En el final de una época
Hace 30 años llegaba a la ciudad la obra “El bicho bajo la lupa”. Darío Vittori y Cristina Del Valle hablaban del incierto futuro del teatro en un momento en que la economía del país era otra, pero también inquietaba
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Ecos Diarios
“Este año es inminentemente electoralista, lo que hace que sea muy difícil para trabajar. Hay que tener en cuenta que en estas elecciones se juega la suerte del gobierno actual y esto crea incertidumbre en la gente”.
La frase, que parece haber sido dicha ayer, aparece en una nota publicada en junio de 1993 en un suplemento de Ecos Diarios. Quien así opinaba era la actriz Cristina Del Valle.
“Fijate la dificultad en Buenos Aires. Podrás escuchar que Mirtha Legrand dice que hay 15 o 20 obras en las carteleras de la calle Corrientes. Es cierto, pero sólo tres trabajan. ¿Te imaginás 7 personas en el Maipo? Es terrible, pero está sucediendo, y esta es la realidad”, decía la actriz.
Sus opiniones producen una sensación de deja vú, pero lo cierto es que hace 30 años la situación del país era muy diferente de la actual. En 1992 se había puesto en vigencia la Ley de Convertibilidad y con ella el famoso “uno a uno”. Sin embargo, esta medida había tenido sus consecuencias.
Del Valle había llegado a la ciudad junto a Darío Vittori con la obra “El bicho bajo la lupa”.
El conocido comediante recorría el interior con una obra que pretendía brindar al espectador la misma experiencia que si concurriera a un teatro de la capital.
Vittori tenía una extensa carrera como actor, pero había alcanzado la fama en los años 80 con su ciclo comedias por televisión. Vittori hacía una comedia por semana en la televisión y en esa época era considerado uno de los capocómicos nacionales.
Además, se lo considera el creador del “teatro veraniego”, con sus presentaciones en Mar del Plata, Carlos Paz y toda la costa atlántica.
“Estamos haciendo una gira por el país, trasladando en el camión toda la escenografía, las luces, en fin, todo lo que hace falta”, dijo Vittori a Ecos Diarios. “La intención es que la gente del interior vea el espectáculo tal cual lo puede ver el público de Capital”.
Al camión de la escenografía se sumaba una combi para los actores y que era conducida por el propio Vittori.
“Así vamos al Sur, al Norte… a donde se pueda ir”, señalaba el comediante. “La suerte con que estamos corriendo es demasiado dispareja: a veces nos va muy bien, en otros lugares, regular y en algunos muy mal”.
“Hay que tener en cuenta que el teatro depende de muchos factores, de la cosecha, de las inundaciones, por vos sabés que donde hay agua, la gente no tiene humor ni ganas de vestirse para ir al teatro”, sentenció.
Vittori también tenía duras opiniones para algunos colegas. “Creo que los empresarios están equivocados en cobrar 20 dólares la platea, y algunos hasta 27, porque están limitando el teatro para 150.000 personas que pueden pagar esa guita. Los demás tienen que mirar de afuera”.
Cambio de paradigma
A principios de los ‘90 se produjo el final de una época para el mundo del espectáculo en Necochea. Las décadas 60, 70 y 80 fueron de constante crecimiento, con la apertura de salas y la llegada de cada vez más artistas de proyección nacional que se instalaban en el verano aquí para hacer temporada.
A fines de los 60 y principios de los 70, con el impulso de un empresario propietario de varios cines en nuestra ciudad, llegaron a Necochea varios artistas que en aquellos años ya eran populares, pero que luego se convirtieron en estrellas: Sandro, Susana Giménez, Soledad Silveyra.
Aquí Sandro filmó escenas de su película «Gitano» y Susana Giménez protagonizó «Los Mochileros» con Ricardo Bauleo y Víctor Bo.
Al final de la década del 70, convulsionada por la política, el autoritarismo y el terror, Necochea vivió algunos de sus años más exitosos en materia turística. En aquellos años los teatros necochenses tuvieron sobre sus escenarios a artistas de la talla de Luis Sandrini, Raúl Rossi e Irma Roy.
Moria Casán, Luis Landriscina, Delfor Medina, Palito Ortega, Juan Carlos Thorry, Juan José Camero, Susú Pecoraro, Alberto Martín, José «Pepitito» Marrone, Pepe Soriano y Pedro Quartucci, fueron algunos de los nombres que se pudieron ver en las carteleras de aquella década.
En los 90, el caudal de artistas que llegaban a la ciudad comenzó a decaer hasta y la ciudad dejó de ser atractiva para los empresarios. Desde 2000 los espectáculos con artistas de trayectoria nacional se han convertido en algo excepcional.