Elba Marcovecchio habló de la salud de Jorge Lanata
La abogada dio detalles de la operación
“Es un gladiador.” Con esas palabras cargadas de amor y fuerza, Elba Marcovecchio describió a su esposo, Jorge Lanata, tras la delicada intervención quirúrgica que atravesó en el Hospital Italiano. El periodista fue operado el miércoles por la tarde, luego de presentar un cuadro grave de isquemia intestinal, una condición en la que el flujo sanguíneo del aparato digestivo se ve bloqueado, amenazando la vida misma.
El procedimiento al que fue sometido, una cirugía laparoscópica, tenía un objetivo claro: restaurar el paso de sangre hacia sus intestinos y evitar complicaciones mayores. Lanata, un hombre que demostró una resistencia sobrehumana en repetidas ocasiones, volvió a enfrentarse a un nuevo desafío de salud, uno más en una larga lista.
Pero el dramatismo de la situación no solo recaía en los quirófanos. Al otro lado de la puerta, Elba, con la voz quebrada, compartió lo que fue esa jornada de incertidumbre: “Yo estaba cuando pasó. Ya son 117 días. Cada vez que Jorge tiene algo, me pongo muy nerviosa. Todos acá en el hospital lo saben”, confesó. Es inevitable la tensión que trae consigo cada complicación en la salud de su esposo, pero, como lo expresó ella misma, la esperanza se mantiene firme. “Yo tengo mucha fe.”
Tercera internación
El peso emocional de estas palabras resuena aún más al recordar que no es la primera vez que el periodista lucha por su vida. “Nosotros juntos llevamos diez internaciones, y esta es la tercera del año”, dijo la abogada, al revelar la cruda realidad de los últimos tiempos. Diez internaciones, una cifra que no deja de asombrar.
La operación fue exitosa, pero el camino aún es incierto. Elba fue honesta en su declaración: “Podría volver al quirófano, es una alternativa. Pero dejémoslo en manos de los médicos, ellos son los que saben”. Y es que, como bien destacó, su esposo está “en el mejor hospital del país, rodeado de un equipo de médicos brillantes que están pendientes de cada detalle, incluido su médico personal”.
El dramatismo del relato crece cuando la letrada revela un dato crucial: “Lanata no llegó consciente a la operación”. Una frase breve, pero devastadora. Es en esos momentos cuando la vulnerabilidad humana se muestra en su máxima expresión. La fortaleza y la figura pública se desvanecen, dejando solo al hombre, al esposo, al ser querido que lucha por su vida.
Aún con la tensión a flor de piel, Elba Marcovecchio mantiene una postura serena, confiada en que lo peor ya pasó, pero consciente de que la batalla no terminó. Jorge, “un gladiador”, como lo definió, enfrenta una vez más los designios de un cuerpo que le jugó malas pasadas. Pero, como siempre, la fe, la medicina y su propia tenacidad serán los pilares que sostendrán su recuperación.
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