009, el de los numerosos Torneos del Interior, el que jugó con todos. Desde Senesi y Fuhr, hasta Caballero y Curriés hoy, pasando por Parisey, Dindart, Berón y Murillo, con los que dio varias olímpicas y quien se fue del fútbol cumpliendo casi todos los objetivos que se trazó. Aunque por ahí le quedó como asignatura pendiente algún ascenso al Federal B, que no estuvo tan lejos de conseguir con Rivadavia en 2008 por ejemplo, cuando cayeron ante aquel recordado Unión de Mar Del Plata, que al poco tiempo subió al Nacional B, con la base de ese cuadro que eliminó al decano ajustadamente y por penales. No obstante, a la hora de hacer un balance de su carrera, creo el saldo es altamente positivo y se da por bien pagado.