El Rodrigazo de 1975: el inicio de una crisis económica sin precedentes
El 4 de junio de 1975, el ministro Celestino Rodrigo anunció un paquete de medidas que provocó una fuerte devaluación, alza de tarifas y descontento social, marcando un quiebre en la economía argentina.
El 4 de junio de 1975 entró en vigencia un severo ajuste económico que pasaría a la historia con el nombre de “El Rodrigazo”, en alusión al entonces ministro de Economía Celestino Rodrigo. Las medidas, impulsadas bajo el gobierno de Isabel Perón y con el aval del entonces secretario de Coordinación y futuro presidente José López Rega, buscaban contener la creciente inflación y los desequilibrios fiscales, pero derivaron en una profunda crisis política y social.
El plan incluyó una fuerte devaluación del peso oficial —cercana al 100%—, aumentos inmediatos en las tarifas de servicios públicos (agua, gas, electricidad), transporte, combustibles y una liberación de precios que afectó al consumo popular. Las consecuencias fueron inmediatas: el poder adquisitivo de los salarios cayó bruscamente, la inflación mensual se disparó por encima del 30% y los gremios, hasta entonces alineados con el gobierno, iniciaron un proceso de protesta y movilización.
Entre los datos más impactantes del Rodrigazo se destaca que el salario real de los trabajadores cayó entre un 30% y un 40% en pocos meses. El costo de vida se duplicó entre junio y julio de 1975, y el índice anual de inflación cerró el año por encima del 180%.
El ajuste económico desató una ola de protestas obreras encabezadas por la CGT, que convocó a un paro general el 27 de junio de ese año —el primero en la historia peronista contra un gobierno peronista en funciones—. Este escenario debilitó notablemente a Isabel Perón, agudizó la fragmentación política del oficialismo y precipitó una crisis de gobernabilidad que culminaría con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
A casi cinco décadas de aquel episodio, el Rodrigazo es recordado como uno de los momentos más críticos de la economía argentina del siglo XX. Su impacto no sólo fue económico, sino también político y social, y marcó el inicio de una etapa de inestabilidad que tendría consecuencias duraderas para el país.
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