El verano en el que Necochea se transformó en la capital del rock
En enero de 1998 el anfiteatro cobijó durante 10 noches a grandes bandas y solistas. La apertura, a cargo del grupo mexicano Molotov
RAÚL JÁUREGUI
Redacción
El Festival en el bosque, que durante diez noches congregó en Necochea en el verano de 1998 a las mejores bandas y solistas de rock del país, fue el motivo de la columna radial que se basa en el archivo de Ecos Diarios.
En la cita semanal en el programa “Desde temprano”, por Ecos Radio, se recordó que la gran fiesta musical tuvo lugar en la segunda quincena de enero de dicho año, con el anfiteatro del Parque Miguel Lillo como escenario, y convocó a más de 30 bandas de rock nacionales e internacionales, algunas que estaban haciendo sus primeros pasos y que luego se consagrarían, siendo muy populares por estos días.
La organización estuvo a cargo de SAL Producciones, de Buenos Aires, con Germán Goenaga como representante en la ciudad, y el apoyo del municipio, por entonces encabezado por Julio Municoy.
La conducción de las diez jornadas a puro rock la realizó el carismático Pipo Cipolatti, quien fuera el líder de la banda de pop rock Los Twist, y que hacía entretenidos impasse mientras cada conjunto armaba sus equipos en el escenario.
Un debut internacional
Con la llegada de espectadores de varios lugares, como ocurriera recientemente con la presentación de La Renga, el festival tuvo una apertura a todo trapo: nada menos que con la banda mexicana Molotov, y el título del día siguiente de Ecos Diarios sentenciaba: “Molotov detonó en el Parque Lillo”.
La actuación de Molotov, un grupo formado en 1995, corrió el telón del festival. Llegaba de triunfar con el álbum ¿Dónde jugarán las niñas?, vendiendo más de un millón de copias y catapultando al grupo a la fama internacional.
La banda liderada por Micky Huidobro tuvo varios teloneros: para empezar la banda marplatense La Fabela, luego la mendocina Karamelo Santo y más tarde nada menos que Los Cafres.
Según las publicaciones de entonces de Ecos Diarios, hasta poco antes de que los mexicanos subieran al escenario, había escasas 300 personas en el anfiteatro, pero luego se llenó y se superó rápidamente los 1.000 espectadores.
Una lista asombrosa
En la columna radial se refirió que a lo largo de las jornadas del jueves 15 al viernes 30 de enero, subieron al escenario del Lillo nada menos que estas bandas y solistas: La Bersuit, Vox Dei, Viejas Locas, Los Visitantes, Attaque 77, Las Pelotas, Babasónicos, Illya Kuryaki, Fabiana Cantilo, Celeste Carballo, Man Ray, Pappo’s Blues, y Almafuerte, entre otros. ¡Un muy buen menú por cierto!.
Una de las novedades de esta cita del rock fue la cantidad de bengalas que lanzaba el público, a un ritmo futbolero e incluyendo a varios espectadores con camisetas de clubes de primera B metropolitana, sobre todo del Conurbano.
Entre las “perlas” de esas noches rockeras, en el final de la segunda jornada y luego de haber anunciado varias veces la presentación de Los Twits, Pipo Cipollatti realizó una versión hard de “Pensé que se trataba de cieguitos.
Por otro lado, en el caso del icónico grupo Vox Dei, liderado por Ricardo Soulé, interpretó algunos temas de su icónico clásico “La Biblia”, ante un público emocionado.
Con asistencias de público no tan acordes con la magnitud de los artistas, recién el domingo 25 de enero el anfiteatro se vio colmado de público. Esa noche tocaron Los Brujos, Illya Kuryaki y Babasónicos.
La novena noche tuvo como protagonista del cierre al padre del blues nacional: Roberto “Pappo” Napolitano, con una hora y media de show, resaltando la nota de Ecos Diarios una unión tal con la gente, que “Pappo se limitó a tocar y cantar solamente cuando era necesario, dejando los coros al público”.
El cierre del festival, que se retrasó unas noches por mal tiempo, estuvo a cargo de Almafuerte, liderada por Ricardo Iorio, quien minutos antes de la medianoche dijo un par de sus ingeniosas frases: “Ya nos vamos acercando a la tranquera”, y cuando los jóvenes empezaron a pedir bis, utilizó su brutal sinceridad para soltar: “No vamos a hacer esa gilada de escondernos en el camarín y después volver”.
Repercusión y recuerdo
A medida que se desarrollaba, el festival captó todas las miradas del mundo rock y empezaron a llegar periodistas de los medios más importantes del país y América latina, como los canales MTV y Much Music.
En general el anfiteatro, que tiene una capacidad de 1.500 espectadores, solo se vio desbordado en algunas de las diez noches, con mucha gente que obviamente escuchó los shows desde afuera. En alguna medida el público no respondió como merecía tamaño festival.
Seguramente para no arriesgar tanto dinero y en cercanías de lo que fue la crisis de 2001, en enero de 1999 los organizadores insistieron con traer buen rock a Necochea, pero esta vez a la sala del Cine Teatro París, donde entre otros se presentaron la Bersuit, Los Caballeros de la quema, Todos tus muertos, Ataque 77, y Pappos Blues.
En pocos días se cumplirán 27 años de este acontecimiento y tal vez en aquellos tiempos no nos dimos cuenta de lo difícil y, valioso a la vez, que fue reunir tal cantidad de bandas y de tanta calidad. Un verdadero hito artístico para Necochea.///
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