Encontrar refugio en un abrazo de tango
Los bailarines Ana Genovese y Daniel Conde dictaron un seminario en nuestra ciudad y brindaron detalles de su experiencia en el mundo de la danza
Ana Genovese y Daniel Conde, dos jóvenes bailarines de tango de Mar del Plata brindaron recientemente un seminario de tango en la Escuela Municipal de Arte y, durante dos jornadas el público local tuvo la oportunidad que adquirir conocimientos y mejorar su baile, interiorizándose en aspectos relacionadas con esta danza popular argentina.
Durante su visita dictaron el taller de “Marca y recepción”, de “Vals”; el uso equilibrado de las energías en la pareja y finalmente brindaron un taller de milonga donde los asistentes pudieron conocer pequeños secretos y algunos recursos para perfeccionar el baile.
La pareja de tango se formó en el año 2010, junto a viejos milongueros de quienes han rescatado las bases fundamentales del baile social y tratan de respetar las bases del tango pero han realizado un trabajo desde la técnica del movimiento del cuerpo para que sea lo más natural posible y se logre un baile cómodo y funcional.
Los bailarines entienden que en lo que se refiere a los tiempos del tango, y a pesar que tienen muchas horas de ensayo, estarían en el inicio de su carrera “fue un crecimiento muy grande y ahora entendemos que hubo muchas etapas que no disfrutamos”, puntualizó Daniel Conde.
Recién hace un tiempo comprendieron que la técnica y todo lo relacionado con esta danza “tiene que ir de la mano del disfrute y eso es lo que queremos transmitir porque es algo que antes al momento de bailar no se veía”, afirmaron.
Disfrutar
Daniel, de 28 años y Ana, de 26, se formaron juntos y consideran fundamental ese aspecto “porque si nosotros estamos disfrutando creemos que el otro lo hace con nosotros”.
Los bailarines residen en Mar del Plata donde dictan clases particulares y realizan exhibiciones además de asistir a las milongas, “cuando uno llega a bailar después de un largo día de trabajo se olvida de lo que está pasando afuera”.
Ambos provienen de lugares humildes y juntos han vivido numerosas experiencias y entienden con notable madurez que “todo lo que no ha venido pasando encontró refugio en un abrazo”, en alusión a lo que les ha brindado el tango.
Lo que ellos sienten no difiere de lo que le sucede al resto de la gente “lo vemos en todos lados, cuando se cruza la puerta de la milonga desaparecen las clases sociales y todo lo que te paso, es como empezar de nuevo el día”, aseveraron.
Ana y Daniel empezaron a bailar juntos y son pareja en la vida, al joven le gustaba el tango desde chico en cambio ella había tomado algunas clases y cursó el Polivalente de Arte.
Un día que fueron a hacer una consulta a la facultad, en el frente de una peluquería, vieron un cartelito que decía “Clases de tango” y así, de la mano de Beto, comenzaron a transitar este camino, “todo lo tomé de él y nos transmitió que a bailar te puede enseñar cualquiera pero a quererlo no”, afirmó Daniel.
Sensaciones
Luego siguieron tomando clases con diferentes maestros en Buenos Aires y siguen residiendo en Mar del Plata donde se dedican a dar clases privadas y respecto a su modalidad de trabajo explicaron que “casi no mostramos figuras, buscamos que la gente memorice sensaciones con su cuerpo, tratamos de tocar algo que es muy profundo y en grupo se dificulta”, manifestaron.
Los bailarines realizan exhibiciones en Mar del Plata y Buenos Aires y se mostraron satisfechos con la experiencia de poder mostrar lo que hacen a través de seminarios, “siempre tratamos de hacer lo mejor y cumplir con las expectativas”, puntualizó Ana.
Cabe mencionar que durante su visita a nuestra ciudad participaron de una milonga organizada por Santiago Betanzos y Lucas Gentile, donde también hicieron una exhibición.
En opinión de los tangueros, al igual que en las grandes ciudad, en Necochea “falta orden en la pista pero hay muy buena predisposición para aprender y sobran ganas”.
Su pasión es bailar y, como una muestra de su humildad y generosidad, en la milonga acostumbran mezclarse entre la gente, “bailamos tanto con el que sabe como con el que toma clases desde hace un mes”, dijeron.
Su manera de enseñar es muy amena y acuñan la frase “el que mejor baila es el que se divierte” como una vía de acceso para que la etapa de frustración sea lo más corta posible.
Proyectos
En el mes de noviembre tienen previsto viajar a Brasil durante un mes, ocasión en que visitarán San Pablo y Río, y una vez allá combinarán el descanso con algunas exhibiciones.
El tango a nivel mundial está haciendo furor y consultados respecto a cómo ven bailar a los extranjeros opinaron que “están centrados en la técnica, en la perfección y se olvidan de divertirse para que no sea un baile frío”.
Está íntimamente ligado a nuestro acervo cultural, lo bailaron nuestros abuelos y no obstante los artistas entienden que “cuesta generar gente nueva en el tango porque demanda mucho tiempo y muchos momentos de frustración” y sobre el particular agregaron que “estamos habituados a que todo sea rápido pero en dos o tres meses no se aprende a bailar”.