Encontró en el deporte el lugar para volver a sentirse completo
Agustín Cecchini, postrado en una silla de ruedas, juega al básquetbol y es director técnico de dos equipos de fútbol
No existe forma de menguar o reparar el dolor que significa quedar postrado en una silla de ruedas a los 18 años. Sin embargo, gracias al deporte, Agustín Cecchini ha encontrado un lugar donde volver a sentirse completo, poniéndose objetivos y sin ser menos que nadie. Hoy con 28 años, encabeza desde la cancha un proyecto para armar un equipo de básquetbol en silla de ruedas, junto al entrenador Mauro Mazzucchelli, y además se encuentra estudiando la carrera de director técnico de fútbol, pasión que ya ejerce en dos instituciones, en Deportivo Vida y el equipo senior del Club Ameghino.
Nacido en nuestra ciudad, Agustín jugó al fútbol desde los 5 años hasta aquella fatídica jornada en 2010 cuando yendo a jugar un partido, defendiendo los colores de la Reserva de Villa del Parque, sufrió un grave accidente que lo dejó cuadripléjico. De allí transitó un duro peregrinar buscando rehabilitarse, en Mar del Plata y también en La Plata. “Me ayudó mucho, porque después del accidente en la columna no podía ni mover las manos, y pude mejorar hasta tener una paraplejia”, explicó.
En el deporte
Y cuando menos lo esperaba, jugando en una plaza con amigos, el deporte volvió a su vida cuando pensaba que lo había perdido. “Yo lo único que pensaba era volver al fútbol. Pero cuando los médicos me dijeron que no podían hacer más, se me había caído el mundo”, sentenció por ya no poder mover las piernas. Estando en Mar del Plata, lo invitaron a sumarse al Club Circulo Deportivo de Lisiados (CIDELI), con un amplio programa deportivo. “A lo primero estaba como negado, no quería ir. Pero cuando vi que había mucha gente en mi situación, fue distinto. Éramos todos iguales. Me emocionó al ver que podía volver a competir, ponerme una camiseta, escuchar un silbato…a partir de ahí no me dieron más ganas de abandonar”. Eligió el básquetbol, aunque nunca lo había jugado antes.
De Selección
En 2012, gracias a la obra social Osprera pudo continuar su rehabilitación en La Plata, en un instituto privado. Allí siguió compitiendo para el equipo A.D.I.A.R. y sus rendimientos le permitieron viajar por todo el país, jugando en Mendoza, Córdoba o Chubut. Incluso recibió el llamado para integrar la preselección Argentina Sub-23 de básquetbol en silla de ruedas, pero otra vez la desgracia dijo presente en su camino: “15 días antes de viajar a la convocatoria me quebré el fémur, en un traslado, cuando me estaban moviendo del auto a la silla de ruedas…ese fue otro bajón que me dio”, confiesa.
Ya residiendo nuevamente en nuestra ciudad, intentó sostenerse en la actividad deportiva viajando a Mar del Plata, pero con el tiempo se hizo imposible. “Era mucho desgaste, me enfermé un par de veces, y me recomendaron los médicos que no hiciera tantos viajes”. Y así el deporte pasó a ser un recuerdo por casi 4 años.
Puertas abiertas
Aunque no podía jugarlo, las puertas del fútbol igualmente se le abrieron con la opción de sumarse como entrenador. En 2018 se incorporó al cuerpo técnico del Club Gimnasia y Esgrima de Necochea. “Tengo que agradecer siempre a Corcho Arrieta, que fue el primero que me permitió tener un sueldo después del accidente, y a Pedro Gutiérrez que me dieron la oportunidad de estar con la Reserva y ser ayudante de la Primera. Así me metí en el fútbol otra vez, me dediqué a ser entrenador. Comencé yendo a charlas y cursos”. Hoy está al frente de dos equipos, con Deportivo Vida y en el Club Ameghino. “Yo tuve una vida precaria, todo me costó y voy saliendo de a poco. Nunca cobré una pensión y tuve que salir a vender a la calle para pagarme las cosas. El deporte hoy es lo que me saca de todo”.
Esta semana, además, recuperó la alegría de volver a jugar al básquetbol, en un espacio en el Polideportivo Municipal. La escuela funciona lunes, miércoles y viernes, pudiendo los interesados contactarse con el entrenador o bien con la Dirección de Deportes al teléfono 2262-520461. “A los 28 años ya pensé que no iba a practicar más el deporte. Pero Mauro Mazzucchelli se ofreció a entrenarme y esperamos que se pueda sumar más gente”. En un par de días, el grupo ya sumó cuatro integrantes y las expectativas siguen creciendo. ///