En una decisión que sacudió el tablero político nacional, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, confirmó el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses respecto del calendario nacional. La medida, que busca como primer objetivo fortalecer la autonomía política y administrativa de la provincia más grande del país; y en una segunda etapa también mostrar fortaleza interna en el frente Unión por la Patria, abre la puerta a una estrategia más enfocada y territorial para enfrentar el escenario electoral de este año.
El desdoblamiento nos permitirá a los y las bonaerenses, votar autoridades provinciales en una fecha distinta a la de las elecciones presidenciales, lo que puede garantizar que los debates, propuestas y necesidades específicas del territorio no queden eclipsados por la agenda nacional. "La provincia necesita discutir su propio rumbo, sin interferencias ni condicionamientos externos", sostuvo Kicillof al anunciar la medida.
Esta jugada, lejos de ser improvisada, responde a una lectura aguda del panorama político: la posibilidad de construir una campaña con identidad propia, donde el oficialismo bonaerense pueda centrarse en mostrar lo hecho durante estos prácticamente 6 años de gestión, y, a la vez, diferenciarse políticamente del gobierno de Javier Milei.
Está más que claro esa diferencia entre UP y LLA, al menos lo intenta hacer visible Kicillof en cada acto político u oficial que realiza en las ciudades del interior provincial. Pero, más allá de las palabras y los discurso, el claro objetivo del mandatario es mostrarse como una renovación dentro del espacio peronista.
La decisión del espacio de Movimiento Derecho al Futuro (MDF), donde confluye no sólo Kicillof, sino también funcionarios de su gestión, legisladores provinciales y nacionales, y varios intendentes bonaerenses, como Arturo Rojas, no sólo está pensada en la elección legislativa de este año, sino también como una proyección hacia el 2027. Al menos, eso parece ser la visión a futuro.
Pero este anuncio, del cual ya se hablaba en los pasillos políticos platenses desde hace algunos meses, también generó un ruido en el corazón del kirchnerismo. La expresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, se mostró desde un comienzo en contra del pensamiento de Kicillof.
La postura de la última vicepresidenta se centra en la necesidad, a su entender, de nacionalizar la elección en el territorio más importante del país y, de esa forma, derrotar a los libertarios. Obviamente, también pensando en la renovación de la gestión hacia 2027.
Con la decisión ya tomada por parte del gobierno bonaerense, algunos de los alfiles políticos de la jefa del kirchnerismo han deslizado la posibilidad de que, ante este escenario, sea la propia Cristina quien encabeza la boleta a legisladores bonaerenses en algunas de las secciones (la Tercera sería la indicada).
¿Se genera una interna? Es la pregunta del millón de dólares por estos días. Pero, para algunos hombres y mujeres que suelen buscar la paz interna del peronismo, en lugar de una fractura, esto podría significar una movida que no solo reforzaría el frente electoral del oficialismo, sino que también marcaría una señal de compromiso con la reconstrucción de una provincia golpeada por las políticas de ajuste que se han implementado desde la Nación.
Una eventual candidatura de Cristina podría representar un punto de inflexión en la campaña. Su presencia en las listas provinciales traería un respaldo simbólico y político contundente a Kicillof, consolidando un espacio que no se resigna a perder la iniciativa frente al avance de propuestas neoliberales. ¿Será? Hoy parece difícil. Pero el peronismo, a lo largo de su historia, ha mostrado en más de una oportunidad la cintura necesaria para reunirse todo bajo una sola consigna, aún cuando las internas parecen no tener una solución racional.
En tiempos de incertidumbre y fragmentación política, el desdoblamiento se presenta como una oportunidad para redefinir prioridades, fortalecer liderazgos territoriales y volver a enamorar al electorado bonaerense con propuestas concretas, reales y posibles. La decisión de Kicillof no es solo electoral, sino que también es una apuesta por devolverle a la provincia su lugar como motor del desarrollo en Argentina.
Por supuesto, la decisión del gobernador también tendrá sus cuestiones a resolver en Necochea. Como marcábamos semanas atrás, el apoyo del Intendente a la gestión bonaerense abre el juego hacia la interna de Unión por la Patria local.
¡Nueva Necochea y UP en una misma boleta? Parece difícil que esto ocurra, ya que Rojas siempre dejó en claro que aún con estas decisiones, intentaría seguir manteniendo su independencia política necochense. Pero claro, el resto de los espacios que conforman el oficialismo bonaerense como el PJ, el Frente Renovador o los movimientos sindicales y sociales, saben que éste no será un año fácil y que el llamado a unidad que siempre predica Kicillof, puede ser un fuerte escollo a la hora del armado electoral.
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