En el corazón de la ciudad: mucho más que un paseo y un complejo de edificios
Para la mayoría de los necochenses y quequenenses la Galería Central es el lugar donde disfrutaron de momentos entrañables, por ello el incendio ocurrido hace una semana fue un momento de tristeza
La noche del sábado 26 de agosto, entre las decenas de personas se concentraron a ver cómo nubes de humo brotaban de la Galería Central, había muchas que estaban preocupadas por los residentes de los tres edificios construidos sobre el paseo, otros por sus comercios y algunos que simplemente recordaban momentos vividos en aquel emblemático lugar.
Es que el complejo que atraviesa el corazón de una de las manzanas más céntricas de la ciudad tiene un lazo emocional con la mayoría de los necochenses y quequenenses.
En algún momento de su vida todos han pasado por allí, algunos tuvieron allí su primer trabajo, otros su primer comercio, otros simplemente fueron allí a comprar o a jugar en la calesita e incluso hubo quienes allí dieron su primer beso.
Otros recuerdan la confitería Jockey Club, la parrilla que funcionaba donde ahora se encuentra el salón de fiestas o la radio.
Los más memoriosos recordarán el acuario y zoológico que fue habilitado poco después de la inauguración (Ver recuadro).
Es que la Galería fue durante décadas el lugar de visita obligado para todos los necochenses.
El perfil de los tres edificios de la Galería fueron durante años una postal que identificaba al centro de la ciudad.
A pesar de que el paseo fue inaugurado hace 60 años, el sueño había comenzado mucho antes: en 1948.
La inauguración, el 20 de junio de 1963, fue un acontecimiento sin precedentes en nuestra ciudad.
A fines de los cuarenta los propietarios de los lotes donde se construyó el paseo y los tres edificios eran Ramón Galparsoro junto a su esposa, María Aguirre y sus hijos políticos Arturo Salanueva y Jorge Mario Lafforgue.
El proyecto comenzó a concretarse tiempo después impulsado por la esposa de Galparsoro junto a Rodolfo Ardanaz y Juan Carlos Lafforgue. También se sumaron Carlos, Héctor, Alfonso y Enrique Ardanaz
Luego con los técnicos Juan Alberto Arano y el constructor Emilio F. Donato se formó la empresa constructora que comenzó con los trabajos en 1960.
La empresa Ardanaz, Galparsoro y Lafforgue S. A. fue propietaria del complejo cuya construcción demandó la utilización de 300.000 kilos de acero, 31.315 bolsas de cemento y 980.000 ladrillos huecos.
El proyecto de la galería incluía, una cuarta torre, donde habría un hotel y se continuaría con la galería, pero no prosperó.
Contaba uno de los nietos de Rodolfo Ardanaz que cuando su abuelo decidió apoyar el proyecto de la Galería Central junto a sus hermanos y a Juan Carlos Lafforgue, le preguntó por qué mejor no invertía el dinero en tierras.
Ardanaz, creador de una fábrica de maquinaria agrícola de trascendencia nacional, le respondió a su nieto que él quería dejar un legado.
No se equivocó. La Galería Central se adelantó a su tiempo y cambió definitivamente el perfil edilicio del centro de la ciudad.
A mediados del Siglo XX, el mercado imponía las galerías, por lo que rápidamente aquel proyecto se transformó en un gran éxito y no tardó en convertirse en el ámbito de gran parte de la actividad artística, cultural y social de la ciudad.
En los años 70 la confitería Jockey Club, ubicada en el entrepiso del edificio, recibía en las tardes y noches gran cantidad de concurrentes.
Otros recordarán las canchas de bowling, junto a los grandes ventanales del mismo entrepiso, sobre la calle 64.
En los 60 y 70, el país vivía otra realidad económica, por lo que los cien locales de la galería estaban ocupados y todos trabajaban.
Con el tiempo, los hábitos de necochenses cambiaron, la ciudad creció, también la zona comercial y las galerías céntricas (no sólo la Central) dejaron de concentrar la atención de los consumidores.
Pero el pasado sábado 26, cuando el humo comenzó a surgir por las puertas de la galería, todos sintieron que se estaba quemando el lugar donde se habían forjado muchos momentos felices de sus vidas.
Un acuario y zoológico
A fines de enero de 1964 comenzó a funcionar en el subsuelo de la Gran Galería Central un acuario y zoológico. La repercusión fue inmediata, unas 1.200 personas por día visitaban el lugar y pronto se incorporaron nuevos ejemplares a la colección.
Según un artículo aparecido en Ecos Diarios el 9 de febrero, el acuario contaba con un gran número de especies marinas, tales como arañas y cangrejos de mar, erizos, estrellas, pulpos, tiburones, anémonas rayas y peces raros provenientes de zonas tan alejadas de la nuestra como Malasia, China, la India, Siam, Malabar; México y Singapur”.
Estos ejemplares se encontraban en sus respectivas peceras, que estaban dotadas de calefactor automático, termómetro, luz propia y aireador.///
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