El primer intendente, un personaje olvidado
A diferencia de Angel I. Murga y De la Canal, Alberto Nazarre no aparece en las reseñas históricas locales, aunque fue un destacado político y el propietario del primer periódico de la ciudad
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Ecos Diarios
La historia local ha dejado en el olvido a muchas personas que con su esfuerzo y sus pasiones impulsaron a la ciudad de Necochea. Angel I. Murga, a quien hoy se considera el fundador, no se le reconoció sino hasta 60 años después de la creación del pueblo. Lo mismo ocurrió con De la Canal.
Pero hubo otros que deberían ocupar un mayor espacio en las reseñas históricas locales. Es el caso del doctor Alberto Nazarre. Fue el primer intendente de Necochea y también el propietario del primer periódico de la ciudad: El Baluarte.
Como jefe comunal, su mandato sólo se extendió un año, de 1891 a 1892. No obstante, su apasionamiento quedó registrado en la historia a través de los crudos enfrentamientos con sus rivales, como Vidal y Murga.
En tanto, como médico, si bien menos conocido, se sabe que fue uno de los responsables de la primera intervención quirúrgica que se realizó en el Hospital General Díaz Vélez.
En el año 1900, cuando Emilio Ferreyra dirigía ese nosocomio, la presidenta Sociedad de Beneficencia “Protectora de los Pobres”, María B. de Salcides y su secretaria, Manuela Murga, le enviaron una carta al director para felicitarlo por el éxito de una intervención quirúrgica realizada en el hospital por los médicos Adolfo Güiraldes y Alberto Nazarre.
Además la carta daba a entender que los médicos realizaban su trabajo ad honorem. “(Queremos) reiterarle nuestra gratitud por sus sacrificios en bien de esta institución, que por ser muy pobre, no halla otra forma de recompensarles”, concluía la misiva.
De acuerdo a la historia de ese antiguo hospital, Nazarre fue uno de los primeros médicos del establecimiento junto a Fernando de la Moneta y Anselmo Ochoa.
Su propia ciudad
Todo sugiere, que Nazarre también ambicionaba tener su propia ciudad, así que decidió construirla en las tierras de su estancia “La Susana”, en cercanías de Estación Lumb.
La estancia se encontraba ubicada en lo que hoy es el límite con el partido de San Cayetano.
La idea era que el pueblo se llamara Villa de la Salud y se realizaron los planos de la futura población, sin embargo, aquella idea nunca se llevó adelante y Nazarre ni siquiera llegó a vender los lotes.
Años después, aquella población que sólo quedó en los planos, comenzó a confundirse con estación Lumb.
Eso se puede ver en un mapa rural de 1966 en el que se ve todo el distrito de Necochea y se ubica erróneamente a estación Lumb en el lugar donde debió estar la legendaria Villa de la Salud.
Pero para ese momento las tierras ya no pertenecían a Nazarre. Primero pasaron a manos de García Gómez y luego el campo fue adquirido por el danés Frederik Andresen y su esposa Emilia Theodora Agnes Johans.
“La Susana” pasó a llamarte “Los tres leones”, en referencia al escudo real dinamarqués. Con el tiempo, se convirtió en “El Escondido”.
Inquietudes
En un trabajo de investigación titulado “Pequeña historia de la medicina de Necochea”, que escribió Leonardo Aguerre con motivo del centenario de la ciudad, se describe a Nazarre como un “hombre bajo de estatura, eternamente de galera y levita, silbando siempre”.
También como una persona de “muchas inquietudes”, entre ellas la política. Aunque era además un hombre de negocios, ya que compró y vendió chacras, quintas y viviendas.
Aguerre relata una de las tantas anécdotas del pintoresco doctor: “En una de las epidemias de no hemos podido precisar qué eruptiva, atendía en cada de una señora madre de 18 hijos”.
Los niños iban pasando por turno y “después de una larguísima atención y ya mejorado el último de los niños, cuando salía acompañado por la dueña de casa, pasando por el largo corredor de la casona y ante la interminable retahila de la señora: ‘Gracias a Dios…y gracias a Dios”, el buen doctor que no había ni siquiera vislumbrado un real, le contestó: ‘Sí, sí, gracias a Dios, gracias a Dios y m… para el doctor?”.
Pero a pesar de su conocida pasión por la política y su profesionalismo médico, Nazarre también quedó vinculado a la historia de varias entidades e instituciones de la ciudad.
Su nombre, por ejemplo, quedó registrado entre los de quienes contribuyeron en la construcción del primer templo parroquial.///
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