En la Argentina empobrecida Necochea no es un iceberg
«La historia es la suma
total de las cosas que
se podrían haber evitado».
Konrad Adenauder.
Con los índices del 40,9 %, de pobreza dados a conocer la semana pasada con proyección del 50% este ascenso en diciembre abarcará al 34 % de los hogares argentinos; 56 % de menores de 14 años son pobres y el 10% de la población se encuentra en estado de indigencia y un descenso en la franja que oscila entre los 15 y 29 años, es decir 18 millones de pobres y 4.700.000 indigentes trepando todo en promedio en el conurbano. Esta es la Argentina de hoy, empobrecida, descendida en el subsuelo más profundo.
Si hay un culpable de esta tragedia es de quienes nos gobiernan desde hace años, cada cual desde su ángulo ideológico o analítico. Así podríamos ahondar en números y retrotraernos a épocas donde teníamos el PBI superior a todos los países de ésta región latinoamericana, habiendo estado destinados a crecer como los Estados Unidos cuando veíamos desde arriba a los que ahora son desarrollados y potencias en todo aspecto.
Desde 1910 a 1920, éramos el país en el décimo lugar en el mundo en prosperidad y no era antojadiza la frase «el granero del mundo». Sería muy difícil hacer un prolijo análisis retrospectivo del comienzo de la inflación, pero se nos viene a la memoria como dato ilustrativo, tomado de charlas en la redacción que, el precio del ejemplar de Ecos Diarios desde el 9 de junio de 1921 hasta junio de 1948 fue de 10 centavos, año en que se aumentó por primera vez, es decir 27 años sin mover un centavo el costo de esta tapa.
Vayamos a números que se contradicen propios de este aquelarre: en 2002 se cobraban siete millones de planes sociales lo único que creció en la Argentina, hoy, a casi veinte años con 19 millones. Ochenta años de inflación con el primer gobierno peronista ( 46-55) fue de 19 % anual, más alta que las de todo el siglo anterior; desde el 56 al 72, gobiernos civiles y militares la tasa se elevó al 29 % anual, en el segundo gobierno peronista ( 73-76) 74 % anual; recordar efecto «rodrizago en el 75, el “Proceso de Reorganización Nacional” no se quedó atrás, inflación anual 191 %; al final del gobierno de Alfonsín llegamos al 472 % anual; en el gobierno peronista de Menem al 58 %, con cierta estabilidad que se redujo por la convertibilidad, pero produjo el estallido del 2001, luego el peronista Duhalde y su ministro estrella Lavagna apagando incendios y produciendo otros; gobierno peronista de Kirchner, el 22 % anual, imposible medir a su continuadora Cristina F. de Kirchner por un Indec, manejando a su antojo, la era Macri arrojó 40 % en 2016, 24 % en 2017 y 50% en 2018.
Necochea y esta triste realidad
No es simple obtener datos concretos sobre la realidad imperante en nuestro distrito, con todas la potencialidad comparativa y competitiva, a pesar de contar con un marco natural turístico, hinterland portuario con todo su significado, no es levedad lo que nos ocurre.
Necochea tiene un índice que supera el cuarenta por ciento de pobreza, aunque sin la demostración gráfica de la indigencia, como en otras ciudades, donde la gente duerme en la calle y se afinca como puede y donde puede.
El déficit habitacional se muestra entre 6.000 y 7.000 viviendas un 30 % de la población y la desocupación, datos no fáciles de obtener, superaría el 42 %, con actividades denominados «changas» trabajo, generalmente de tareas menores y de subsistencia muy recortado, aún más desde marzo cuando comenzó la cuarentena y como si todo esto fuera poco con la falta de certeza sobre cómo será la próxima temporada de verano que posibilitaba en esos meses estivales en circunstancias normales una fuente laboral, ingreso de dinero rápido en la economía a través de las áreas como gastronomía, hotelería divertimento y todo lo vinculado al turismo.
Ha crecido notablemente el pedido de alimentos con la asistencia de bolsones con mercadería varia, que pasaron de 4.500 a principio de año a 12.000, una enorme progresión que parece incrementarse día a día, a esto hay que sumarle el requerimiento de ropa, colchones, frazadas, leña, garrafas y demás necesidades cotidianas.
Para no caer en el límite de la pobreza la familia tipo necesita $ 44.000, mientras el Estado nacional retiene ganancias sobre un sueldo de $ 52.000 dentro de este dislate la pregunta es ¿cuántas familias en el distrito de Necochea no llegan a esa cifra para no ser pobres según marca el Indec?, la verdad, muchas, lo que da la idea de que ese cuarenta por ciento de pobreza puede llegar a ser más alto.
Con el objeto de darle contenido a este comentario nos basamos en sectores claves para el análisis y la descripción de lo existente, los sindicatos de gastronómicos y de UOCRA Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina, para citar dos ejemplos; en el caso del primero, uno de los más golpeados entre cuarentena y crisis en los últimos meses ha quedado con la mitad de sus afiliados, el segundo se mantiene, dentro del debilitamiento, en forma algo más estable porque mucha gente, la que puede, está haciendo pequeñas reformas o ampliaciones en sus casas, invirtiendo en ladrillos que nunca pierden su valor.
La humanidad a través de la historia ha soportado todo tipo de pandemias y el mundo siguió andando, en tal sentido la cuarentena terminará con el tiempo y el virus con la vacuna y volverá la normalidad de nuestra vida.
Necochea ha tenido la fortuna del funcionamiento activo, normal, de la actividad agraria y portuaria, conteniendo ambos sectores ingreso de dinero que luego se ve reflejado en el quehacer diario y moviliza la economía tan permeable que vivimos.
Datos de nuestra economía
De los trescientos sueldos más altos del distrito de Necochea, 170 pertenecen al Estado u organismos descentralizados, ligados a los niveles del Estado, nacional, provincial y municipal, sueldos estimados entre los 150.000 y 500.000 pesos mensuales.
Vale la aclaración que no estamos promediando ingresos de empresarios grandes o medianos, o diferentes actividades como el agro, distintos comercios, sino estrictamente sueldos del erario.
El sector privado salvo contadas y grandes compañías no están sus dependientes dentro de los 200 primeros ingresos más altos en relación de dependencia.
Esto muestra claramente la fragilidad de la economía local, donde empresas de distintos rubros no alcanzan a generar lo suficiente económicamente para pagar a sus directivos sueldos acordes a los del Estado, o sea, ingresos estatales incompatibles con los de generación de riqueza.
Hay actividades escasas en este contexto de provocar un excedente desde el punto de vista económico, muchos de ellas hace años que no pueden ni siquiera reponer las amortizaciones de capital.
Otro detalle, tan sólo por dar un ejemplo lo constituye el hecho de ser una ciudad turística, que sin embargo hace más de 25 años que no se proyecta y no se construye un hotel, careciendo de los mismos frente al mar, algo que resulta ilógico.
Nada es fuera de contexto, se necesita movilizar las fuentes de la producción, aporte empresarial con reglas de juego claras, dar las condiciones para la inversión, abrir las puertas de la participación, todo tiene que ver con ese desempleo y pobreza que señalamos más arriba.
En medio de las dificultades puede residir la oportunidad, la Argentina no puede resignarse al «pobrismo» como si fuera habitual y parte de una postal costumbrista, no sólo es rebelarse, hacer demagogia o criticar sin participar es que vamos a intentar cambiar esta historia de tantas décadas, debe haber cambios muy profundos en un Estado que devora todo lo que producimos, un verdadero monstruo que ya cumplió 80 años y que nadie se anima o no quiere destripar.