El papel no cede terreno a las pantallas
En nuestra ciudad los lectores prefieren el papel y esto se refleja en el crecimiento de las ventas de libros de papel y en el escaso interés en el ebooks. La lectura en Internet cede terreno ante el video streaming
Desde hace años, encuestas, estudios, relevamientos, analistas, pronostican la desaparición del libro de papel a manos del libro electrónico y las nuevas tecnologías. Recientemente una la Encuesta Nacional de Consumos Culturales 2017, indicaba que sólo cuatro de cada diez argentinos leyeron un libro en 2017 y que de 2013 a la actualidad el consumo per cápita cayó de 3 libros a 1,5. Según este relevamiento, la cantidad de lectores tuvo una merma del 22% en este período.
Un artículo publicado en un diario de tirada nacional señalaba que uno de los factores que más influyeron en los últimos años en los cambios de los hábitos y que conspira contra la lectura, es la generalización del uso de servicios de video streaming como Netflix, Youtube e incluso Facebook.
Las estadísticas demuestran que en efecto se ven cada vez más videos online, pero esto parece impactar especialmente entre los usuarios masivos de Internet, que en los últimos años habían comenzado a volcarse a la lectura digital y ahora consumen más material en streaming.
En tanto, la escasa adaptación de los lectores tradicionales a los libros digitales, han hecho que las editoriales nacionales sigan sin apostar a los ebooks.
Cada vez más libros
Claudio Bernagozzi es librero desde hace dos décadas y conoce muy bien la realidad de la lectura en nuestra ciudad. A pesar de lo que indican las cifras frías de las estadísticas, él sostiene que la lectura no ha decaído, muy por el contrario, ha crecido.Señaló que el libro digital aún no fue adoptado por los argentinos. “En el país el formato digital todavía tiene poca incidencia con respecto al libro de papel, aunque va ganando terreno”, explicó.
Dijo que tanto los lectores jóvenes como los más grandes que se han animado al libro digital, aún no han abandonado el papel. “Por suerte creo que el libro de papel no se va a dejar de desear y comprar, a pesar de que las nuevas tecnologías son muy prácticas”, indicó.
Bernagozzi tiene librerías desde el 98 y aseguró de que a pesar de lo que indican algunas estadísticas, “hay más venta de libros, porque hay más ofertas”.
“Hay muchas editoriales, muy buenos autores, se invierte mucho en publicidad y en realidad ha subido la oferta de libros y las ventas”, afirmó.
“Lo que pasa es que una editorial de punta saca entre 30 y 40 novedades por mes, de las cuales se venden entre 5 y 8 títulos, el resto es de relleno y a la larga termina en las mesas de ofertas”, precisó.
“Hay mucha oferta de material y si bien es mucho menos lo que se consume que lo que se edita, eso no quiere decir que se compre menos”, dijo Bernagozzi. “La compra está más seleccionada. El buen lector no compra basura, sabe lo que está comprando”.
En cuanto a los lectores más jóvenes, puso como ejemplo el fenómeno generado hace unos años por los libro se Harry Potter. “Esa saga hizo un clic en el adolescente, que hoy ya es un hombre y llevó a la lectura a un montón de chicos que antes no agarraban un libro”.
Por eso, afirmó, “el caudal de clientes de las librerías subió”.
Esa necesidad
“Creo que se lee más, pero en distintos formatos, dado que las nuevas tecnologías permiten un acceso más rápido y económico de libros y publicaciones”, afirmó la escritora María del Carmen González, quien desde hace unos años con sus libros se ha ido ganando un espacio en el ambiente literario local.
Ganadora de varios concursos literarios en nuestra ciudad, González señaló que “el libro sigue siendo caro, por lo que el texto digital ofrece una ventaja para llegar a la lectura. Además de los libros, es usual compartir publicaciones con los lectores a través de las redes sociales y blogs. El formato digital también permite leer publicaciones de autores que no están disponibles en papel”.
“El libro de papel sigue siendo leído, adquirido y preferido por su calidez”, dijo la escritora. “Hay todo un ritual en el contacto con las hojas, el sonido al pasarlas, el olor a tinta, algo que el ebook aún no tiene”.
En cuanto al avance de otros medios que parecen ganarle terreno a la lectura, González dijo que “la TV, Netflix y demás llevan buena parte de la atención, pero para quien gusta y disfruta de la lectura siempre hay espacio y necesidad de un libro”.
Camino a la lectura
“A menudo escucho que ‘la gente lee menos’. Sinceramente, no estoy seguro de que sea así. Las estadísticas son poco alentadoras en cuanto a la lectura; pero es probable que -como suele ocurrir- no sean representativas. Pienso (o, mejor dicho, quiero creer) que se sigue leyendo, aunque no de la forma tradicional”, dijo Axel Díaz Maimone.
Este joven abogado, autor de varios ensayos sobre escritores argentinos del Siglo XX y organizador de talleres literarios, es ante todo un fanático de los libros.
“Últimamente, he visto más gente leyendo de soportes digitales (celulares, tablets, e-readers) que de los tradicionales. Para quienes somos capaces de leer en cualquier momento y lugar, la lectura en formato digital supone muchas ventajas”, señaló Axel. Sin embargo, afirmó, “el libro tradicional, en papel, siempre seguirá vigente”.
“Por mi parte, alterno entre los distintos soportes, y me atrevo a incluir dos opciones más para seguir disfrutando de la literatura: los audiolibros y el aprendizaje de textos de memoria”, dijo Axel, indudable admirador de Borges y los libros vivientes.
Por otra parte, opinó que los nuevos medios y tecnologías, lejos de alejarnos de los libros, nos acercan a ellos.
“El buen uso de servicios como Netflix no altera los hábitos de los lectores porque se trata de distintas artes. La gran oferta de obras basadas en literatura, artes visuales, diseño, arquitectura, geografía e historia no hacen más que incentivar el camino a la lectura”, afirmó.
Y confesó que “viendo series y películas de Netflix, suelo pausar la reproducción para ir a mi biblioteca a corroborar un dato, para revisar genealogías de casas reales o para ubicar un sitio en el mapa que le corresponde. De manera que, en mi caso, todos los caminos conducen al libro -en el formato que sea-; o a la memoria, si estoy fuera de mi casa”.
El libro digital sigue sin despegar
Si bien el libro digital parece no tener impacto entre los lectores argentinos, si lo tiene entre los escritores y editores. Según un informe realizado y publicado por la Cámara Argentina del Libro (CAL) basado en los registros de libros realizados por las editoriales en la Agencia Argentina de ISBN, sostiene que con respecto a los soportes, el libro electrónico se mantiene en constante crecimiento, concentrando el 18% de los registros, mostrando un mayor grado de concentración entre las editoriales universitarias (públicas y privadas) donde casi de las 4 de cada 10 son en formato digital.
Según las estadísticas, después de una etapa de crecimiento en la producción, que tuvo pico en 2011, los años posteriores se mantuvo y cayó la elaboración de libros de papel, no solo por la penetración del soporte digital, sino también por la desaceleración económica, las trabas a las importaciones y el aumento de los costos de producción.
En tanto, las cifras demuestran que la venta de libros digitales en la Argentina se encuentran estancadas en el 1% del total. En Sudamérica se mantiene esta relación, en México es de un 3%, en España supera el 5% y en USA alcanza el 30%.
La tele, la radio y la industria discográfica en la mira
Si bien el libro de papel y la industria editorial podrían parecer los más afectados por las nuevas tecnologías, quienes en realidad más han sufrido el impacto son otros medios tradicionales: la televisión, el cine, la radio y la industria discográfica.
Según datos de la última encuesta del Sistema de Información Cultural de la Argentina, en el país se escuchan 2 horas y media de música por día por argentino y al menos la mitad de las personas lo hace en formato digital. Planteado así, y según información provista por la operadora Claro, la rentabilidad por la venta de música en formato digital ya es equivalente a la proveniente de formatos físicos (46% cada una). Tan sólo el 8% corresponde a derechos sobre shows y utilización de canciones (cine, TV y videojuegos).
Pero el contenido audiovisual no se queda atrás. Según un informe de Carrier y Asociados, casi el 80% de los argentinos ve algún tipo de contenido de vídeo a través de una plataforma online. En este contexto, YouTube es el servicio preferido en las opciones gratis con más de 16 millones de usuarios únicos. Y estimando una base de espectadores (usuarios, no clientes que abonan mensualmente) cercana a los dos millones, Netflix es la opción de vídeo bajo demanda por suscripción más utilizada.
En esta tendencia, los dispositivos más usados siguen siendo las computadoras, mencionados como fuente de acceso a contenido online por un 81% de los usuarios. Sin embargo, las pantallas de televisión están ganando importancia como dispositivos para el video online, señala la encuesta. Más del 70% de los argentinos usa su televisor para ver streaming y video on demand conectándolos a Internet a través de dispositivos como Chromecast o Apple TV, videoconsolas y decodificadores.
El prime time está ampliado hasta la medianoche y tenemos que pensar en una audiencia capaz de ver 10 horas seguidas de contenido
Esta nueva forma de nueva de consumir películas y series se caracteriza por ser individual, multiplataforma y con mayoría de horarios nocturnos, incluso de madrugada.
Según el informe Multiscreen, Platforms & Contents de la investigadora de mercado Business Bureau, se calcula que en América latina hay 190 plataformas y al menos 300 señales que emiten por streaming que catalogan 234 mil películas y 49 mil series. Se trata de volumen de contenido que nunca existió en la historia de los contenidos audiovisuales al tiempo que esta cantidad de material disponible también modificó algunos hábitos: hoy la cantidad de tiempo frente a la TV tradicional (paga y abierta) de un argentino está cerca de las 6 horas mientras que el tiempo que se dedica a todo el consumo audiovisual (videos online y video on demand) casi lo duplica, según una investigación de la agencia de marketing IMS.