El Quequén, aún desconocido, pero cargado de historias y potencial
Se cumplen 40 años de la expedición en canoa realizada por un grupo de jóvenes desde el nacimiento del Río Quequén y 38 años de la inauguración del complejo turístico Las Cascadas
En mayo de 1748 el jesuita José Cardiel cruzó el río Quequén Grande por el sector conocido como el Paso de Otero, a unos 6 kilómetros de La Dulce. El apasionado misionero fue el primero que dejó registro escrito del río, al que en sus crónicas denominó San José.
A pesar de los 273 años transcurridos y de que en la región todo ha sido modificado por la presencia del hombre, son muy pocas las personas que han recorrido los 180 kilómetros de extensión del Quequén.
La cuenca del río que divide el núcleo urbano de Necochea-Quequén tiene nada menos que 914 km², con dos afluentes y cerca de 27 subafluentes.
El caudal medio del río es de 36 metros cúbicos por segundo. Desde su nacimiento atraviesa los partidos de Benito Juárez, Tandil, San Cayetano, Adolfo Gonzales Chaves, Lobería y Necochea.
Aunque desde hace décadas se ha intentado explotar su potencial turístico, con emprendimientos como los de Puente Blanco o Las Cascadas, recién en este siglo los vecinos de la ribera, mediante un trabajo infatigable, han logrado convertir un tramo del extenso Quequén en un paseo.
Antes, otros visionarios intentaron emplear las aguas del río como recurso para generar energía eléctrica, lo recorrieron en busca de fósiles, intentaron hacerlo navegable para transportar la producción del interior del distrito hacia el puerto y algunos se animaron a navegarlo de punta a punta.
La hidroeléctrica
En la década de 1920, los ingenieros Manuel y José López Echániz formaron la Compañía de Fomento Industrial, que tenía por objetivo la construcción de una central hidroeléctrica que aprovechara como fuerza motriz los saltos de agua del Río Quequén en las Cascadas.
Llegaron a reunir un capital de 284.500 pesos suscriptos en acciones en Necochea y otras localidades de la región.
Se pretendía obtener energía eléctrica a un precio inferior al que se obtenía con las motores alimentados a petróleo.
Pero los esfuerzos del directorio de la empresa tropezaron con inconvenientes económicos que malograron la iniciativa. Sin embargo, la “Hidroeléctrica” continuó con el impulso de anegados vecinos.
Se efectuaron algunas obras, se realizaron planos y trabajos técnicos que fueron achicando los capitales de la empresa, hasta que se decidió su liquidación.
En el paraje Las Cascadas quedan todavía algunos canales cavados y cementados que formaban parte del ambicioso proyecto.
La expedición
En el año 1926 un grupo de paleontólogos estadounidenses realizó una expedición en el Río Quequén y las costas de Necochea en busca de fósiles de mamíferos de la Era Cenozoica.
Esa expedición quedó registrada en una serie de fotografías invaluables que muestran el antiguo puerto local, enormes carruajes cargados con bolsas de cereal, una competencia de natación en el río, excavaciones en los médanos y familias aristocráticas que pasaban sus vacaciones en el Hotel Quequén.
El objetivo de estas exploraciones era buscar mamíferos de la Era Cenozoica en Sudamérica y compararlos con otros animales contemporáneos de Norteamérica.
Los patrocinadores consideraban que Sudamérica era el lugar ideal para buscar fósiles, ya que aquí los mamíferos habían evolucionado en casi total aislamiento del resto del mundo desde cerca del comienzo de la Era Cenozoica (hace unos 65 millones de años atrás) hasta sólo unos pocos millones de años.
La Segunda Expedición Paleontológica Capitán Marshall Field incluyó varias excavaciones en Quequén.
La expedición era financiada por el Museo Field de Historia Natural de Chicago y en la actualidad entre sus colecciones se encuentran fotos tomadas en Quequén hace casi 100 años.
Un parque
Corría el año 1941 cuando desde las páginas de Ecos Diarios se intentaba dar impulso a un sueño que los necochenses esperaban hacer realidad: la creación de un gran parque en las riberas del Río Quequén.
Para llevar adelante aquel proyecto, se habían expropiado una gran cantidad de tierras a la espera de que el gobierno provincial cumpliera con lo dispuesto por una ley bonaerense de parquización de sectores aledaños a las rutas.
“No debe ser abandonada ni postergada la iniciativa referente a la construcción de un gran parque en la ribera del Río Quequén”, decía el artículo.
La iniciativa había surgido a partir de un decreto provincial de 1934 que establecía normas progresistas y modernas para la construcción de carreteras. Una de ellas, que se refería a “zonas parques”, fijaba el ensanche de las expropiaciones sobre franjas de 300 a 500 metros para los caminos de alta velocidad “que crucen o se aproximen a poblaciones de más de 5.000 habitantes”.
Esta medida intentaba, en primer término, dar seguridad al tránsito, porque se consideraba insuficiente desviar las carreteras del centro de las poblaciones y “era de temer que se formaran núcleos de población al margen del camino, creando nuevos peligros que la desviación de las carreteras trataba de evitar”.
En esa forma fueron adquiridas más de 20 hectáreas de las cuarenta y tantas comprendidas en la nueva “zona parque” y, de acuerdo con el artículo de Ecos Diarios, “se hizo un proyecto completo de parque, dentro de las mismas directivas que sirvieron para proyectar el ‘camping’ de Miramar”.
Pero como muchas otras cosas, el proyecto nunca se concretó y quedó en el olvido.
La travesía
En los primeros meses de 1981, cuatro jóvenes se propusieron realizar un raid en canoas desde el nacimiento del Río Quequén hasta su desembocadura. Juan Piergentile, de 22 años, Gabriel Bustos, de 20, Claudio Spaltro, de 19 y Marcelo Ovadía, también de 19, no sabían las dificultades que deberían atravesar para cumplir con su objetivo.
Pensaron que sería fácil, que el viaje les llevaría sólo unos días, pero tardaron 10 días en recorrer los 180 kilómetros de extensión del río, conocieron lugares que jamás había siquiera imaginado que existieran en nuestro partido.
La mañana del 8 de noviembre llegaron en una camioneta hasta la Colonia Juan de Garay, partido de Benito Juárez, donde se unen el Arroyo del Medio y el Ye Huincó y nace el Río Quequén.
En ese primer tramo, el río era tan bajo que en partes debían cargar las canoas. En otros lugares el cauce era muy estrecho y las barrancas casi se juntaban.
En ese primer día, los jóvenes aventureros se encontraron con un Río Quequén que nunca habían imaginado: salvaje, inexplorado y sorprendente. Grandes saltos de agua, barrancas altísimas y una soledad por momentos agobiante
Tras una travesía inolvidable, bajo la lluvia, llegaron al Rowing Club el miércoles 18 de noviembre, a las 18.30.
El Complejo Las Cascadas
El 13 de noviembre de 1983, se inauguró el Complejo Turístico Las Cascadas, que comprendía instalaciones sanitarias, vivienda del casero, fogones y canchas de bochas en el Parque Cura-Meucó.
El complejo también comprendía el camino ribereño desde el puente Domingo Taraborelli hasta Las Cascadas y la Estación de Piscicultura levantada en ese sector, en la marcha derecha del Río Quequén.
Una caravana de automóviles, compuesta por más de 200 vehículos, completó el recorrido por el camino ribereño, desde el puente Taraborelli hasta Las Cascadas, dejándo de esta manera inaugurado oficialmente el atractivo circuito turístico.
La habilitación se produjo tres años después de que las inundaciones derrumbaran el puente que unía ambas márgenes. Desde entonces, explicó el intendente César Christiansen durante el acto, “no había posibilidad de acceso a toda esta belleza”.
“Se hicieron varios intensos para rehacer los 8 kilómetros de camino, pero el enorme costo que demandaba la obra, fue una enorme traba”, explicó el intendente.
Aquel día de noviembre de 1983, también quedó inaugurada la Estación de Piscicultura, cuya construcción se vio postergada por la inundación del 80, y el nuevo puente Ardanaz.
El complejo turístico hacía realidad el viejo anhelo de los necochenses de mostrar las bellezas del Río Quequén.
No obstante, aún hoy, la mayor parte del Río Quequén continúa siendo un desconocido a pesar de su enorme potencial como recurso turístico.///